Apocalipsis. ◆◇◆

Llamas. (5)

- ¡Ah!-Exclamo aterrado ante la imagen de la bala atravesando su cráneo.

- Listo.-Guarda el arma.

- ¿Listo? ¿Eso es todo lo qué tienes que decir?-Pregunta molesta Ashley.- Acabas de matarlo.

- Estaba infectado.-Arruga su nariz.- Y no permitimos Miedos aquí dentro.

- Dios.-Lleva ambas manos a su nuca.- Era su amigo. ¿De verdad no sienten pena? Yo estoy estupefacta.-Abre sus ojos de par en par.

- El conocía el Protocolo. Individuo infectado, Individuo muerto.

- ¿Y por qué no lo revisaste al menos?

- Porque perdería el tiempo.-Se oye un grito.

- Entonces haber perdido el tiempo no te sirvió de nada...-Sisea. El la fulmina con la mirada y comieza a correr.- Vamos a ver que pasa.-Asiento y la sigo. Un olor a quemado inunda mis fosas nasales y al alzar la mirada veo una casa quemandose.- ¡Dios mio!-Exclama Ashley, paso un brazo por delante de ella y la detengo.- ¡Menuda mierda!

- Los gritos vienen de allí.

- Hoy habra carne a la parrilla.-Miro concentradamente el hogar.- Joel...

- ¿Si?

- No me digas que piensas...

- Exacto.-Asientos lentamente juntando el coraje para entrar.

- ¡No! ¡Tu no vas a entrar! ¡¿Escuchaste hijo de...?!-No la dejo terminaron porque comienzo a correr. No le doy importancia a lo de "Hijo de..." porque ella es así.
Diviso la puerta principal, intento abrirla, pero arde y me quemó la palma de la mano. La apartó rápidamente y comienzo a agitarla en el aire. Me digno a golpear y si no cede, derribar la puerta con mi hombro. Esta cae y yo entro.

La vista se me nubla de inmediato, hace un calor de los mil diablos. Y el humo no me deja respirar ni ver bien.

- ¡Ayuda!-Es de arriba. Entrecierro los ojos y me tapo la boca y la nariz con mi brazo extendido frente a estos. Subo las escaleras antes de que se derrumben. Justo cuando subo el último escalón, una viga cae partiendola por dos. Me he salvado el pellejo, pero no mucho si sigo aquí parado y expuesto en medio del pasillo.
Hay dos distintos gritos de dos diferentes habitaciones. Entro a la de la izquierda. Una mujer, en el piso.

- ¡Ayuda a mi hija!
Quiero hablar, pero no puedo. Camino lentamente hacia ella. Siento como el piso cruje bajo mis pies.

- Seño...-Corto tosiendo.- Ven...ga...-Extiende su brazo y lo tomo. La ayudo a levantarse. Vamos a la habitación de la derecha y allí esta la niña llorando en un rincón. Nunca me quitaré de la cabeza sus brazos quemados. La cojo por la cintura y la llevo. Siento que hasta mi alma pesa...Pero debo esforzarme...¿Cómo diablos bajaremos? Abro la ventana, arde, arde, arde. Sin embargo no tengo alientos para gritar. Me miran con miedo.

- Allí abajo...-Toso.- Hay un arbusto...

- No, no...

- Confíen...En mi...-La mujer asiente, se pone en la ventana y la veo caer. Tengo a su hija envuelta en mis brazos y me lanzo para protegerla. Siento un horrible dolor. Aún con ella en brazos camino hacia donde están todos, hemos caído en el patio trasero.

- ¡Joel!-Grita Ashley. Dejo a la niña en el suelo y todo se nubla.

Abro mis ojos lentamente, aturdido por la luz. Tengo una mascarilla puesta y vendajes.

- Has despertado imbécil.-Dice la voz de mi amiga.

- Ash...-Me quito la mascarilla para hablar.

- Ponerla.-Asiento.

- No quiero gastar recursos...

- Que terco eres.-Sonrío.-Me vas a escuchar. Lo que hiciste allí...Fue una puta locura Joel, ¿qué pensabas? Estas mal de la cabeza. Podrías haber muerto...-Niego.- Y no quiero que mueras...Eres mi único amigo y familia que tengo.-Me abraza. Esto es serio. Ella no es nada afectiva y si tenia miedo. La asuste y preocupe.- No lo vuelvas a hacer.