Mis enemigas bailan,
en mi rostro
un sendero dibujan,
me veo como un monstruo.
Pequeñas lárguense,
me vuelven vulnerable,
nadie debe verlas, contenganse
pero no me vuelvan maleable.
Palabras con la dureza de un vidrio,
pero sin su color,
se vuelven en mi interior un martirio,
y solo de dos lugares proviene su olor.
Mis enemigas,
hermanas gemelas tienen,
ellas son mis amigas,
cuando vienen, no se detienen.
Ambas iguales
unas tienen color de vidrio
otras tienen sus propiedades
y unas no me causan martirio.
Porque de mi no emanan,
sino de aquella madre
que todos miran
y se preguntan ¿que forma tiene?
