La mujer de mis sueños

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CAPITULO I

Aquella noche, era una noche lluviosa, me dispuse a ir a mi bar favorito, me senté en una pequeña mesa en una esquina y espere a que me llegara mi bebida. Pero en un momento incierto mi mirada se cruzó con la de ella, nunca olvidare esos hermoso ojos miel, de aspecto perdidos y tristes. Me arme de valor y me acerque a esa hermosa mujer, alta, de cabello largo y claro, no se puede decir que es rubio, pero es bastante claro, su piel blanca, tersa, suave, su hermosa figura de mujer, perfectamente delineada y sus labios! sus hermosos labios tan carnosos con ese hermoso tono carmín que solo a ella le puede quedar tan espectacular y seductor.
Me acerque, le invite una copa y conversamos, de cosas interesantes, de cosas tontas, de cosas alegres, de cosas tristes.Aquella noche terminamos muy tomadas así que la invite a quedarse en mi casa ya que la suya estaba retirada, llegando a mi casa saque una botella de vino y dos copas, encendí la chimenea y nos sentamos junto al fuego, aquel fuego que le daba un aire de misticismo y una belleza impresionante, aquel fuego que bailaba y brincaba ante su sonrisa, aquella sonrisa que me cautivaba y me hacía delirar, por un momento pensé que era el vino lo que me tenía de esa manera, pero no, era la euforia al verla sonreír.
El fuego se consumía, y la botella se acababa, parecía que nos conocíamos de toda la vida, entonces me acerque, acaricie su mejilla, que tomo un tono rosado que contrasto perfectamente con sus labios, me acerque lentamente hasta que mis labios probaron la dulzura de los suyos. El exquisito calor que de su cuerpo emanaba encendió algo en mi ser, en mi alma... en mi corazón!Ella toco mi mano y cada uno de los bellos de mi cuerpo ser erizo, reaccionaron ante su calidez. Me separe de ella y trate de disculparme pero ella me pidió que no dijera nada, se levantó y bajo la bragueta de su vestido, desabrocho su sostén, dejo al descubierto sus hermosos pechos, se arrodillo ante mi y nos besamos, pude sentir sus pezones rosar contra mi brazo, entonces empezó mi locura.
Ella me quito delicadamente mi playera, mi sostén, yo acaricie sus pechos y ella los míos, se levantó y con una sutil delicadeza baje lentamente sus bragas, y bese esas hermosas piernas, me levante y me quite el pantalón, y las bragas, fue entonces que ella se abalanzó sobre mi... en ese momento toda mi casa se convirtió en una cama para las dos. Terminamos recostadas de nuevo junto a la chimenea, el fuego se había extinguido, estábamos desnudas, ella saco de entre su bolso un cigarrillo y lo encendió, en ese momento yo estaba sumergida en una inmensa felicidad y paz, nos recostamos abrasadas, desnudas.Antes de dormir ella dijo "Yo quiero estar contigo, aun en sueños"

Diario de un amor lesbicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora