Tres.

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Esta era la cena más aburrida de la historia. Mis padres y los Fray's hablaban de negocios y de cuánto dinero tenia cada uno. Mientras tanto Connor, el hijo de los Fray, se mantenía ajeno a todo, no parecía interesado en la plática de sus padres, ni en la comida en su plato, mucho menos en mí, parecía estar tan aburrido como yo. Una mujer regordeta se acercó para retirar los platos de todos.

—Connor, hijo ¿Por qué no llevas a la señorita a conocer nuestro jardín? — habló el señor Fray.

Maldecí internamente, extrañaba a Axel.

El chico del cabello castaño casi rubio dijo algo entre dientes para él mismo y se levantó. Todos me miraron así que supuse que debía ponerme de pie también. Seguí en silencio al chico que caminaba hacia la puerta para salir del comedor, ninguno de los dos dijo nada mientras caminábamos por un pasillo. Al fondo, abrió una puerta dejándome pasar primero, todo lo que observe era verde, es pasto recién y perfectamente cortado era verde, arbustos y pinos verdes, rosales con rosas blancas y rojas, unas tantas diversas flores de muchos colores, pude divisar un poco a lo lejos una gran fuente justo en el medio, grandes faroles alumbraban los diversos caminos dándole un aspecto ligeramente romántico.

***

—Connor es perfecto para nuestra hija. — mi madre alegaba sobre mí y Connor siendo una pareja. Yo trataba de escuchar la conversación lo menos posible.

—Charlotte ¿Me estas escuchando? Te dije que mañana saldrán a una cita. — dijo llamando mi atención. Bufe. —Necesitas un nuevo vestido, mañana enviare a alguien, quedaras preciosa.

—No necesito un nuevo vestido, tengo cientos que podría usar.

—No seas tonta, esta es una ocasión especial y necesitas un nuevo vestido. — recalco.

Como siempre, se hace lo que ella quiere.

***

No sé a dónde me dirigía, solo sabía que el vestido rojo corte corazón era muy incómodo a mi parecer.

Mi teléfono vibró dentro de mi bolso pequeño, lo saque ya que iba en el auto con mi chofer y no tenía nada más que hacer.

"Axel se irá hoy, tienes que contarle la verdad. Está en el aeropuerto. –Dante."

Mi corazón se detuvo. ¿Se ira? ¿Y no me dijo nada? Las lágrimas se acumularon en mis ojos, no puedo permitirlo. No puede irse, tendré que decirle la verdad, lo amo, no lo quiero perder. Busque mediante las ventanillas una oportunidad de escape. El cielo estaba nublado y el agua caía fuertemente, con este clima no habrá vuelos, puedo alcanzarlo.

Bendito sea el tráfico en Nueva York, aproveche un embotellamiento para abrir la puerta del coche y salir corriendo sin escuchar los gritos del chofer. Mi tacón se rompió al correr así que solo me lo saque. La lluvia caía sobre mí mojando mi cabello y arruinando mi vestuario, ya me las vería después con mis padres, ahora no me importaba. La gente corría a esconderse de la lluvia mientras yo corría con una meta en mi cabeza: llegar a tiempo. Central Park se volvió un reto, bicicletas, personas, todos se atravesaban en mi camino mientras yo corría como si no hubiese un mañana, recibiendo algunas miradas y uno que otro insulto de las personas que empujaba seguía corriendo, mis piernas ardían, sentía que iba a caer pero no me detuve. A este paso no llegaría nunca al aeropuerto. De un puesto tome una bicicleta y le lancé mi tarjeta al hombre que salió a reclamarme. "Cárgala a mi cuenta" fue lo único que dije.

Tratando de no atropellar personas con mi bicicleta nueva pedalee hasta que pude ver el aeropuerto. Con desesperación me adentre al lugar entrando en pánico, había gente por todos lados, corrí ignorando a mis piernas que gritaban por un descanso. No sabía si él todavía estaba aquí, pero deseaba que estuviera.

— ¡AXEL!— lo puedo ver, es él. Corro con más fuerza. — ¡AXEL! — grito más fuerte.

Puedo ver como gira y mi mundo se ilumina. Me abro paso entre la gente y llego hasta el para abrazarlo. Quiero sollozar pero me resisto. Sus manos me apartan de él y estoy confundida.

— ¿Qué haces aquí? — suena molesto y mi labio empieza a temblar, lo muerdo para detenerlo y me preparo para hablar.

—Cenicienta vino en busca de su príncipe.

— "Cenicienta" le rompió el corazón a su "príncipe" y ahora se siente culpable. ¿Qué quieres Charlotte? — dice con molestia. Quiero llorar.

—Estar contigo...— comienzo pero me interrumpe.

—Te metiste en mi pecho, fuiste muy profundo y después solo saliste sin avisar, sin pedir siquiera disculpas, y te llevaste el amor que sentía por ti Charlotte...

—No es lo que crees. — trato de explicarle pero me interrumpe de nuevo. Mis ojos se llenan de lágrimas.

—Lo que creo es que me usaste, me engañaste, jugaste conmigo. Te reías de mí en mi cara y yo era tan ciego que nunca lo sospeche, así que ahórrate el armar una escena y vete a casa. — dice y mi mundo se viene abajo, otra vez.

—Por favor. — no puedo retener las lágrimas y estas salen y se mezclan con el agua de lluvia.

—Voy a irme. — dice. — Y no voy a volver, así que por favor retírate, que seguro tu novio te esta esperando.

—No hay ningún novio. — quiero explicarle de nuevo. —Tú serás siempre el único.

—Eres tan propensa a cambiar de opinión y estoy seguro que tarde o temprano te aburrirás de mí y me echaras, y me sentiré un idiota de nuevo por haberte creído. — sollocé. Estaba lastimándome, me lo merezco pero no de esta forma.

— ¿Quién te dijo que me iría? Porque estoy seguro que no lo averiguaste por tu cuenta.

—Dante.

No dijimos nada.

—Vete Charlotte. No voy a quedarme solo porque cambiaste repentinamente de opinión. — dice en tono frio.

Siento como mi corazón se estruja en mi pecho. Si tan solo me dejara explicarle. Yo nunca quise esto, no quise herirlo, no quiero que esto termine así.

—Perdón...— empiezo pero no me deja continuar.

—Vete— repite. —Si no te quitas esa ropa mojada te enfermaras. Y búscate a alguien que se trague tus mentiras, porque yo ya no.

Una corriente va desde mi pecho hasta mis manos, como un escalofrío, mi corazón está roto y nadie podrá arreglarlo, solo él.

Levanta las maletas del suelo y se da la vuelta. Lo veo alejarse y me duele, incluso más que el día que lo vi salir por la puerta de mi departamento. Es definitivo, no lo volveré a ver nunca, perdí al amor de mi vida, y no lo voy a recuperar, si tan solo supiera a donde va me iría con él, pero no creo que le haya dicho a alguien.

Cubro mi rostro con mis manos. Estoy tan avergonzada, tan dañada. Mis sollozos se hacen más fuertes y hay miradas puestas en mí. No puedo soportarlo más y salgo corriendo de ese lugar. Quiero llegar a mi departamento, esconderme en mi cama y no salir de ahí nunca más.



Mariposa Azul (She)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora