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Entré al ascensor y toqué el botón en donde se encontraba la planta de rehabilitación; había pasado una semana del accidente, y Sam aún seguida internada en aquel hospital, en rehabilitación por las heridas que había sufrido.

Bajé del ascensor cuando éste se detuvo en el piso tres y me encaminé hacia la pequeña recepción que había al final del pasillo.

-Tu amada se encuentra en la terraza-me indicó Betty, la enfermera encargada de ese sector, cuando me vio acercarme. Señaló con la cabeza en la dirección, y sonrió-. Ya sabes dónde queda.

Le sonreí en agradecimiento y fui hacia donde me había indicado.

Abrí la puerta de vidrio que separaba la terraza del lugar en donde se encontraban los pacientes, encontrándomela parada, mirando el horizonte.

Me quedé unos cuantos segundos, admirándola: el viento movía su cabello más oscuro que el de su hermano; tenía sus brazos cruzados, abrazándose.

Me acerqué hasta ella y me posé detrás de ella, tomando su cintura entre mis brazos. Su cuerpo reaccionó ante mi ya conocido tacto.

-¿Pensando otra vez? -murmuré en su oído.

-Me hubiera gustado haberlo conocido.

-O conocida-agregué, depositando un casto beso en su mejilla.

Se quedó en silencio.

-No me imagino como madre, no sabría que hacer-confesó, dándose la vuelta y quedando enfrentada a mí.

Sonreí. -Serías la mejor madre, no hay duda de eso.

Sonrió en respuesta y pasó sus brazos por mi cuello, en un fuerte abrazo.

-Si tienes tantas ganas de saber cómo serías como madre, podríamos intentar averiguarlo ahora-susurré en su oído.

Rió ante mis palabras, y un leve rubor cubrió sus mejillas.



Safety; mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora