Quiero una mala muerte
a estas almas inciertas.
Torturarlos al honor que le hacen,
pesa ellos, te dan vergüenza tu alabanza.
¿Por qué no vivir
atado a su correa?
me saludan con una mirada amarga.
Cuando pasa un envidiar desesperada. ¡Ah! ¿Por qué no me maldiga?
¿Por qué no me francamente dan la espalda?
Esos ojos suplicantes y perdieron. Ellos engañan y siempre se trata de mí.