4.

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Me encontraba tirada en mi cama mirando el techo estrellado de mi habitación, había sido un día muy largo y extraño de cierta manera. Luego de lo que había pasado con el chico extraño que ahora sé que se llama Hugo no hable durante el día, me aterro su mirada, su forma de hablar ronca y sexy y sus ojos negros que me penetraban como si logrará ver mi interior, pero había algo en esos ojos que se me había hecho extraño, reflejaban madurez, pero no hablo de pubertad, hablo de vejez, como si su forma física no va con su edad.

Creo que te estas volviendo loca.

¡Cállate! Eso fue lo que vi.

Era más de las cinco, el sol ya se estaba poniendo, me levanté de la cama por el rugido de mi estómago, no había comido nada desde la escuela, no sé cómo había sobrevivido. Al llegar a la cocina me detuve, este era el momento, la hora ha llegado y no hablo de la de mi muerte.

Me imagino una vida con hijos en una casa campestre y con el repartidor.

Yo también.

Tome el teléfono entre mis manos y marque el número que ya me sabía muy bien de memoria, espere y espere y al cuarto tono me tomaron la llamada, sonreí por mis adentros para ocultar lo nerviosa que estaba, pedí una típica pizza de jamón y un refresco pequeño.

Solo falta esperar al día de nuestra boda.

Exacto.

Me lance sobre el sofá y coloque la película de crepúsculo amanecer I era la que más me gustaba de toda la saga, aunque tenía parte que no eran buenas ver, pero al diablo, ¡que viva el sexo!

Me lance al sofá y espere a que tocarán a la puerta, estaba ansiosa y nerviosa pero ver la película me hizo relajarme un poco, aun no puedo creer que aunque la haya visto más de diez veces aún me sorprenda lo que pasa en ella, como la muerte de Bella.

Tocan a la puerta sobresaltándome, los nervios que antes habían opacado ahora estaban a flor de piel, camine temblorosa a la puerta, suspiré, arregle un poco mi vestimenta y miré mi reflejo en la pantalla de mi celular.

Estás meramente decente.

Tome el pomo de la puerta y lentamente abrí, el olor a pizza llego a mis fosas nasales antes de abrir la puerta completamente, sonreí seductoramente, y al abrir la puerta por completo me lleve la sorpresa del siglo.

¿Pero qué diablos...?

Hay, tras la puerta, con una mirada siniestra, mirándome de manera intensa y con una caja de pizza en sus manos, se encontraba el mismo diablo en perdona denominado; Hugo.
Retrocedí mientras el avanzaba, al entrar completamente a mi casa cerró la puerta tras su espalda, continúe retrocediendo hasta que mi espalda impacto contra una pared, su cuerpo presionó el mío mientras su mirada me observaba detenidamente, estaba asustada, su presencia me daba terror. Bufo en mi cara haciendo que los pelos de mi nuca se pusieron de punta.

- ¿Ordenaste una pizza? -asentí lentamente- bien. -se separó de mi permitiéndome respirar, lo observe caminar hasta el sofá dónde se dejó caer, hasta ahora había notado la mochila que colgaba de su espalda la cual lanzó hasta el otro lado de la estancia.

- ¿Qué... Qué haces aquí? -me odiaba por ser tan pendeja, era solo un chico.

Un chico raro y que puede violarte.

Cierto.

- Aquí voy a vivir desde ahora.

¡Esperen! ¡¿Qué?! Acababa de decir que va a vivir aquí, en mi casa y lo dijo como si no tuviera la más mínima importancia, ¿¡Qué?!

Busca una escoba y sácalo a palos.

- Estás loco. Vete ahora mismo de mi casa antes de que llame a la policía. -dije mientras señalaba la entrada, de un minuto a otro todo el miedo que sentía por él había desaparecido.

- No me voy. -dijo- y llama a la policía, veremos qué pasa. -se veía relajado, como si nada le importara.

Quería enterrarle un cuchillo en la frente, pero era una persona serena y me controlaría, por ahora.

Camine desesperada hacia él y tome su musculoso y marcado brazo, intente levantarlo del sofá para arrastrarlo a la puerta, pero diablos, pesaba y no lo lograba mover ni un solo milímetro, suspiré y me deje caer en el suelo mientras escuchaba como reía, esa risa era hermosa, me quede embobada mirándolo hasta que él me pilló chorreando baba.

- ¿Por qué quieres vivir aquí? -pregunte mirándolo desde abajo, era condenadamente hermoso.

Concéntrate.

- Por ahora no te puedo decir, pero pronto lo sabrás. -dijo centrando su atención en la película, iba una de esas partes eróticas y yo instantáneamente me sentí incomoda.

- ¿Me vas a violar? -pregunte.

- Mira fea, si quisiera violarte ya lo hubiese hecho. -trague saliva y me coloque de pie, me deje caer a su lado y lo observe por unos minutos.

- ¿No puedo hacer nada para evitar que te quedes? -pregunte mientras veía la película.

- No. -suspiré y tome un pedazo de pizza, hasta ahora me había olvidado de mi estómago rugiendo.

- Mi nombre es...

- Se cuál es tu nombre Mel, yo lo sé todo de ti. -susurro.

Sin más remedio me concentre en la película, o eso intente, quien se puede concentrar con la mirada penetrante del chico sexy a mi lado, además estaba el hecho de que ahora vivía con un extraño, no sabía nada sobre él además de su nombre y no podía hacer nada para sacarlo, imagínense que pasaría si las personas del instituto se enteran de esto, o mi padre, ni me lo quiero imaginar.

(...)

La película ya había terminado, me puse de pie para desechar la caja de pizza, había estado deliciosa y en ningún momento Hugo le había puesto un dedo encima aunque sus ojos lo deseaban.

- ¿Dónde dormiré? -di un pequeño vote en mi lugar, él estaba justamente detrás de mí, respirándome prácticamente en la nuca.

No respondí, me aleje de él y camine hasta la única habitación sobrante que quedaba justo frente a la mía, la abrí, esta todo intacto, siempre la mantenía arreglada para cuando Sofía se quedaba a dormir, me di la vuelta y él otra vez estaba dentro de mi burbuja, me eche para atrás buscando espacio.

- Está es la habitación donde dormirás, no te acomodes mucho. -escucho una baja risa de su parte antes de entrar y cerrar la puerta en mi cama.

Entre a mi habitación y me deje caer sobre la cama, estaba demasiado cansada, mañana no iría al instituto si seguía de esta manera, aunque apenas era el primer día.

Me puse de pie y busque en mi armario mi pijama de donas, comencé a desvestirme hasta quedar en ropa íntima, luego tomaría un baño, tal vez mañana o dentro de una semana, entre al pequeño baño de mi habitación y cepille mis dientes, odiaba tener frenos aunque se me veían bien, solo faltaban dos meses y me libraría de ellos. Salí del baño y busque mi pijama, me coloque el pantalón de algodón de esta y....

- Necesito jabones para mi baño. -Hugo entro de repente a mi habitación, no sabía con qué cubrirme y lo hice con mis manos, mi cara se tornó roja de la rabia y lo único que quería ahora era matarlo.

- ¡No te enseñaron a tocar! -grite furiosa.

El muy idiota toco la puerta y luego sonrió.

- Si, se tocar. -dijo con burla, sus ojos dejaron de mirar los míos y descendieron por mi cuerpo, camine rápidamente hacia la cama y tome mi remera de pijama- Oh, no me dejaste memorizar.

Entre a mi baño y busque lo que el muy idiota estaba esperando. Quería golpearme internamente por no haber llamado a la policía cuando tuve opción. Cuando salí del baño con los jabones intente lanzárselos a la cara pero los atrapó a tiempo, a sólo unos centímetros de su rostro, a eso llamo buenos reflejos.

- Buenas noches Mel...

I Will Protect You [IWPY#1] (Sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora