Capitulo 3: "La apuesta"

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'Tener álgebra a primera hora de la mañana deberia ser ilegal' pienso mientras escucho a la profesora explicar las ecuaciones logaritmicas.

— ¿Entienden hasta ahi? — pregunta la profesora Lovelaw a la clase.

— Siiii... —  responden todos al unísono con un ligero movimiento de cabeza. Yo ruedo los ojos.

'Mentirosos' pienso. Simulan entender, cuando en realidad ni siquiera están prestando atención.

Cambio de dirección mi mirada y lo veo a Taylor. Esta sentado en el banco contra la pared, con el codo apoyado en la mesa y su cabeza sobre la mano de ese mismo brazo. Lo quedo observando un momento y vuelvo a mirar al frente. Después de unos minutos, mi mirada se dirije a él de nuevo, pero esta vez Taylor me esta mirando. Me sorprende su mirada y él me sonríe dulcemente para que yo luego se la devuelva.
Durante la clase, nuestras miradas se cruzaron varias veces y con ellas siempre una sonrisa.

Cuando finaliza la clase, me retiro del salón con mi bolso para dirigirme a hacia mi casillero. Una vez allí, coloco la clave para abrirlo:
'2-2-1-0-9-7'
Eschucho el click que hace la traba del casillero y lo abro. Lo primero que veo es la foto de mi familia pegada al fondo, luego veo mi iPod, mis auriculares y por ultimo mis libros.

Reviso los horarios de clase que tengo pegado en la puerta y suspiro. En 40 minutos tendria que entrar a rendir el examen de química, para el cual no se absolutamente nada. Tengo que aprobar si o si este examen para no rendirla en marzo. Estoy perdida. Resignada tomo hojas de mi carpeta y las guardo en el bolso preparandome para rendir.

  
— Oye, Sam... — siento que me llaman. Asomo mi cabeza por detrás de la puerta del casillero y lo veo a Taylor acercarse con una sonrisa. Lleva puesto una remera camuflada, con unos jeans rotos y su bolso colgando de un hombro. Su mano izquierda en el bolsillo de adelante del pantalón, hace que se vea jodidamente bueno. Suspiro y le sonrio.

— Taylor... — lo saludo cuando finalmente se acerca.

— ¿Aburrida la clase de matemática?

— Sí, yo diría que bastante — sonrio.

— Como siempre — bromea sin dejar de sonreír — ¿Que clase tienes ahora?

— Tengo el examen de química - digo cabizbaja — ¡y estoy mas perdida que nunca en toda mi vida!

— Vamos... química no es tan dificil — intenta animarme.

— Pues, para mi si —  respondo — y si no apruebo este examen tendré que rendir toda la clase — digo mientras cierro mi casillero y Taylor se apoya con el hombro sobre la pared.

— Bueno, si quieres te ayudo a estudiar. Quimica para mi es fácil...  — propone.

— ¿En serio harías eso? — pregunto emocionada con la idea de tener la posibilidad de aprobar.

— Pues, claro — responde sonriente — ven, toma tu libro y hojas, que ¡vamos a estudiar química!  — dijo con cierta euforia en la voz.

Tomo las cosas y lo sigo hasta la biblioteca para que me explicara el tema. Cuando llegamos, nos sentamos en la primera mesa que encontramos vacía.

— Bien... tenemos 30 minutos para que aprendas química — dice frotando las palmas de su mano — ¿que temas tienes que rendir?

— Pues, rindo química orgánica: alcanos, alquenos y alquinos — digo mientras ruedo los ojos.

— Ah, pues más fácil aún  — dice presumido — comenzemos

Mientras Taylor me explica, comienzo a notar que los conceptos pasan de confusos a entendibles.

— Y no te olvides, para convertir un alquino en alcano hay que romper el triple enlace molecular

Asiento.

— Ya está, entendiste todo el contenido. Estas lista para aprobar ese examen — dice cerrando los libros.

— Todavía no me siento lista.

— Te ira bien, te lo prometo — asegura mientras se para de su asiento y yo lo imito.

— No lo creo — suspiro resignada.

— Vale, haremos esto — dice cambiando el peso de su cuerpo a la otra pierna y colocando sus manos en la cintura, dejando los brazos con la forma de una jarra — Si tu obtienes mas de ocho en el examen, significa que yo tenia razón y te regalo chocolates como premio por el esfuerzo...

— ¿Y si no apruebo?

— Pues, tu me regalas chocolate por... — hace un silencio pensativo — en realidad... no lo se, pero me  regalas chocolate.

Ambos reimos y comenzamos a salir de la biblioteca para llegar a tiempo a mi examen.

— ¿Que clase tienes ahora? — le pregunto de camino por el pasillo mientras él me acompaña a mi examen.

— Idiomas —  responde. Luego frena abruptamente  — aqui es... aqui rindes — dice mirandome fijo.

— Lo se... —  respondo con mis ojos en los suyos, dejando ver mi nerviosismo y miedo en la mirada.

— Te ira bien... ya veras  — me anima, yo asiento.

— Gracias por ayudarme Taylor — le agradezco y el me sonríe.

— Vale... ¿apuestas o no? — me pregunta con los brazos cruzados y una sonrisa.

Sonrio.

— Tenemos una apuesta —  le digo mientras le estrecho la mano en señal de acuerdo. El hace lo mismo y nuestras manos se encuentran. Nos miramos y sonreimos durante unos segundos hasta que tengo que entrar al salon. Nuestras manos se separan y quedamos enfrentados.

— Vale, ya tengo que entrar. Diviertete en tu clase de idiomas — bromeo.

— Lo haré.

Me alejo de Taylor y le doy la espalda caminando hacia adentro del salón. Casi ya estando adentro escucho:

— ¡Suerte, Sam!

Me detengo y giro sobre mis talones para verlo una vez mas. Lo veo parado en el mismo lugar donde estaba, con las dos manos dentro de los bolsillos de adelante del jean, sonriendome.

Sonrio, no puedo evitarlo.

Nos observamos desde lejos unos segundos con sonrisas en nuestros rostros hasta que finalmente me doy vuelta para ingresar a la clase, pero sin antes decirle:

— Gracias, Taylor.

El chico de mi claseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora