capitulo 4.

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¡Bésale, maldita sea!, me digo pero no puedo moverme. Un extraño y desconocido deseo me paraliza. Estoy totalmente cautivado. Observo fascinado la delicada boca de Anastasia Steele, y ella me observa a mí con una mirada tranquila, con ojos cada vez más impenetrables. Respira cada vez más deprisa que lo normal, y yo he dejado de respirar. Esta entre tus brazos. Bésala, por favor. Cierra los ojos, y respira muy hondo y mueve ligeramente la cabeza, como si estuviera pensando lo mismo que yo. Cuando vuelve a abrirlos, a recuperado la misma determinación, ha tomado una férrea decisión.

-Christian, deberías alejarte de mí. No soy una mujer para ti. -suspira.

¿Qué? ¿A qué se refiere? Se supone que soy yo quien debería decir eso. Me alboroto el pelo y muevo le cabeza en señal de negación.

"Respira, Christian, respira." - Ayudo a sostener a Steele, para poderme marchar, y la aparto suavemente.

Se me ha subido la adrenalina por todo el cuerpo, por lo del ciclista que casi atropella a Anastasia y por la cercanía que hemos tenido Anastasia y yo, me siento paralizado y un poco decaído. ¡ESTO NO PUEDE SER!, grita mi mente, mientras me aparto dejándola allí, apoya las manos en mis hombros, a cierta distancia, y observa atentamente mi reacción. Y lo único que puedo pensar en este momento es que pude haberla besado, pero no lo hice, vi algo en sus ojos azules que me impidió hacerlo. No me desea. La verdad es que no me desea. He fastidiado la "cita".

-Quiero decirte una cosa -le digo tras recuperar la voz- Ten más cuidado - lo digo delicadamente, o bueno lo más que puedo.

¿Cómo he podido malinterpretar hasta tal punto la situación entre nosotros? Tengo que apartarme de ella.

-Eso hare.

- Tal vez, la próxima vez no estaré aquí para salvarte -le sonrió melancólico.

-Quizá quieras ir a sentarte un poco en el hotel ¿te parece? -me sonríe de lado.

Me suelta y baja las manos. Estoy frente a ella y me siento como un idiota.

Intento aclarar un poco mis pensamientos. Solo quiero marcharme. Todas mis vagas e incoherentes esperanzas se han roto. No me desea. ¿En que estaba pensando? Me riño a mí mismo. ¿Qué iba a interesarle de ti a Anastasia Steele?, se burla mi subconsciente, agacho un poco la cabeza, me giro hacia la carretera y veo aliviado que en el semáforo ha aparecido el hombrecillo verde. Cruzo rápidamente, consciente de que Steele me sigue. Frente al hotel, volteo a verla un instante, pero ya no puedo mirarla a los ojos.

-Gracias por él te y por la sesión de fotos. -murmuro.

-Christian... Yo...

Se calla. Su tono angustiado me llama la atención, de modo que la miro involuntariamente. Se pasa las manos por el pelo con mirada desolada. Parece destrozada, frustrada y con expresión alterada. Su control ha desaparecido.

- ¿Qué, Anastasia? - le digo bruscamente al ver que no contesta nada.

Quiero marcharme. Necesito llevarme el poco orgullo y dignidad que me queda y empezar a curarlos.

-Buena suerte en los exámenes-murmura.

¿Cómo por eso parece tan dolida? ¿Es esta su fantástica despedida? ¿Desearme suerte en los exámenes?

-Gracias-le contesto sin disimular el sarcasmo- Adiós, señorita Steele.

Doy media vuelta y me sorprendo de no tropezar y, sin volver a dirigirle la mirada, desaparezco por la acera en dirección al parking subterráneo.

50 Sombras De Anastasia (mundo Paralelo De 50 Sombras De Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora