Capítulo 9

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Amanda POV.

  No puede ser... ¿Cuál es su problema? ¿Por qué no puede dejarme en paz? Recién lo conozco de hace un día, nunca le hice nada, no entiendo cuál es la razón para estar fastidiándome como si fuese lo que más anhelase en su puta vida. ¿Acaso no puedo tener una vida normal después de tantos desconciertos? Digo, ya pasé por varias cosas, no necesito que un imbécil como él se meta en mi vida, sólo esperaba poder encontrar la paz.
  Si se preguntan qué era lo que estaba pasando, acá les cuento...
  Cuando nos encontramos con Leeroons nos dimos cuenta con Jace que nada bueno iba a pasar... Se nos acercó y nos comenzó a tratar de sacar conversación, la cual nosotros no queríamos. Al lado de él se encontraba una chica muy hermosa que la presentó como su cita... Hasta ahí todo iba marchando demasiado bien. Eso fue lo que pensé y como tengo un karma que no se puede creer, comenzó a contarme algo no del todo cómodo para la situación.
  Resulta que Jace hace menos de un mes terminó con su novia, la cual, según el tarado de Leeroons, era el amor de su vida y, encima de todo, habían estado más de un año y medio. Empezó a tratar de llenarme la cabeza indirectamente, ya que le estaba preguntando a Jace cómo se sentía, si estaba bien, etc, etc, con ideas que no eran ciertas (lo sé ahora porque el rubio me lo explicó más tarde).
  Jace trataba de discutirle y sacarle la careta de una forma sutil, pero Josh, como se dio cuenta que yo estaba entrando en razón, me dijo directamente que hoy los había visto a ellos dos juntos y me mostró una foto en la cual estaban muy juntos. No sabía qué hacer... No conocía lo suficiente a los dos como para saber quién decía o no la verdad. Me quedé callada mirando a ambos estupefacta... No lo podía creer... En menos de 24 horas me hicieron la vida imposible. No iba a soportar estar con personas que generasen ese tipo de ambiente. Entonces me di media vuelta y me fui, no sin antes hacerles "fuck you" con el dedo del medio de la mano.
Iba tan compenetrada en mis pensamientos que no me di cuenta cuando un auto, ya conocido para mí, se colocó al lado mío. No pretendía hablar con él, porque lo que menos necesitaba en ese momento, eran más problemas. Sólo lo que quería era poder disfrutar de una vida normal, después de todo.
- ¡Hey, Amanda!
Decidí omitirlo.
- ¡Mandy! ¡Por favor!
  Justo en la esquina antes de cruzar, dobló de golpe y puso su auto adelante mío, aturdiéndome por unos segundos antes de incorporarme con los brazos cruzados mirando enfadada al chico que se estaba acercando hacia mí.
- ¿Qué queres, Lotum?
- Casi parece que me odias. -respondió, poniéndose a mi lado.
- ¿Casi? -respondí sarcástica.
Me miró de una forma inexplicable. Triste. Quería hablarme, pero no sabía qué decirme... Y claro que no lo sabía, porque yo no aceptaría que inventase cosas para que lo perdone.
- Mandy... Escuchame -lo interrumpí.
- Jace -suspiré.- no quiero estar entre relaciones problemáticas... Ya tuve mucho en mi corta vida como para tener problema con personas en un lugar que se supone que debo pasarla bien por primera vez en mi vida.
- Ya lo sé, Amanda. No pretendo hacerte ningún mal, es más lo que quiero es hacerte feliz. -se queda callado unos segundos que se hacen eternos; suspira.- Mirá, es verdad la parte de que hace poco terminé con mi novia, y que estuvimos más de un año; pero la parte en la que hoy supuestamente estuve con ella no, y los chicos te lo pueden decir... Es más, yo mismo puedo demostrártelo.
Vi que se limpia la cara, que al parecer se había tapado con algo, y cerca del ojo aparece un moretón.
- ¿Qué te pasó? -pregunté preocupada.
- Tuvimos un pequeño problema esta tarde después de que te hayas ido con Leeroons y sus amiguitos -dijo con desprecio y odio.
- ¿Qué? ¿Cómo?
- Estuvo diciendo cosas inapropiadas sobre personas que me importan.
Fruncí el ceño.
- Qué imbécil que es.
- Pensé que ya te habías dado cuenta desde que empezó el día -dijo con una sonrisa de costado.
- Sí, te juro que sí.
- Bueno, ¿ahora me crees?
Me quedé pensando un poco. En el tiempo que pude caminar sola, me di cuenta que de cualquier forma iba a tener problemas, porque Josh no iba a parar de fastidiarme nunca; por eso decidí hacer lo mismo, vengarme, defenderme; pero iba a necesitar toda la ayuda posible.
- Sí, está todo bien.
- Ay, gracias Mandy... -suspiró aliviado.
  Nos quedamos en un silencio un poco incómodo.
También, en el tiempo que estuve sola, decidí que iba a vivir la vida, sólo hay una. Nunca iba a poder recuperar el tiempo perdido: nunca tuve novio, nunca disfruté realmente la vida, mi única amiga y mi "primer amor" habían desaparecido cuando yo tenía 12 años por cosas de la vida, mi único hermano había sido raptado por un grupo africano de guerrilleros y nunca más lo vi, todas las mudanzas nunca me permitieron poder conocer a la gente generando que no pueda tener una buena base para el contacto con otras personas; pero eso iba a acabar ahora. Desde ahora en más iba a soltarme, dejarme llevar por esos impulsos que siempre tuve pero reprimí cada vez que aparecían. Yo sé que puedo ser una persona que puede divertirse y disfrutar de la vida. Por eso, lo que hice a continuación fue algo que nunca pensé que podría hacer.
Jace estaba parado mirándome, como si lo único que existiese fuera yo. Acercó su mano hacia mi cara para colocar un mechón atrás de mi oreja. Nos mirábamos a los ojos de tal forma que casi podíamos leernos los pensamientos. Acerqué mi cara hacia su mano y él me la acarició. Estábamos muy cerca, no me había dado cuenta cuándo nos habíamos acercado tanto. Lo único en lo que podía pensar era en lo perfecto que era ese momento, pero sentía que nos faltaba algo; entonces me di cuenta. Miré a sus labios de tal manera que hasta yo sentí la profundidad que estaban emanando en ese momento mis ojos.
Jace también me estaba mirando los labios. Nos volvimos a mirar a los ojos y yo simplemente maldije para luego cortar ese pequeño espacio libre que nos quedaba y besarlo. Él se sorprendió, pero a los segundos me correspondió.
Nunca había sentido lo que sentí por él con otra persona. Me estremecí cuando introdujo su lengua en mi boca. Lo abracé por el cuello y él, por mi cintura. No nos soltamos hasta que necesitamos aire. Nos quedamos mirándonos a los ojos con las sienes juntas.
- Y yo que pensé que eras más tímida -dice sonriendo.
Yo me asusté un poco, porque pensé que eso era malo para él.
- ¿E...es malo eso? -pregunté más nerviosa de lo que pretendía; me había alejado un poco para mirarlo mejor a los ojos y darme cuenta de si me mentía.
- No, no. Vos sos perfecta de cualquier manera. Pero me sorprendió, de buena manera, que lo hayas hecho.
  Me quedé examinándolo por unos segundos y vi que decía la verdad.
- Que bueno. -no sabía qué más decir.
  Esta vez él fue el que la besó. Estuvimos por varios minutos hasta que nos separamos y decidimos volver a mi casa.
  Cuando llegamos nos quedamos unos minutos más en el auto hablando y salimos. No nos dimos cuenta que se había hecho muy tarde, ¡ya eran las 23:00 hs! Mis padres me matarían.
Caminamos lentamente por el patio de adelante hasta mi puerta en la cual nos detuvimos para despedirnos.
- Bueno, parece que esta es la despedida... -dijo Jace un poco desanimado, pero con una sonrisa.- La pasé demasiado bien con vos. Gracias por esta maravillosa velada.
- No, Jace, gracias a vos. -le devolví la sonrisa y me acerqué lentamente para volver a besarlo, pero se ve que hoy tampoco era mi día, ya que mi padre abrió la puerta, asustándonos y generando que salte unos pasos para atrás.
- Me pareció escucharte. ¿Acaso viste la hora?
Suspiré.
- Sí, papá. Ya lo sé. Nos entretuvimos hablando y no nos dimos cuenta de la hora. -lo miré sonriendo y sintiendo como las mejillas se me pusieron con un poco de color al mismo tiempo que él me guiñaba el ojo.
Antes de que me contestase mi padre, llegó mi madre toda contenta.
- ¡Bien! Quería conocer al afortunado que saldría con la hermosura de mi hija.
- ¡Mamá! ¿¡En serio?!
Ella sonrió orgullosa y me dio un beso demasiado largo y ruidoso para mi gusto. Simplemente rodé los ojos. Me resigné y los presenté. Esperaba que no se sintiera tan incómodo como lo estaba yo.
- Jace, ella es mi madre, Laura y él es mi padre, Robert.
- Mucho gusto, señor y señora Roberts. -Jace extendió la mano, con mucho respeto y los saludó cortésmente.
- Ay, Jace por favor llamame Laura.
  Él asintió sonriendo.
- Robert... -mi madre le pegó un codazo a mi padre, quien lo estaba mirando con una cara muy seria al chico con el que estuve todo el día.
- A mí decime Señor Roberts. -dijo mi padre con tono demasiado demandante.
  Se generó un ambiente incómodo, el cual mi madre decidió cortar proponiéndole a Jace quedarse a comer, a lo que él respondió que no quería ser una molestia.
- Jace, para nada. No es más que grata tu presencia, ¿no es así, Robert? -mi madre lo estaba escrutando con la mirada, a lo que mi padre respondió rodando los ojos y sonriendo falsamente.
- Para nada, quedate a comer con nosotros, claro si a Amanda no le molesta. -sus dientes estaban muy apretados.
  Yo me reí de la situación y todos los ojos quedaron posados en mí. Pude haberme puesto muy nerviosa, pero en vez de eso me relajé, esta situación me superaba.
- ¡Claro que no me molesta!
- ¡Yei! Ya pongo otro plato.
  Así fue como mis padres se fueron. Mi madre gritó que en 15 minutos estaría la cena.
  Jace llamó a su familia para avisar que cenaría en la casa de una amiga.
  Nos fuimos a sentar al sillón, que horas antes había sido ocupado por mí, mientras miraba "The Vampire Diaries". Hablamos de más cosas.
De un momento al otro, tuve una urgencia: necesitaba ir al baño. Por lo que me disculpé y me dirigí a éste. Estuve unos minutos y cuando volví, escuché que mi padre estaba hablando a solas con Jace. Me acerqué silenciosamente hacia el living para escuchar de lo que hablaban. Asomé la cabeza y vi que estaban los dos en el mueble donde estaban todas las fotos de la familia. Mi padre tenía una en la mano, la cual pude reconocer rápidamente, por su marco tan peculiar: era una de las pocas fotos que teníamos toda la familia, con mi hermano, mis padre y yo.
Sentí un nudo en el estómago cuando escuché que mi padre le decía a Jace que esperaba que no tuviese ninguna intención escondida, porque era la única hija que le quedaba, su única alegría al mismo tiempo que mi madre y si llegaba a hacerme algo, le haría la vida imposible. Jace simplemente dijo que él nunca le haría algo así a alguna mujer porque le parecía algo completamente inmoral. Sonreí por la respuesta y aparecí en la habitación como si recién saliese del baño. Los miré con el ceño fruncido haciendo como si no entendiese qué estaba pasando y justo cuando iba a preguntar, mi madre nos llamó a la mesa.
"Los salvó la campana" pensé divertida.
En la mesa todo fue más fluido de lo que pensé. Obviamente, mi madre lo llenó de preguntas sobre él, su familia, el colegio, y más; pero ni se molestó y contestó a todas sonriendo. También con mi padre hablaron de los partidos y de más deportes. Yo simplemente me quedé callada mirando esa escena tan sorprendentemente linda para mí.
Finalmente terminamos de comer el postre y todo a las 12:40, muy tarde, encima al otro día teníamos colegio.
  Debía volver a su casa y yo dormir para mañana tener todas las fuerzas intactas.
  Mis padres lo saludaron y yo lo acompañé a la puerta. Miré de reojo que estaban muy interesados en nosotros, por lo que les di una mirada desaprobadora e hicieron que estaban mirando y haciendo otra cosa. Me reí y le dije a Jace que salgamos afuera para estar más tranquilos.
- Bueno, este día sí que nunca me lo voy a olvidar. -dijo sonriendo con una ceja levantada.- Primera cita y ya conocí a tus padres, se ve que vamos en serio. -me guiñó un ojo.
  Reí.
- Así parece.
  Ahora él es el que sonrío. Nos pusimos más serios y quedamos más cerca; no sé cómo lo hacemos, es como si fuésemos imanes.
- Entonces creo que nos vemos en un par de horas. -dije mirándolo a los ojos acariciándole la cara.
- Así parece. -dijo cerrando instintivamente los ojos ante mi tacto.
  Los abrió y acercó más sus labios a los míos. Los apoyó muy despacio sobre los míos y nos besamos tiernamente. Fue corto y casto, pero perfecto. Me separé lentamente dejándolo con ganas de más y me despedí aún con los labios casi pegados.
- Adiós, Lotum. -dije sonriéndole pícaramente.
  Me sonrió girando los ojos.
- Adiós, Roberts.
  Se dio vuelta y se subió a su auto para acelerar segundos más tarde y dirigirse a su casa.
  Yo en cambio, entré a mi casa pensando en el día tan movido que tuve. Mis padres estaban mirándome y yo sólo me encogí de hombros para luego subir a mi habitación.
  Tenía como 30 mensajes de Lara preguntándome qué pasó. Le respondí, pero como era de esperar, estaba durmiendo. Le relaté mi día por audio, desde que cortamos de hablar por teléfono hasta cuando lo despedí, con todos los detalles. Me mataría, ya que el audio duraba 8 minutos.
  Con un último bostezo terminé el audio para acostarme y soñar con aquel chico de ojos dorados.
  Creo que nada podría ser mejor que todo esto.

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⏰ Última actualización: Mar 27, 2016 ⏰

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