Robbers. {c.h}

Capítulo 27.

Una mañana más como otra de las muchas que habían amanecido

juntos,Brooke fue la primera en despertarse al oír unos suaves golpes

en la puerta.

Maldijo por lo bajo mientras trataba de girarse para seguir

durmiendo,pero un brazo en su cintura se lo impidió.

Abrió los ojos de golpe dándose cuenta de que Calum aún seguía allí.

Comenzó a moverle ligeramente mientras trataba de despertarle.

-Calum-susurró cerca de su oído-Calum despierta.

-No me importaría despertar así todos los días-dijo con voz

ronca-aunque podrías ser más considerada.

-Calum,Luke está llamando a la puerta,tienes que esconderte.

-Esto se está empezando a volver costumbre-dijo mientras se levantaba

y se dirigía a la ventana.

-¿No piensas esconderte?

-Ya me voy cariño,te veo esta noche.

Calum se encontraba a punto de bajar por la ventana cuando un impulso

hizo que pusiese una mano en la puerta antes de que Brooke la

abriera.La chica se giró con una expresión de confusión en su rostro

que a penas le dio tiempo a apreciar ya que posó sus labios sobre los

de ella.

Comenzó siendo un tierno beso por parte de ambos que llegó a

intensificarse para luego volver a hacer que la intensidad descendiese

y se separasen.

-¿A qué viene-

-Me apetecía hacerlo-contestó interrumpiendo su pregunta.Le dedicó una

última sonrisa antes de bajar por la ventana dejándola estática en el

mismo sitio y en la misma posición.Se llevó la mano derecha a la boca

para acariciar con la yema de sus dedos sus labios.

-Brooke,¿puedo pasar?

Dio un salto en su sitio y rápidamente se echó un vistazo en el espejo

más cercano esperando que sus labios no se hubiesen enrojecido,algo

que por desgracia ocurrió.

Abrió la puerta con la mano en la boca mientras fingía bostezar.

-Buenos días-dijo al verla.

-Buenos días-dijo echándose a un lado para dejarle pasar.

-He dejado varios vestidos sobre mi cama,todos son para ti.Uno de

ellos te lo pondrás esta noche pero no podrás volver a ponértelo más

para asegurarnos,así que escoge bien.

-Supongo que gracias-contestó bajando la cabeza.En aquel momento no

podría decir si había agachado la cabeza para evitar que descubriese

el tono de sus labios o por la forma en que la hacia sentir oírle

hablar de aquella forma con ella del tema.

Aún no se había hecho a la idea de que la hubiese metido en aquello y

mucho menos de que ni siquiera se mostrase arrepentido por usarla de