Todo está en silencio, con las luces apagadas. Estoy tan cómodo que no puedo ni abrir los ojos; cuando lo hago, me siento perdido por un momento, en este entorno desconocido. No tengo ni idea de donde estoy. El cabezal de la cama tiene un sol enorme. Me resulta extrañamente familiar. La habitación decorada elegantemente con tonos marrones, dorados y beis. La he visto antes. ¿Dónde? Mi cerebro busca entre los recuerdos más recientes. Maldita sea, ¡Estoy en el Heathman!... En una suite. Estuve en una parecida a esta con Elliot. Esta parece más grande. Oh mierda, estoy en la suite de Anastasia Steele. ¿Cómo he llegado hasta aquí?
Poco a poco empiezo a recordar cada suceso de la noche anterior, como cuando vomite al lado de Anastasia o cuando la llame, y que después me desmaye. Oh jodida borrachera me pegue anoche, maldita sea, ahora no sé cómo la voy a mirar a los ojos. Pensara que soy un crió que no sabe cuáles son sus límites. No recuerdo como he llegado aquí. Llevo puesto solo la camiseta, con el bóxer. Ni pantalón, ni chaqueta, nada más. Maldita sea.
Echo un vistazo a la mesita de noche. Hay un vaso de zumo de naranja con dos pastillas de ibuprofeno. La obsesa de control tiene todo en mente. La verdad es que no me siento tan mal, seguramente mucho mejor de lo que me merezco. El zumo de naranja me refresca a medida que lo voy digiriendo.
Oigo unos golpes en la puerta. El corazón me late deprisa, no me sale la voz, pero aun así Anastasia abre la puerta y entra. Vaya, ha estado haciendo ejercicio. Lleva unos pantalones de chándal con un sujetador deportivo, una blusa gris suelta que esta empapada de sudor, al igual que su pelo. Respiro profundamente y cierro los ojos. Me siento como un niño de dos años. Si no la veo no está.
—Buenos días, Christian. ¿Cómo te sientes?
— Mejor de lo que merezco —–murmuro.
Levanto la mirada hacia ella. Deja una bolsa grande de una tienda de ropa en una silla y agarra ambos extremos de la toalla que lleva alrededor del cuello. Sus impenetrables ojos azules me miran fijamente. No tengo ni idea de lo que está pensando, como siempre. Sabe esconder muy bien lo que está pensando y sintiendo.
— ¿Cómo he llegado hasta aquí? —le pregunto en voz baja y ronca.
Se sienta al lado mío. Esta tan cerca de mí que podría tocarla, podría besarla... Madre mía, ¿Qué rayos estoy diciendo? Despierta Christian ella no está interesada en ti.
—Después de que te desmayaras, no quise poner en peligro la tapicería de piel de mi coche llevándote a tu casa, así que te traje aquí —me contesto sin inmutarse.
— ¿Me metiste en tu cama?
—Si —de por Dios, tiene mucha fuerza para ponerme sola en la cama.
— ¿Volví a vomitar'? —le pregunte en voz baja.
—No.
— ¿Me quitaste la ropa?
—Si.
Me mira alzando una ceja y me pongo más nervioso que nunca.
— ¿No habremos...?
Lo digo susurrando, y me paso las manos de arriba abajo en la cabeza.
—Christian, estabas casi en coma. La necrofilia no es lo mío. Me gusta que los hombres con los que me acuesto sientan lo que les hago y aún más importante estén consientes —me contesta secamente.
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50 Sombras De Anastasia (mundo Paralelo De 50 Sombras De Grey)
RomanceChristian , un chico común y corriente con una vida rutinaria y para nada complicada, hasta que conoce a Anastasia. Anastasia una chica con unos gustos muy peculiares y extraordinarios en los cuales se verá involucrado Christian. Amor, sexo, locur...