Apocalipsis. ◆◇◆

10.

El agua fría pasa por mi garganta como una ráfaga de brisa fresca en Verano.

Recuerdo una vez en que jugaba con Ashley con la regadera del Patio. Habríamos de haber tenido unos 7 u 8 años. Era una cálida tarde de Verano. Sin embargo al rato nos llamaron la atención por estar gastando agua innecesariamente. Nos castigaron. Tuvimos que limpiar los baños de la escuela. Desde ese momento Ashley comenzó a decir malas palabras. Una sonrisa se asoma por mi rostro.

- ¿Y a ti qué te pasa?-Pregunta la chica de mi lado.

- Recuerdo cuando dijiste tu primera grosería. Cuando nos castigaron por jugar con la regadera. Con tu vocecita aguda dijiste: "Esto es una mierda"

- Seguro tu voz era muy madura.-Bufa.- Mira, Joel.-Señala.- Son casas.

- Wow. ¿Crees que haya gente?

- No lo se. Vamos a ver.-Dice, comenzando a trotar.

No pongo ni la más mínima objeción y la imito.

- Hagamos algo.-Susurra.- Revisemos las casas y nos quedamos con la menos "mierda" ¿De acuerdo?

- Me parece bien.

- ¿Qué tal esa de allí?-Pregunta, dirigiendo su vista a una casa de dos pisos, con paredes naranjas desgastadas y tejado café.

Saco mi arma y aún un poco nervioso, entro al pequeño Edificio.

- Ash...Ve detrás de mi...-Murmuro.

- Mh...Creo que no.-Dice, adelantándose.

- Agh...-Pongo los ojos en blanco.

Camino a la Cocina.

Mis ojos se abren de par en par por el asombro. Es asqueroso. Insectos por todos lados. Moscas, cucarachas, larvas. Creo que voy a vomitar. Pero esa no es mi mayor sorpresa, sino es cuando en el momento exacto en que una mosca se posa en mi brazo derecho, un Insecto se gira y se queda allí.

Desenfundo el cuchillo. En este barrio pueden haber miles. No quiero despertarlos. Cojo una botella de cristal y la lanzo al suelo. Al momento en que se rompe, el Miedo suelta un chillido y yo corro hacía su dirección para clavarle la navaja en su cuello. Lo volteo una y otra vez. El líquido morado, asqueroso y pegajoso, cae por mi mano hasta empaparme el puño. Siento el vómito en mi garganta.

Finalmente acabo con su "vida".

- ¿Estas bien?-Pregunta, Ashley.- Tu rostro no lo parece.

- Si...Estoy bien...No quiero vomitar lo poco que tengo en el es...-Y ahí, expulsó todo. El olor ha llegado a mis fosas nasales. Me limpió la boca, pero lo hago con la mano llena del líquido púrpura. Vuelvo a vomitar.- ¡Dios! ¡¿Por qué?!

Ashley suelta una carcajada.

- Mejor vamos a otra casa. Esta si ya es mierda de por si.

***

Reviso las baterías de mi Linterna. Al encenderla, apunta a un cuadro.

Camino hacia el y lo tomo.

Es una familia.

Padre, madre, hijos y un lindo perro. Yo nunca he visto a un perro. ¿Serán carnívoros? Dicen que mordian a las personas si les molestaban, pero aún así tiene un aspecto agradable. 

¿Qué habrá sido de ellos?

Los hijos ahora deberían de tener ¿unos 30 - 35 años, aproximadamente? Y los padres...Ya ancianos.

Me entra una extraña tristeza. Ellos podrían haber sido felices. Igual que Ashley, Malcom, yo. Mi padre y mi madre. Sigo culpandome por su muerte. Cuando yo nací, yo la mate. La gente religiosa siempre decía que un bebé era un bendición. En mi caso creo que fui una maldición. Sólo traje muerte a este mundo y la de una persona que a pesar de no haber conocido nunca, siento que la amo.

La linterna empieza a parpadear repetidas veces. La golpeó contra la Palma de mi mano, hasta que vuelve a ser normal. La luz se dirige a la ventana y una figura rápidamente pasa por ella.

- ¿Eh?

No creo que haya sido producto de mi imaginación.

Decido no despertar a Ash y camino a la puerta. Giro la manilla y abro la puerta.

Al hacerlo, un rostro está frente a mi. Más alto que yo, aunque no tanto. Serio e inexpresivo.

Quedó en shock. Es una persona y no es del campamento.

- Te ves cansando. Quizás necesites descansar un poco más.-Dice con voz profunda, antes de golpearme en todo el rostro y tirarme al suelo. Siento la sangre bajar por mi nariz. Intento levantarme, pero es difícil. Camina hacia mi, me mira de reojo y me golpea nuevamente.

No recuerdo nada más. Todo es oscuridad.