The last day. C.H.

2

Todo se veía borroso, y de un momento al otro. Todo estaba claro, estaba en mi habitación. De nuevo, pero yo no estaba en la cama.

Se podían ver todas las cosas exactamente igual de como las había dejado antes de que todo pasara.

La puerta estaba abierta, entonces decidí salir. Camine hacia la sala y allí estaba ella, mi madre junto a mi mejor amiga. Las dos estaban vestidas de negro, y con los ojos muy hinchados.

Mi mejor amiga sostenia mi oso de peluche, el que ella misma me había regalado para mi cumpleaños.

Mi mamá sostenía una foto mía.

Esto era insoportable de ver, necesitaba decirles que estaba bien.

Las dos lloraban en silencio.

De repente se escuchó un fuerte golpe en la puerta.

-SOPH. ABREME LA MALDITA PUERTA.

-¿Qué demonios?...- Dijo mi madre mientras caminaba hacia la puerta.

Los golpes no cesaban.

-Calum, ¿Qué haces?- Mi madre miro a mi novio con mucha tristeza, y lo ayudo a levantarse del suelo - Tienes un olor a alcohol insoportable, vamos, entra cariño.

-La quiero devuelta, Margaret. No lo soporto, no puedo vivir sin ella. No quiero vivir sin ella.

Calum abrazo la abrazo como si su vida dependiera de ellos y rompió en un llanto incontrolable.

Esto era imposible de ver.

Caí de rodillas al piso, llorando. No quería dejarlos solos, quería volver. Quería decirles que todo estaría bien.

Y el fuerte dolor en mi cabeza volvió, y la obscuridad me llevo.

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Desperté sobre algo verde, era ¿césped?

Comencé a ver hacia todos lados, y vi una multitud a lo lejos. Una multitud de personas vestidas de negro, comencé a acercarme.

Las palabras del sacerdote se podían escuchar.

-Hoy, Dios le abre las puertas del cielo a la que fue un día una excelente hija, una incondicional hermana, una compañera excepcional y una amiga maravillosa.- Los llantos silenciosos retumbaban en mis oídos. -Pero Dios sabe por qué hace las cosas, tal vez ella ya cumplió su misión en la tierra y ahora tiene que cumplir una desde el cielo. Tal vez ella ya nos enseñó todo lo que debíamos aprender, y ya nos dio todo el amor que tenía para darnos. Pero no lo dudes que ella perdurara en nuestras memorias y ahora, donde quera que este, nos guía y nos transmite todo la paz que puede.

Yo no estaba en el cielo, estaba aquí. Seguía aquí.

-Por último, quiero decirles que hay que recordar a Soph como ella era. Como la chica alegre y sonriente que era, como lo caritativa y buena que era. Cada vez que la recuerden, háganlo con una sonrisa. Eso es lo que ella hubiese querido. Hoy despedimos le decimos adiós a tu cuerpo, pero nunca adiós a tu alma. Si no, hasta pronto. Hasta pronto, Sophie.

El padre cerró su biblia y dio un paso hacia atrás.

Mi madre y mi padre caminaron hasta el frente, donde estaba el cajón. Mi madre cogió un puñado de tierra y la tiro arriba del ataúd de madera. Mi padre hizo lo mismo y callo de rodillas al piso, mientras mi mama lo abrazaba y lloraba junto a él.

Calum camino hacia al frente e hizo lo mismo.

Luego susurro: "Hasta pronto, Soph."

Mi alma se rompió en mil pedazos.

Cada uno de los chicos camino repitiendo lo hecho por Calum.

Mi mejor amiga estaba abrazada a Luke, ella no paraba de llorar.

Mi hermano mayor estaba con su uniforme de gala, hacia 1 año que no lo veía. Él había ido a la guerra, y ahora estaba aquí.

Todas las personas comenzaron a irse, incluso mi familia se había ido.

El agujero estaba totalmente cubierto, el sol se estaba escondiendo, y el dolor en mi cabeza estaba volviendo.

Una silueta se hizo visible frente a mis ojos.

Él se arrodillo frente a donde ahora solo descansaba mi cadáver, y dejo una flor blanca frente a todas las coronas y ramos que había.

-Jamás te olvidare, Soph. Fuiste, eres y serás mi primer y único amor. Te voy a extrañar, cariño. ¿Sabes? Ayer te iba a pedir para que fueras mi esposa.

Sentí mi corazón partirse en mil pedazos, él lo iba a hacer.

-Por eso hoy te traigo esto.- Dijo sacando una pequeña caja de su bolsillo. -Ahora ya no puedes decirme si, o si no. Pero espero que sepas que nunca ame ni amare a nadie como te amé a ti, nos veremos pronto, linda. Te amo.

-Si quiero, Calum. Si quiero ser tu esposa.- Dije acercándome a él, intente tocarlo pero me era imposible. Acerque mi mano a su cara para poder tocar su mejilla, y no pude sentirlo. Pero en ese momento un viento soplo y movió su cabello. Su piel se erizo y el miro hacia arriba conteniendo las lágrimas.

-Adiós, Soph. Te amo, hoy y siempre.

Podía ver como se alejaba, y de nuevo el dolor en mi cabeza.

La obscuridad se hizo visible, y ya no pude ver ni recordar nada.