{cinco}

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Hacía una semana que no iba al colegio. Seguía tirada en la cama. Sin hacer nada. Sin salir a comer. Nada. Eramos mi guitarra y yo. Mi vida, en esta última semana, se basaba en eso. 

Estaba más flaca, tomaba solamente agua. ¿Y si Martin no me quería porque estaba gorda? ¿Y si adelgazo y me quiere? ¿Y si se fija en mi?, esas preguntas no tenían solución, hasta que unos golpecitos en mi puerta me "despertaron". Porque sí, para mis viejos estaba durmiendo. 

-_____, ¿puedo pasar?

-Sí, Nacho, pasá. -

-Bueno, pero abrime. -me paré de la cama, le puse un poquito de color a mis labios y le abrí. Cuando entró, volví a cerrar la puerta. 

-¿Qué te pasa, enana? -me miró fijamente y frunció el ceño. 

-Nada Nacho, ¿qué queres? -pregunté un poco seca. 

-Epa, pará, me mandó mamá, ¿o preferías que suba ella? -negué con la cabeza rápidamente. 

-Bueno, pero ¿qué pasa? -repetí.

-Nada, ¿hace cuanto no comes? -se sentó en mi cama. 

-Una semana, o un poco más creo. -me miró sorprendido. -¿Qué? ¿Nunca dejaste de comer por una semana? -pregunté, como si fuera lo más normal del mundo. 

-No puedo dejar de comer por un día, ¿vos me estas cargando? ¿Sabes lo que eso implica?

-¿Y si Ramiro no me quiere porque estoy gorda? -dije, él me miró raro. Claro, dije Ramiro. 

Ramiro. 



Me salvaste [ramiro nayar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora