Apocalipsis Zombie: En busca de un lugar seguro (CANCELADA)

Hay que correr

[Jueves 5 de Septiembre, año 2019]

(Sammuel Carther)

¿Qué no entiende este hombre? Esa estúpida chica nos llevó a la perdición... maldita la hora en que decidimos ayudarla.

-Tenemos que dar aviso a las autoridades y noticieros, todas las personas tienen que estar alerta, quizás en menos de una semana ya no exista el mismo mundo que vemos ahora- les digo a todos caminado de un lado a otro en la habitación.

-Miren...- nos dice Minho, que se encuentra mirando a través de la ventana que da hacia la calle.

-¿Que cosa?- dicen Johanna y Paul al unísono con un leve acento italiano.

-Un geriátrico- responde y señala el edificio llamado "Geriátrico San José" que se encuentra al otro lado de la calle. - Y... Un hospital- ahora señala al hospital que se encuentra a unas cuadras de nosotros.
Se ve claramente porque nos encontramos en el último piso de la universidad.

-¿Y?- dice Hamg que parece no haberse dado cuenta de la situación.

-En los geriátricos y hospitales muere gente todo el tiempo...- dice Minho y rueda sus ojos al mismo tiempo que hace un gesto de obviedad con sus cejas.

-¡MIREN BIEN!- grité.

Ya estaba oscureciendo.
Todos pegaron sus narices a la ventana y observaron y oyeron lo mismo que yo. Gritos. La gente huía del geriátrico.

-Tardamos horas en confirmar las pruebas, ya es tarde, este es el principio del fin del mundo...- dijo Clara.

-¿Que hacemos Ascat?- pregunté asustado.

-Buscar lo más importante para sobrevivir a un apocalipsis zombie. Agua, comida, armas y... a correr, necesitamos encontrar un lugar seguro - respondió, podíamos notar sus ganas de llorar, las mismas que tenemos todos en este instante.

-¡Oigan!- gritó Minho desesperado. -¡Vienen para acá, hay que cerrar las puertas!.

Sin dudarlo, me di la vuelta y corrí lo mas rápido que pude por el largo pasillo. Al llegar al final de éste visualice las escaleras de servicio y no dude en usarlas, no hay tiempo que perder.
Siento una respiración agitada cerca mío, volteo y veo a Minho, que pocos segundos después, él se me adelanta tanto que lo pierdo de vista.

(Minho)

No puedo quedarme a la par de Carther sabiendo que soy más rápido. Hay que cerrar las puertas, cuando antes lleguemos, mejor.

Corro tan rápido que en un momento me tropiezo y ruedo escaleras abajo. Veo un cartel que dice "piso N° 3"... ya falta poco.

-¡Minho! ¡Minho!- puedo oír voz de una mujer, pero no puedo distinguir quien es la mujer que me habla.

Alguien me sacude bruscamente y me doy cuenta que no era una mujer la que me hablaba, sino Sammuel.

-¡Despierta Minho, tenemos que cerrar las puertas!- me dice.

Reacciono al instante y me pongo a correr. Carther me mira mientras yo corro.

-¡Corre Sammuel!- le grito y él comienza a correr al instante.-¡Más rápido!-.

Llegamos a la planta baja y abrimos la puerta. Salimos de allí corriendo y gritando en dirección hacia la recepción, donde se encuentra la gran puerta principal.
Lo que vemos nos deja paralizados. Gente corriendo y gritando, sangre, zombies...

Mi mirada y la de Carther se cruzan, los zombies ya nos vieron y vendrán por nosotros, somos los únicos que seguimos con vida por este sector, somos carne fresca, somos su cena.

Volteamos y corremos nuevamente en dirección a las escaleras de servicio, pero obviamente los zombies que nos vieron no tardaron en venir tras nosotros.

Tratamos de abrir la puerta que da paso a las escaleras pero está trabada. Sólo hay una salida, subir por la escalera principal.

-¡Por la escalera principal!- digo y señalo a las escaleras que se encuentran a unos metros de nosotros. Vamos a estar expuestos, lo sé, pero hay que avisarle a los demás.

Sin dudarlo empezamos a correr hacia la escalera principal, estoy mareado gracias a mi caída y por esa razón, mis piernas comienzan a fallar y vuelvo a caer.

Creo que Carther no se dio cuenta de que caí.
Me siento muy débil y veo a los zombies que me empiezan a rodear lentamente, puedo ver el hambre en sus ojos y sentir la muerte en mi cuerpo... No quiero convertirme en una de esas cosas.

°°°
[Viernes 6 de septiembre, año 2019]

(Teresa)

Abro los ojos lentamente, la cabeza me da vueltas y siento un ardor que recorre todo mi cuerpo.

El aire está caliente y me empieza a faltar de a poco. Miro a los costados y ahí están Romina y Camila, con el uniforme del colegio y recostadas en el suelo como hace segundos yo lo estaba también.

Esperen... ¿ROMINA Y CAMILA TIRADAS EN EL SUELO?. Mi corazón late mas rápido que nunca, nos encontramos en una pequeña habitación donde hay escobas, trapos, baldes, secadores de pisos, productos químicos para la limpieza, esponjas y papel higiénico. Nos encontramos en un cuarto de limpieza... pero, ¿Por qué estamos acá? ¿Que pasa?.

Me levanto bruscamente y me dirijo la puerta, intento abrirla pero no lo logro. ¿Nos encerraron?.

Cierro los ojos y antes de despertar a las chicas, me propongo a recordar lo que sucedió.

Recuerdo que estaba en el colegio con mis amigos (imagen de la escuela en multimedia) , era una jornada catequística adolescente de las 18:00 hs hasta las 20:00 hs, sólo fueron algunos papás para ayudar con la comida y bebida... y uno de ellos fue mi mamá.

Hablábamos de zombies, ya que habían salido nuevas series y películas, fue ahí cuando le pedimos a dios un apocalipsis zombie.

La jornada estaba terminando, cuando escuchamos fuertes ruidos que provenían de afuera del colegio. Gritos, gruñidos, disparos... Eso eran, gritos desgarradores y gruñidos espeluznantes, seguidos de ruidos de armas. No era normal...

Dos religiosas decidieron salir a ver que ocurría , pero regresaron inmediatamente, nos juntaron a absolutamente todos y rezamos una oración muy extraña, hablaba sobre muertos vivos... nadie entendía lo que pasaba.

-Hermana, ¿Que hay afuera?- le pregunté.

-Hay que escondernos, tienen que esconderse, ¡TODOS, CORRAN Y ESCONDANSE!- gritó finalmente, noté en su voz el miedo.-¡DIOS NO EXISTE! ¡ÉL ENVIÓ A LOS MUERTOS ! ¡AFUERA HAY ZOMBIES!.

Todos estábamos confundidos, y antes de juzgar a la hermana, absolutamente todos nos acercamos a ver por la ventana. Ella tenía razón, es fácil reconocerlos, son ellos, los zombies.

La gente comenzó a gritar y a llorar, a correr y a... abrir las puertas.

-¡Mamá!- grité

-¡Teresa!- se escuchaba a lo lejos.

Tenía miedo, las puertas estaban abiertas y los zombies no tardaron en entrar a la escuela al oír todo el alboroto.

-¡Mamá!- volví a insistir hecha un mar de lágrimas. -¡TE AMO!- grité a todo pulmón antes de que alguien me tome por el brazo y me encierre en un pequeño cuarto.