"Insensibilidad ante las palabras.
Vulnerabilidad ante las acciones.
Miedo al acercamiento.
Sin demasiado remordimiento.
Moverás las piezas del ajedrez.
¡Jaque Mate! Has ganado otra vez.Una sonrisa falsa.
Las letras empezarán a fluir.
No tendrás escapatoria.
Ha venido a por ti.¡Alabado sea el rey!
Y todos sus siervos.
Uno a uno caerán.
Empezando por la torre sin más.Una jugada tras otra y aquí estamos otra vez.
Enfrentados cara a cara.
Uno ha de vencer.Insensibilidad ante las palabras.
Vulnerabilidad ante las acciones.
Miedo al acercamiento.
Sin demasiado remordimiento.
Moverás las piezas del ajedrez.
¡Jaque Mate! Has ganado otra vez."Justin se apartó del balcón y miró hacia los costados. No había absolutamente nadie que lo detuviera de hacer una estupidez.
—Si la vida es como un ajedrez —pensó en voz alta— ¿Qué pieza soy yo?
Truenos a la distancia interrumpieron abruptamente sus pensamientos. Una tormenta enorme se avecinaba.
Y estar, precisamente en el balcón en aquellos momentos no era la mejor idea que Justin podría haber tenido para un sábado en la noche, con lluvia y rayos acechando.
Sin embargo, algo le había atraído hacia allí. El olor a aire fresco y el silencio pacífico de aquel lugar, nada comprados con su hogar, lleno de gritos y con olores indescriptibles, empezando por el cigarrillo que su madre siempre sostenía entre sus labios, siguiendo por el carísimo perfume de su padre, y el desodorante ambiental con fragancia a "pradera".
Sus hermanos pequeños correteando por el suelo y derribando todo a su paso. Gritando, riendo, llorando. Siempre ruidosos.
Con cada día que pasaba, Justin se convencía cada vez más de que no pertenecía a aquella familia.
Siendo el diferente, el "arruina momentos", el que nunca está presente, el distraído.
Con una exhalación Justin sacó un pequeño medallón de su bolsillo.
Un ave reflejó su cara en el metal pulido.
—Volar —su mente se remontó años atrás, cuando aún vivía con sus padres biológicos y su madre acababa de llegar a casa.
Siempre llevaba sobre su cuello aquel medallón, y le contaba a Justin innumerables historias del cielo, cómo los ángeles volaban en lo alto, rozando las nubes, y viéndose también, forzados a volver a aquel lugar que ellos llamaban "hogar".
—Llamarás hogar, al lugar donde estén aquellos que te esperan —le había dicho en ese entonces. Justin no había entendido lo que quería decir, pero ahora lo hacía.
Miró hacia el cielo y pidió un deseo.
—El volar, chico, no te devolverá a tu familia —una voz tras de él lo sobresaltó.
De pronto el ambiente se había tornado frío, y un viento fuerte corría en el balcón.
—Ellos están allí. Mi familia —Justin no pensó en voltear. De hecho, apretó con fuerza el medallón contra su pecho. No se había dado cuenta hasta aquel momento, del olor a almíbar y metal, una mezcla dulce que embriagaba el aire. Sangre.
—Piensa otra vez, porque no habrá un después, y mucho menos pienses en un final feliz.
—Este no es un cuento que empezará con un "había un vez" y mucho menos acabará con un "felices por siempre". Pero el "será" es igual de prometedor.
—Volar... —la voz del ángel sonaba ahora perdida y distante. La visión de Justin se nubló, y pudo sentir cómo caía su cuerpo al vacío eterno de la oscuridad, atravesando el aire a una velocidad vertiginosa. Pero no tenía miedo por él. Ya no había nada que le quedara en aquel lugar, más que promesas rotas y un dolor interminable. —Volar, Justin, es la sensación más placentera que podrás encontrar en todo el universo.
Y fue entonces cuando unos brazos lo tomaron de los costados y, lentamente, sintió elevarse en lo alto. El roce de las nubes contra su piel, y, por sobre todo, el frío extremo de la atmósfera.
—Un ángel —otra voz dijo. Parecía lejana, pero las palabras rebotaron en su cabeza como si sólo estuviera a su lado. —abre los ojos y déjate caer. Ya no existe nada en tu vida que quieras. Renunciarás a todo y a todos. Serás un ser superior. Sólo déjate caer.
Justin abrió los ojos lentamente y se encontró así mismo en el borde del balcón. Balanceándose entre la vida y la muerte, con la voz de un ángel aún en su cabeza.
—Un paso más, y estaré allí —se dijo. Un paso más y la caída segura al vacío de la calle 88 no sería nada. Podría volar. Podría ir allá, donde las almas sueñan con ser libres. En el cielo...
—¡Justin! —una mano sujetó la suya y lo jaló hacia atrás. Cayó de espaldas en el cemento frío, ahora bañado por el rocío de la lluvia, que ya empezaba a caer.
Al levantar los ojos, se encontró a los de Ariana.
—Volar, Ariana —ella negó rápidamente con la cabeza y colocó una mano en su mejilla.
—Volar no es lindo Justin. Conserva los pies en la tierra.
Su mano se movió lentamente hacia su pecho, y se detuvo en su corazón.
—Las almas puras —dijo finalmente— son las que se merecen este mundo.
—¿Es...? —Ariana siguió la mirada de Justin. Él miraba al cielo, parecía ansioso y a la vez temeroso.
Un ángel, de piel pura y alas ahora mojadas por la lluvia, pasó sobre ellos, proyectando una enorme sombra hacia los dos jóvenes.
—A veces caerás antes de volar —fue lo único que salió de sus labios, antes de que su silueta desapareciera entre las nubes de tormenta.
—Somos peones —susurró Justin, aún con los ojos en el cielo. —Todos peones. A la espera de una orden, lo primeros en morir, seremos nosotros, cuando llegue la hora.
—¿Qué dices? Nada de eso, vamos adentro, o vamos a resfriarnos.Antes de que saquen conclusiones, piensen, que no todos los ángeles tienen alas, y algunos han olvidado como volar.
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One Shot's ➳ jb & ag
Fanfiction¡Hola! aquí subiré One-Shot's de Jariana (Justin Bieber y Ariana Grande) Algunos míos otros adaptados. ¡Disfruten!