Heridas de Halloween

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-Prosigamos con el tema de ayer, abrid vuestro libro por la página 54 -ordenó Helen-. Ahora, Elisa, sal a la pizarra y dibuja una molécula de agua.

Una chica de baja estatura y pelo muy rizado y claro se aproximó a la pizara y comenzó a dibujar.

-No, nena, la molécula de H2O tiene dos átomos de hidrógeno -la tomó de la cintura mientras corregía su fallo-. Ahora puedes volver a tu sitio- la soltó, no sin antes tocar su enorme trasero.

¡Menudo pervertido! Seguro que se comportaba igual con todas, ese tipo de gente sólo me daba aasco, y que encima fuese mi profesor...

La clase continuó entre estupideces que no me interesaban a las que no presté apenas atención, al fin y al cabo tenía demasiadas preocupaciones más importantes de atender que a una clase de física y química, y Helen manoseando al resto de alumnas.

Una eternidad después sonó el timbre que nos libró del maldito profesor de física y química que posiblemente me habría violado. Los alumnos se levantaron y comenzaron a hablar entre ellos mientras yo sólo me quedaba ahí.

-Deberías tratar de integrarte -me aconsejó Pablo.

-Yo ni siquiera debería estar aquí.

-No eres la única, pero deberías aprovechar el tiempo que pases aquí, haz amigos, conoce gente.

-Aquí no existen los amigos.

-No seas peliculera -replicó-, no todo el mundo es malo, hay gente que merece la pena.

-¿Como quien?

-Emmm... Bueno, eso deberías descubrirlo por ti misma.

Volvió a sonar la alarma que indicaba el comienzo de la segunda hora y todos, incluido el profesor, nos sentamos.

Segundos después la puerta se abrió de golpe y la muchacha de pelo verde entró atropelladamente. Tenía un aspecto totalmente descuidado, como si se acabase de levantar.

-Lo siento, me surgió algo -se excusó.

-Que sea la última vez, no puedes llegar tarde todos los días.

-Lo sé -ocupó su sitio al fondo.

******

Las clases se me habían hecho eternas, pero por fin habían acabado y podía tumbarme en la cama para hacer mi cosa favorita: nada.

-¿Puedo pasar? -llamaron a la puerta.

-¿Quién eres?

-Dean.

-Tu estúpida novia no está aquí.

-No vengo a verla a ella, déjame entrar.

-¿Y por qué debería dejarte pasar? -fruncí el ceño.

-Venga, Annie, tenemos que hablar -insistió.

-No lo creo.

-Joder... Sólo quería disculparme, me excedí un poco con lo de Finn, pero ya veo que eres una frívola insensible.

-Cierra la boca -abrí la puerta, dispuesta a darle una torta, pero él consiguió agarrar mi mano y sonrió genuinamente.

-Deberías aprender a defenderte, nunca se sabe lo que podría pasar.

-Si tú supieras...

Él: mi perdición (Dean Ambrose fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora