New Heaven: Diario de Clare.

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El viaje hacia Coldspring fue breve, o al menos así se sintió. El trayecto se trató de música, conversaciones sin sentido y unas buenas horas de sueño reparador. Cuando se viaja con alguien que recala en tu zona de confort, el paseo se vuelve agradable, como uno de esos momentos que desearías que no acabaran nunca. Esos instantes que, a pesar de ser tan simples, sabes que los mantendrás y guardarás como un recuerdo preciado.

Ya nos encontrábamos camino a dicho lugar. La verdad sabía que me pasmaría ver todo con mis propios ojos, pero era algo que debía hacer. Sabía que ella no tenía conciencia de los mensajes de voz, es más, que tal vez no conservaba noción mi existencia. Pero a pesar de todos los inconvenientes, era mi deber estar a su lado, como siempre debió ser. Sí, me dejé llevar por mi cobardía y el miedo que sentía respecto a esta situación. ¿Me odiaría? ¿Recordaría con lucidez a nuestros padres? ¿Me culparía por su muerte?

Respiré hondo. Mi vista se fijó en el gran letrero de entrada "Hospital Psiquiátrico New Heaven". El lugar era enorme, aunque cuidadosamente cercado y visiblemente anticuado. El estilo antiguo de las ventanas se repetía por todo el edificio principal, al igual que en los dos subsectores de los alrededores. La entrada se encontraba descuidada y falta de atención. Amplias áreas verdes y un gran portón de metal nos separaban del edificio.

Helen me observó confuso. Claro, debía explicarle la situación. Pero, ¿cómo? Sabía que él me apoyaría, lo sabía. Sin embargo, aún así era complicado.

—Hm, Clare ¿Qué hacemos aquí?

—Tenías curiosidad por saber a quién le llamaba diariamente, ¿no?

—Sí, sólo que... —se restregó su oscuro cabello negro ceniza, algo incómodo. —No entiendo del todo ¿Un hospital mental?

—La verdad esto es muy importante para mí. —hice una pequeña pausa para mirarle a los ojos. Aquellos ojos azules, que a pesar de estar cubiertos de marcas de cansancio, eran alucinantes. —Tal vez únicamente quería tu apoyo en ello.

El pálido chico tomó mi mano en una evidente señal de aliento, mirándome sonriente.

—¿Vamos?

—Vamos. —correspondí su agarre de manos con más fuerza. Tenía miedo y mi corazón latía rápidamente.

La viejas puertas se encontraban cerradas, así que debimos tocar un par de veces antes de que una mujer de avanzada edad, abriera una pequeña ventanilla en una de las puertas. Si la situación se analizaba con detención, era bastante escalofriante.

—¿Sí? —preguntó sin más la mujer.

—Estamos aquí de visita.

La ventanilla fue cerrada para ser seguida por un ruido de llaves, cadenas y otros objetos metálicos. Ambas puertas se abrieron un par de centímetros; los justos y necesarios para que ingresáramos.

Por dentro el sitio era aún más anticuado que por el exterior. El entorno se encontraba descuidado, viejo y polvoriento. Un escalofrío recorrió mi espalda. En el centro de la recepción se divisaba una enorme escalera de caracol, por los costados un montón de pasillos y habitaciones, y a la izquierda un gran mesón donde se hallaba la recepcionista, quien luego de abrirnos, se situó en su asiento de inmediato.

Nos acercamos a ella algo incómodos. La mujer leía una revista, ignorando nuestra presencia por completo. Carraspeé la garganta para llamar su atención.

—¿Desean algo? —posó sus ojos por sobre la revista, con indiferencia.

—Sí, hemos venido a visitar a Victoria Daemon.

—¿Daemon? Lo siento, sólo familiares pueden realizar visitas. —abrió un estante archivador que se encontraba junto a ella y sacó un documento de él. —Aquí no existe registro familiar alguno.

La trabajadora dejó caer el documento sobre el mesón, dándonos a ver los registros familiares de la paciente. "Padres: Fallecidos", "Hija única". Claro, yo me encontraba bajo la tutoría de Miss Adeline, la directora del orfanato de Coldspring; por lo tanto mi nombre no figuraba en ningún lado.

—Soy Clare Daemon, hermana de Victoria.


Buzón de voz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora