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Tenía el estómago totalmente revuelto por culpa de esos dos asquerosos. ¿Que qué hora era? Ni idea, pero sería mejor no volver a ese cuarto por el momento, la sola idea de tener que aguantar a esa maldita durante dos años enteros me daba ganas de pegarme un tiro, pero no lo haría, no ahora que había conocido a un chico tan perfecto como Finn.

"¿Pero qué mierda digo? No puedo volver a enamorarme."

-¡Hey! -susurró alguien.

-¿Qué?- pregunté extrañada.

-Ven, acércate.

-¿Yo?

-Sí, ¿acaso hay alguien más?

-En realidad no -me ruboricé ante mi estupidez -¿Dónde estás? No te veo.

-Detrás de ti, en la primera puerta a tu izquierda- aclaró el extraño.

Me volteé y, efectivamente, esa puerta estaba entreabierta. Me acerqué vacilante, ¿de verdad iba a entrar? No sabía quien podía esconderse tras la puerta, quizá era alguien que quería dañarme...

-Adelante, puedes pasar.

Mi mano tomó el pomo, abrió la puerta de un tirón y en un instante me encontraba frente a la pelo-mocos. La miré interrogante.

-Sólo quería disculparme si te incomodé ayer, no era mi intención. Todo esto es entre Finn y yo, así que si no quieres salir mal parada será mejor que te alejes.

-¿Pero qué dices? Él y yo... ¡Ni siquiera sé si somos amigos!

-Sí, sí, no eres la primera que me viene con ese cuento y luego intenta colgarse entre sus piernas. ¿Y tú ves a alguna de esas chicas por aquí? No, ¿verdad? Piensa qué es lo que te conviene, aléjate de él, es por tu bien, no sabes quién es en realidad -me advirtió -Por cierto, me llamo Rayita -me tendió su mano.

¿Pero de qué iba esa estúpida? No pensaba colgarme entre las piernas de Finn, bueno, sólo pasaba por mi pervertida mente a ratos...

Todavía alucinando me di la vuelta y volví a tomar el pomo de la puerta.

-Espera, no me has dicho tu nombre -me retuvo.

-Annie -murmuré entre dientes.

-Hazme caso, Annie, luego no me vengas llorando.

Giré mis ojos resignada, salí de la habitación y seguí caminando hacia ningún sitio hasta que acabé frente a una sala cuya puerta estaba abierta de par en par. Algo en su interior desató mi vena cotilla, asomé un poco la cabeza, pero mi curiosidad era tan fuerte que acabé con medio cuerpo dentro.

Su interior me hacía estremecer, empezando por el papel de pared, decorado con un montón de caritas sonrientes de color rojo sangre. Había decenas de fotografías y cuadros macabros colgados en las paredes y otros tantos en proceso de creación; algunos retrataban horribles asesinatos, niños desfigurados, miradas inquietantes...

Seguro que esa era la sala donde celebraríamos halloween en un par de semanas, nunca había visto una sala tan bien decorada, por lo menos lo pasaríamos bien un día...

-Ejem... Señorita, eso era una sorpresa -murmuró a mí espalda un hombre que llevaba el mismo uniforme que Jane y Jeff.

-Lo siento, la encontré abierta.

-Y no sé que hace usted despierta a estas horas, sabe que no puede salir de su habitación hasta las 7 a.m.

¿Tan pronto era? Esto de no tener móvil estaba empezando a molestarme.

-No tenía ni idea.

-Ah, ¿es usted la nueva? Entonces no pasa nada, pero procure que ningún otro interno vuelva a verla merodeando por los pasillos a esta hora, ya sabes lo que les pasa a las niñas malas.

-Muchas gracias-leí su placa-, Helen.

¿Helen? Pero sí ese era un nombre de chica. En realidad su nombre daba igual, pero sería mejor que volviese a mi habitación antes de que cambiase de opinión. Helen me agarró del brazo, impidiendo que me moviera.

-Dime, ¿tú eres una niña mala?- le cambió totalmente el tono de voz.

-¿Qué? -me acorraló contra la pared -¡Eh, suéltame!

-Oh, sí, hablas como una niña mala, y las niñas malas merecen un castigo -me empujo al interior de la habitación llena de sonrisas.

Chillé lo más alto que pude, aunque sabía que probablemente nadie oiría mis gritos.

-Nena, gritar no te servirá de nada, sólo me excita más -olisqueó mi cuello como si fuese un animal.

-¡Déjame, hijo de puta!

-Oh, Dios, vuelve a gritar eso -me arrancó la camiseta.

No, me negaba a hacer nada con él, pero tenía más fuerza que yo y por mucho que trataba de golpearle no cedía.

-Venga, guapa. ¿Crees que te he traído aquí para que te quedes quieta? ¡Pues claro que no!- desabrochó mi sujetador- Muévete un poco, déjate llevar.

-¡No quiero nada contigo, joder! ¡No soy tu prostituta!

-No finjas que no deseas esto- lamió todo mi abdomen.

-Es que no quiero follar contigo, ¿tan difícil de entender es?

-Me da igual, ahora eres mía- me tumbó en el suelo y se tumbó sobre mí.

Helen empezó a besar mi cuello, subió hasta la oreja y paseó su lengua por ella. Posó sus labios sobre los míos e introdujo su lengua en mi boca. Empecé a agitarme inquietamente en el suelo, él no se inmutaba, seguía inspeccionando mi boca. Por fin logré liberar mis brazos de entre los suyos, agarré su cuello, separé sus asquerosos labios de los míos y traté de ahogarle.

-¡Socorro!-vacié mis pulmones en un grito de desesperación.

Ojalá nunca hubiese entrado es esa maldita habitación, incluso hubiera preferido ver a mí compañera de habitación tirándose a su novio.

-¡Más vale que te calmes, perra! No te conviene enfadarme -su voz llena de ira me hizo estremecer.

Entonces cometí el gran error de pensar en correr a pedir ayuda. Liberé su cuello y corrí todo lo que mis piernas daban, sin embargo él era mucho más rápido y me alcanzó antes de siquiera poder rozar la puerta. Maldita mi suerte...

Lo último que recordaba era su cara de satisfacción y sus labios torcidos en una sonrisa tan siniestra como la de la habitación, él tirando de mis pantalones y mi ropa interior y posteriormente golpeando mi cabeza contra la pared.

*******

Me encontraba en una habitación muy parecida a la mía, con la mesilla, el armario y todo idéntico, pero con tres camas y las paredes pintadas de verde.

Me dolía todo el cuerpo, pero sobre todo la cabeza y no sabía por qué. Intenté recordar, mas todo estaba borroso, sólo podía recordar esa sonrisa que me ponía el vello de punta.

#######

¡¡Hola!! ¿Qué tal? Sé que no os interesa, pero yo bien XD.

¡Esto se va poniendo chungo! (Y más que se pondrá *risa maligna*). Sí, quizá me guste demasiado el drama.

Por cierto, he pensado que le daría un toque más personal a la historia si pusiera una canción relacionada en cada capítulo, ya sea por la letra o la música. Podéis opinar qué os parece, si creéis que es buena idea o no. De todas formas, si no os gusta podéis elegir no reproducirlo.

Para finalizar, espero que os haya gustado, sí es así siempre se agradece un voto (pulsando la estrellita, no cuesta nada :D) o dejando un comentario. Así que hasta la semana que viene, lavaos los dientes u os saldrán caries XD, adiós y muchas gracias por leer <3.

P.D.: los de la foto son Rayita y Helen.

Él: mi perdición (Dean Ambrose fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora