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«Motel» "ABIERTO"
Martín tenía un poco de repugnancia y miedo, su madre de la alta sociedad lo acostumbró a despreciar las cosas que no eran de su "Clase", Lamentablemente la madre había muerto de un ataque al corazón.
-Bueno, aqui voy- dijo desconfiado.
Martín tomó sus 2 maletas junto con los 3 paquetes ya qué eran sumamente importantes. Se percató que no había nadie más a excepción de un auto último modelo, pero no había rastro de una persona, Martín camino sin detenerse ya eran las 00: 45. Martín entró y se percato que decía " Habitaciones Disponibles".
- Hola... Buenas Noches-
Nadie le contestó.
El ambiente de la entrada era lúgubre, había música de ópera al fondo tal y cómo una historia de horror.
«Toque la Campana» decía un pequeño trozo de papel.
¡Tin! Sonó.
-Ya voy- gritó alguien adentro.
Martin no aguantaba el pesor de las maletas y las dejó encima del tablero.
- Si , buenas noches- mencionó un viejo de 70 años, con muchas canas.
- Hola, buenas noches quisiera una habitación-
-Claro, la única disponible es la número 8 -
Martín fruncio el entrecejo.
-Oiga eh, ¿esa es la unica disponible?-
El anciano le hizo un gesto de enojo.
-esa es la única- le espetó
-Pero no veo más autos-
-Sabe qué joven, los demás están en el pueblo y si no quiere esa maldita habitación se puede largar-
Martín quedó pasmado.
- estabien anciano démela-
El anciano tomó las llaves de la habitación y se las tiro en el tablero.
- Son 100 la noche, y si se quiere hospedar más días me dice-
Martín ni de loco se quedaría mas días.
-¡Firme aqui!- le gritó y le aventó un bolígrafo.
Martín lo tomó y estaba firmando y a la vez maldecía al viejo.
-¡Tomé!- gritó Martín y se lo tiró.
El viejo lo tomó y se fue hacia adentro.
Martín tomó los paquetes y sus pertenencias y las llevó hacia su habitación.
Todo estaba oscuro y sin estrellas, no había nadie en las habitaciones, supuso él.
-Ay porqué la habitación es la última- exclamó, la habitación 8 era la última, Martín había visto que en las películas siempre los hoteles llegaban a la habitación 12, pero en ese hotel llegaba hacia la habitación 8.
Martín llegó a la puerta y tomó sus llaves y abrió la puerta.
-¡Qué asco!- exclamó con repudio.
La habitación estaba desordenada y sucia, la cama estaba desordenada como que la hubiesen usado en un acto sexual. -Estúpido Trabajo, estúpida habitación y estúpido Hotel- dijo enojado, Martín dejó sus pertenencias a un lado.
Martín no sabia donde quedarse, la cama estaba "sucia" y en el suelo habían gusanos muertos.
-Maldigo a ese anciano ¡Me estafo!-, Martín se percató que había un sofá-cama en un ropero, y estaba limpio, Martín sacó una sábana de su maletín y se durmió, pensando en el trabajo que tenía que hacer al siguiente día.

100 VírgenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora