Capítulo 2.

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  Ya estaba llegando al instituto. Luego de haber pasado diez cuantas, prendí la radio y comencé a cantar y "bailar", por así decirlo. La canción que estaban pasando era "Half a Heart" de One Direction. No sé si ya lo dije, pero soy muy Directioner. Estos chicos me salvaron la vida reiteradas veces.

  Por estar distraída pensando en ellos, no pude frenar y empujé a una señora anciana con la parte frontal del auto.

  En seguida, paré de golpe y cerré lodo ojos con fuerza rezando que no haya pasado nada. Después me bajé rápidamente y me acerqué a la mujer que estaba sentada de culo en el medio de la calle.

  Me disculpé e intenté ayudar a levantar a la señora. Obviamente, no aceptó mi mano; se agarró de mi auto y tomó las cosas que se le habían caído.

- Señora, realmente lo siento. Justo me distraje con el aire acondicionado. Quería probarlo. -dije poniendo una pequeña sonrisa al pensar en mi nuevo auto, pero en un instante la saqué;  no quería parecer una persona más horrible de lo que ya aparentaba...

- No importa, querida. Por lo menos te has disculpado. La otra vez me pasó esto.... -me comenzó a contar la historia de hace unas semanas, en la cuál un "muchacho insolente" golpeó a su auto por mirar al celular y, en vez de pedir disculpas, aceleró y se marchó.

  Cuando empezó a relatar la segunda historia, me desconecté del mundo. No me interesaba la historia de una viejita charlatana. Hubiese preferido que fuese de aquellas que son cascarrábias, las que no te perdonan ni una.

  Al pasar 10 minutos, miré mi reloj y decía que faltaban 15 minutos para que comenzará mi primer día en ese infierno.

- Señora, - dije interrumpiéndola en el medio de una oración que parecía ponerla feliz- señora. Discúlpeme por interrumpirla, pero en diez minutos, a más tardar, necesito estar en mi instituto. Es mi primer día...

  La mujer parecía decepcionada; por eso, añadí.

- Realmente me encantaría quedarme, pero tengo que dar una buena impresión en mi primer día.

  Al escuchar aquello, sonrió y contestó.

- Claro, querida. No te preocupes. Vos andá. No te voy a robar ni un segundo más. Me encanta saber que todavía quedan niños y adolecentes que quieren y disfrutan de estudiar, como era en mis tiempos- sonrió y desvío mecánicamente la mirada a la nada, recordando; o eso creí yo.

- Pues... Gracias- dije no muy segura- creo -añadí en voz casi inaudible, sólo para mi.

  Estuve andando por la calle que da a la entrada. Me paré en seco. Ni quería entrar. Sabía que ese día sería lo mismo que estar en el infierno.

  Por fin, me decidí y avancé. Lo que primero vi, fue la entrada: era de piedra con incrustaciones de brillantes, placas que parecían de oro y plata, y muchos adornos con flores y otras cosas; luego vi todos los jardines muy cuidados, tenían flores de mucho colores, formaban las iniciales del colegio, con los colores del escudo.

  Pensé: "cuánto tiempo libre tienen. Se nota que es la escuela más cara de Londres. No creo que en cualquiera le pagasen a un jardinero para hacer todo este trabajo. Como voy a odiar está acumulación de falsedad."

  Me acerqué a la entrada donde había unos guardias tomando los datos. Los di y me dejaron pasar. Pregunté por dónde que daba el estacionamiento y me respondieron que siga derecho unos metros y doble a la derecha.

  Cuando llegué no pude creer todos los autos que habían. Eran muchos. También, había motos en su espacio, siempre quise una...

  La gente salía de sus lujosos autos y corría a juntarse con sus amigos.

La Viajera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora