Bajó las escaleras lento, con cuidado para no tropezar. Le dolía un poco la cabeza desde la noche anterior y pensó que una pastilla le haría mejor.
Llegó a la cocina y se giró a ver el living. Se encontraba bastante desordenado, había basura en el piso y también los muebles estaban movidos de lugar. Dos sofás individuales se encontraban unidos formando una pequeña cama, donde se encontraba Niall acostado y durmiendo plácidamente. Harry sonrió al ver esa escena y se giró a la repisa de la cocina, intentando encontrar algún calmante para su cabeza. Luego de buscar varios segundos, no había encontrado nada. Decidió subir las escaleras y dirigirse al baño, sería más probable encontrar alguno allí.
En el trayecto, se encontró a Ed saliendo de su cuarto, ya vestido y aseado. Se le notaba el rojizo cabello aún mojado por la ducha que habría tomado.
Harry se le acercó y Ed se giró a verlo, al sentir una mano tocar su hombro. "¡Harry!" exclamó. "Te ves un poco... ¿cansado? ¿pasó algo? ¿qué necesitas?" le preguntó.
Harry se rascó su cabeza y le respondió. "Me duele un poco la cabeza, Ed. ¿Tienes algún calmante o algo así?" Ed asintió y le indicó que vaya al baño, que quizá ahí encontraría lo que el rizado buscaba.
"Checa tu cuello... ricitos" mencionó Ed, señalando al cuello del rizado. Harry frunció un poco el ceño y luego se giró para seguir caminando.
No dudó en recordar lo que hace unos minutos se había planteado. Obviamente había dormido con alguien, y ahora ya se había dado cuenta que su amigo sabía perfectamente con quién. Le preguntaría ni bien bajara las escaleras.
Se adentró al baño y antes de buscar las dichas pastillas, decidió hacer sus necesidades. Segundos después se acomodó sus pantalones y se giró a verse al espejo. Recordó lo que su amigo había dicho acerca de su cuello y estiró su camiseta un poco, para dejar al descubierto las rojas y moradas marcas que había en su cuello. Abrió sus ojos en asombro, no se esperaba para nada tener chupetones en su cuerpo. Con su dedo palpó un poco la zona y al tacto, pudo sentir un leve dolor que le indicaba que habían sido recientes. Rápidamente pensó en subirse completamente la camiseta, para ver si tendría de esos en otra parte de su torso. Y efectivamente, los chupetones iban en camino desde su cuello hasta la parte baja de su estómago. Parecía como si esa persona dueña de los besos que había esparcidos sobre Harry, intentaba marcar territorio.
Estiró sus manos con desespero y abrió la canilla de agua fría. Con sus manos mojadas, se refregaba las marcas, intentando hacer que desaparecieran. Pero era imposible. Luego de unos intentos, el rizado se dio por vencido y con enojo bajó su camiseta, saliendo del cuarto y cerrando la puerta con enojo.
Comenzó a bajar las escaleras y desde arriba vio a Ed sentado en la barra de la cocina, tomando un café muy tranquilamente. Se le acercó y se sentó en el taburete frente al pelirrojo.
Ed lo miró sorprendido pero con calma, la pereza se adueñaba del cuerpo de éste esa mañana. "¿Sí?" preguntó al ver como Harry lo miraba fijamente, sin expresión en su rostro.
Harry suspiró. "Dime con quién estuve anoche, Sheeran" le dijo, y su amigo echó una pequeña risa. "Sé que lo sabes, así que me lo dirás" intentó amenazar a su amigo, pero éste solo seguía riendo.
Ed lo miró y dejó de reír. "Sí que lo s..."
Harry lo interrumpió sin casi escuchar lo que su amigo había dicho. "¡No te hagas! ¡Tú si que lo sabes, dímelo!" exclamó. Pensó unos segundos y reaccionó ante lo que Ed había dicho. "Oh..." bajó la mirada.
Ed lo miró y frunció el ceño. "Oh..." lo imitó. "Sí que lo sé idiota, escúchame cuando te hablo" le dijo Ed, y prosiguió. "Mira, solo te haré una pregunta, una pequeña pregunta y tú la responderás. ¿Sí?"
Harry asintió varias veces con la cabeza. "Sí"
"Ok" dijo Ed, acomodándose en la barra y mirando fijamente a su amigo. "¿Recuerdas algo de ayer?" preguntó.
Obvio que no recordaba casi nada el acostón, pero si Ed hablaba de la fiesta, Harry sí se acordaba de lo bien que la había pasado. Pero el rizado no estaba allí para saber de la fiesta, él quería otro tipo de información que su amigo obviamente sabía. "No" respondió con simpleza.
Ed tardó unos segundos en responder, jugando con la impaciencia de su amigo. "Pues eso es todo entonces" dijo el pelirrojo, y se levantó dirigiéndose hacia la puerta mientras tomaba su bolso.
Harry se había quedado prácticamente sin palabras, pensó que Ed le diría algo sobre esa desconocida persona. Pero... no. Lo dejó ahí en la cocina con la duda en su cabeza, golpeándole la mente como una bolsa de boxeo, no lo dejaba ni pensar en otra cosa que no fuera eso.
El rizado se levantó rápidamente y se dirigió en un trote a Ed, quien ya se encontraba fuera de la casa encendiendo su auto. "¡¿Qué?!" exclamó. "¿Adónde vas? ¡Espera!" se acercó hasta la ventana del auto, Ed la bajó lentamente y se encontraba mirando al rizado con una cínica sonrisa.
"Me voy al estudio, porfa cuida a Niall. Se encuentra allí tirado en el sofá. Cuando despierte, dale la pastilla pequeña que dejé sobre la barra con un poco de whisky. Le hará bien, créeme" dijo simple y directo. Dejando a Harry boquiabierto.
El auto arrancó y se perdió en el camino. Harry seguía aún un poco sorprendido y se sentía enojado al ver que su amigo quería ocultarle lo que sabía. Sin más, se dirigió dentro de la casa. Cuando ya estaba dentro, giró su cabeza hacia el sofá y vio como Niall aún descansaba en paz. Decidió no molestarlo ni despertarlo, al fin y al cabo aún era un poco temprano. Vio el reloj que colgaba en la pared y efectivamente, eran las 11 de la mañana.
Se sentó en el taburete y pensó unos segundos. ¿Cómo era posible no recordar nada? Intentó hacer memoria, pero le era imposible. No podía recordar ni la cara de la persona con quién había estado. Ni nada. No pudo recordar siquiera si había tenido sexo. Y para él eso era estresante.
Pensó unos segundos y se dedicó a observar el lugar, como todo estaba desordenado. Optó por ayudar y comenzó a recoger la basura. Vasos, papeles, frituras, y más era lo que pudo recoger y tirar a la basura.
Al cabo de unos minutos ya estaba terminando con el desorden, en ese sentido Harry era muy pulcro y se preocupaba por el orden y limpieza del lugar. Y fue ahí.
Fue ahí cuando en el suelo pudo ver un pequeño papel que a larga vista, parecía ser un número telefónico lo que tenía escrito. El rizado se acercó hasta él y lo recogió del suelo. Al verlo se sorprendió y su sonrisa se amplió de lado a lado. Era efectivamente un número telefónico. Pero... ¿Era acaso eso una coincidencia? A veces el destino es el destino. Y el destino de Harry era conocer con quién pasó la noche. Hay una historia antigua que cuenta que cada uno tiene un hilo rojo que nos conecta con nuestra alma gemela, y este se puede tensar, se puede estirar, pero nunca se romperá. Y quizá eso estaba pasando, Harry estaba destinado con su hilo rojo a conocer a esta persona, que lo había dejado pensando todo el día, que lo traía loco.
Será así... porque el número telefónico que había escrito en el pequeño papel decía "Cutie" arriba. Y cuando el ojiverde vio el nombre lo recordó. Recordó haber estado con Cutie, recordó que esa persona le decía que se llamaba así. Fue lo único que recordó en ese momento, pero lo hizo y por alguna razón se sintió feliz. Feliz de tener al fin la información que buscaba. Y sin dudarlo, como era él, llamaría al número.
No había pensado dos veces que ya se encontraba con el teléfono de él al oído, luego de haber marcado al número del papel.
Un tono, dos tonos, tres tonos.
"¿SÍ?" se escuchó del otro lado. Una voz un poco aguda, pero de hombre. Era un chico.
Harry tardó unos segundos en responder, pero luego reaccionó. "Sí. ¿Quién habla?" preguntó él, se le notaba un poco nervioso en la voz.
"Louis. ¿Quién habla ahí?"
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cutie pie | L.S
FanfictionHarry recibe un regalo muy peculiar de cumpleaños. Ese mismo regalo se llamaba Cutie. Harry se enamora de Cutie. Pero Cutie tiene un secreto. El amor siempre tiene altibajos. ¿Podrán estos dos superarlos?