v. calum

310 32 12
                                    

Sin importar qué, sentía esa intensa emoción de empezar un nuevo día, era como si no tuviese nada que perder, y que aquel nuevo día no sería más que para crear más recuerdos, y hacer historias con fotografías.

Calum abrió los ojos de par en par, y con una ligera pereza que se apoderó de él, se enredó en sus sábanas lilas quedando de frente a la ventana, y cubierto hasta las orejas. Sonrió un poco, y se quedó observando como las luces ligeras del sol, comenzaban a filtrarse por su ventana, traspasando las cortinas de color durazno para después formar un lindo contraste de colores con su habitación. El efecto tindal que daba la luz, lo fascinó y no pudo evitar querer a alguien a su lado aquella mañana para observar como lo maravilloso del día comenzaba alzarse. Porque, claro, ya hacía un tiempo en el que había decidido que las cosas más bellas merecían ser compartidas.

Movió sus sábanas a un lado, y se levantó caminando directamente hacía el baño. Colocó un poco de música en la habitación, mientras que All Time Low se escuchaba con ánimo a su alrededor, y comenzó la misma rutina de siempre, lavó sus dientes, y se dio una ducha. Después, de haberse enredado en una toalla, caminó hacia su closet, y en el camino, se encontró con una fotografía tirada en el suelo, era una fotografía sobre un cigarrillo a medio terminar, que ya hacía días que la había tomado.

Sonrió ante la fotografía, y ante el recuerdo del rubio con olor a vainilla. Dicen que el algo que te recuerde a una persona, es maravilloso, algo de lo que debías sentirte orgulloso si decían que se habían acordado de ti, puesto que significa que tienes un lugar en el corazón de esa persona, quizá pequeño, pero lo tienes. Calum creía firmemente en esto, por supuesto. Siempre había tenido la esperanza que alguien le dijera tales palabras, aunque en cambio, él era el que las decía, y no le importaba, en realidad le hacía feliz tener a tantas personas en su corazón.

Frunció el ceño al notar que la fotografía se encontraba rota de una parte. Caminó a su escritorio, cogió unas tijeras y cortó la parte defectuosa.

Así está perfecto, pensó.

Sonrió y la colocó dentro de su Álbum de recuerdos. Finalmente se dirigió a su closet y suspirando comenzó a buscar algo adecuado a vestir aquel día. Escogió un par de jeans rotos, claros, unas Vans desgastadas, y una blusa color rosa y lila con unas pequeñas perlitas en el cuello, la blusa más preciada que tenía, la que más le hacía sentir, de alguna forma...lindo... Pronto ya se encontraba vestido, forcejeando con el que la blusa pudiera cerrar y eso no le hizo más que sentirse mal. ¿Era el o la blusa se había encogido?

"¡Mali!" gimió llamando a su hermana. Y con el dorso de su mano, secó unas cuantas lágrimas llenándole los ojos.

Llamaron a la puerta, y una Mali Koa radiante apareció cubriéndose los ojos.

"¿Estás visible?"

"¡¿Qué le has hecho a mi blusa?!" estalló el moreno, con un ligero gorgoteo. Y tratando de parecer mucho más exigente se cruzó de brazos, haciéndole parecer más cómo un chiquillo haciendo un tierno puchero.

Mali permaneció presionando los ojos en un intento fallido de ignorar la pregunta.

"Creo que se encogió un poco..."inició la mayor.

"¡Mali! ¡Sabes cuánto adoro esta blusa y..." gimoteó.

"¡Oh! ¿Oíste eso? Creo que ya está listo nuestro desayuno" dio media vuelta y comenzó a andar por el pasillo.

"¡Mali!"

"Te lo recompensaré luego, Cal."

Bufando, Calum se giró de nuevo para cerrar la puerta, de un tirón se quitó la blusa, y buscó un plan B, no encontró lo que esperaba, pero seguía funcionando un poco, cogió un suéter blanco que con letras de color rosa pálido decían; mermaid. Y lo deslizó por su cuerpo, finalmente parándose frente al espejo, el alma le cayó a los pies al notar que ese no era el aspecto que quería conseguir, algo en su interior comenzó a moverse y a respirar pesadamente, las lágrimas le brotaban ligeramente de los ojos. No le hacía sentirse lindo.

vanilla » c.h + l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora