Capítulo 32.

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PDV Joice:

Miré nerviosamente mi reloj una y otra vez, acomodé mi top, caminé al sofá y me senté con las piernas cruzadas, extendí mi mano y golpeé mis dedos contra el brazo del sofa. Volví a mirar el reloj y suspiré.

- ¿Aun no llega? -preguntó Mari sentándose a mi lado, miré mis uñas y negué-. Tranquila Joy, ya va a llegar.

- Ya van a llegar -corregí haciendo enfasis en el «van», ella abrió los ojos como platos y se levantó rápidamente.

- ¿Quienes van a llegar?

- Seba y Chaz, duh - Mari abrió los ojos aún más y llevó su índice a su boca mordiendo su uña.

- ¿Ch-h-a-az? -sonreí inocentemente-. ¡JOICE ALEXA PACHECO! -amplié mi sonrisa intentando parecer una niña buena-. ¡De esta no te salvarás!

Me levanté y comenzé a correr hasta la habitación de Mari y me encerré ahí.

Abrí el armario y busqué un lindo conjunto para que pudiera verse hermosa para Chaz, elegí un short de tiro alto color blanco, una sudadera color burdeo, un chaleco de lana y zapatillas a juego con el short, lo acomodé ensima de la cama ignorando los fuertes golpes en la puerta que propinaba Mari desde el otro lado, caminé hasta la puerta y la abri lentamente sin borrar la sonrisa de mi rostro.

- Te tengo preparado algo -hablé y la tomé de la mano adentrándola en la habitación, ella se limitó a fruncir el ceño y gruñir-. Te lo pondrás sin oponerte o tendré que atarte de manos y pies para poder vestirte.

- ¡Oye!

- ¿Qué? -me encogí de hombros-. Mari nos conocemos desde niñas. Ahora vistete amiga -cerré un ojo y caminé hasta la cama y me senté a esperarla.

PDV Paulina:

Miré el techo y tallé mis ojos, dejé de lado el libro y me levanté para tomar un vaso de agua. Llevaba unas cuantas horas leyendo sin parar y estaba tan concentrada en mi lectura que ni cuenta me había dado de las horas que llevaba ahí.

Caminé hasta la cocina y cogí un vaso llenadolo de agua helada, lo bebí de un solo trago y deje el vaso en el lavaplatos.

La puerta principal se abrió arrastrando un agudo chirrido, me asomé por la puerta de la cocina y vi a Maca y Cessar tomados de la mano, enseguida una sonrisita se asomó por mis labios.

- Hola -dije alargando la "o"-. ¿Qué hacen acá? -hice enfasis en el "hacen".

- Hola Pau -Maca caminó hasta mi y tomó mis manos-. Venimos por ti.

Miré a mi amiga y luego a Cessar esperando una explicación.

- ¡Vamos al cine! -exclamó Maca mirándome fijamente y pude notar un brillo especial en sus ojos, suspiré y negué.

- No iré -continue negando frenéticamente y Maca frunció el ceño-. ¡No quiero ser la que toca el violín! -en mis labios se formó un puchero.

- No lo harás.

- ¿Por qué? -pregunté a Cess.

- Ya verás -se encongió de hombros y entrecerré los ojos.

- No iré -cruzé mis brazos bajo mi pecho.

- Oh, sí que lo harás señorita. -sentenció Maca y me arrastró hasta la habitación.

(...)

Bajé del auto aun gruñendo, Macarena me había obligado a vestirme y acompañarlos al cine, apesar de todas mis suplicas, ella me obligó.

Malas decisiones. |Justin Bieber|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora