Colocó en el gps la dirección del café, buscándolo en su móvil. Encendió el auto y colocó su cd favorito en la radio. Se echó un vistazo al espejo retrovisor por última vez, y arrancó.
Harry se encontraba bastante nervioso, no iba a mentir. Él era una persona segura de sí misma a la hora de coquetear, pero esta vez se encontraba inseguro, como si algo lo hiciera sentir estúpido. Iba a hablar con esa persona que rondaba en su cabeza
No quería exagerar demasiado, tampoco era que Cutie sería el amor de su vida pero el hecho de que una persona lo tenga a él de esa forma era para alarmarse. Harry nunca había tenido un gran amor en su vida, ni tampoco un affair a tal grado de importancia. Él se consideraba puro, sí, Harry era aún virgen. Con veintiún años, era virgen. Se sentía experimentado a la hora en la que tuviera su primera vez, gracias a los miles de videos que sus amigos le habrían hecho ver. Él creía que desvirgarse no era solo meter su miembro en algún hoyo de por ahí, sino que era algo más mental. Creía que desvirgarse era el entregarse completamente a una persona, y por eso desaprobaba que las personas tuvieran desinterés con quién hacerlo, a la hora de follar.
Se encontraba ya llegando, a pocos metros veía el lugar donde podía estacionar, frente al café "Dagger & Rose". Se fijó en su reloj, y éste marcaba las seis de la tarde.
Sus piernas le temblaron un poco ni bien cruzó la puerta del lugar. Buscó con la mirada a alguien a quien él creía, podía reconocer. Pero no había nadie, así que optó por ingresar al lugar y sentarse en la última mesa contra la ventana. Esperó unos minutos y nadie llegaba al lugar, comenzó a preocuparse. Tal vez Cutie se habría arrepentido, quizás no querría verlo. Harry sacó su móvil y comenzó a distraerse con él, mientras esperaba que Cutie -o como sea que realmente se llamara- viniera.
Un mesero se le acercó junto con un anotador y una pluma en sus manos, listo para tomarle la orden. —Buenas tardes, joven. ¿Le traigo la carta o ya sabe lo que pedirá? —preguntó amablemente el chico de unos veinti-tantos años, muy apuesto, tenía ojos color café realmente sobresalientes y el cabello color miel.
Harry dudó unos segundos. Miró hacia la ventana, donde daba vista a la calle tal vez fijándose si veía llegar a alguien. Decidió que sería mejor ordenar cuando Cutie hubiera llegado.
—N-no, estoy esperando a alguien, ya llega. Tal vez hay mucho tránsito —sintió que quizás había dado muchas explicaciones a un simple mesero.
El joven solo asintió con una sonrisa y siguió su camino atendiendo a las demás mesas.
Comenzó a sentirse decepcionado ya que al cabo de ya quince minutos no había llegado nadie al lugar. Harry aún se encontraba sentado, y para que lo dejaran quedarse había pedido un simple vaso con agua. Sabía que si lo retenían ahí más tiempo sin ordenar nada lo echarían del lugar, así que él decidió irse por su cuenta.
Tomó su móvil y dejó una pequeña propina bajo el vaso que había consumido, se levantó de su silla y se dirigió con la cabeza en alto hacia la salida. Estaba un poco triste, él pensaba que Cutie se aparecería y hablarían y charlarían como dos personas normales, hasta pensó que quizás habría un poco de química entre ellos. Pero todo se arruinó. Cutie no apareció, ni lo llamó, siquiera un simple mensaje le dejó. Pero Harry no perdería su orgullo esperándola, él se iría y probablemente no la volvería a llamar.
Estaba a punto de cruzar la puerta, mientras tecleaba distraído en su móvil, cuando alguien lo chocó de frente. Eso hizo que Harry rápidamente suba su mirada.
Y los vio.
Vio unos ojos azules conectarse con sus propios verdes, una mirada intensa y fija que se mantuvo varios segundos. Ambos sin decir nada, siquiera moverse para dejar pasar al otro. Era un chico que Harry sintió conocer de antes, pero aún así no podía recordar de donde. El otro chico tenía la mirada fija en Harry, como si estuviera asustado. Su mirada demostraba suma debilidad ante el rizado.
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cutie pie | L.S
FanfictionHarry recibe un regalo muy peculiar de cumpleaños. Ese mismo regalo se llamaba Cutie. Harry se enamora de Cutie. Pero Cutie tiene un secreto. El amor siempre tiene altibajos. ¿Podrán estos dos superarlos?