Capitulo 9

23 0 0
                                    

Capitulo 9

La luz golpea directamente en mis ojos haciendo que me remueva arrimándome más a Ken... un momento. Abro los ojos y miro a mi alrededor aun seguimos en la azotea y parece ser que he dormido abrazada a Ken, porque ahora no es solo su brazo que pasa por sobre mis hombros, estoy sentada en su regazo con la cabeza apoyada en su pecho y mis brazos rodeando su cuello, sus brazos rodean mi cintura y su cabeza esta apoyada en la mía.

-Joder.-digo sin poder evitarlo al mirar hacia otro lado, porque de repente me siento avergonzada de estar en esta posición y he mirado directamente al sol que esta saliendo de su escondite. Trato de alejarme pero Ken aprieta su agarre sobre mi.

-Estate quieta, no me dejas dormir.

-¡Ken!

-¿Qué te pasa?

-Esta amaneciendo idiota.-Ken gruñe en respuesta y abre sus ojos lo que lo obliga a mírame a los ojos ya que al tenerme sujeta para que no me moviera y el pudiera dormir me ha dejado a pocos centímetros de él. Me mira detenidamente por unos cuantos segundos y después suspira.-Tenemos que movernos.

-Aun son las...-mira el sol- cinco como mucho.

-Exacto, no se a ti pero a mi me vienen a despertar a la habitación.-Ken suspira.-¿Me sueltas?-Ken frunce el ceño.

-¿Y si no quiero?- ahora frunzo el ceño yo.-¿Sabes lo cómoda que eres para dormir?-ruedo los ojos y vuelvo a mirarle.

-Esto va en serio. No pueden sospechar y ahí abajo hay gente que por desgracia me conoce bastante bien y vendrá aquí a buscarme. No pueden encontrarnos así.-Ken suspira pero hace lo que le pido. Me levanto y me estiro cual gato. Empiezo a caminar directamente a la puerta sin mirar atrás.

-¿No te vas a despedir después de una noche mágica? No me esperaba eso de ti, doce.

-¿Mágica? Será para ti, cuatro.- continuo caminando sin siquiera mirarle hasta que siento que me agarra y me planta un señor beso en la mejilla haciendo que abra los ojos como platos y gire la cabeza ligeramente hacia el. Ken me suelta y comienza a caminar.

-Tienes razón, ha sido mágica...-no se gira al decirlo simplemente cruza la puerta que da a las escaleras de emergencia, la única entrada a la azotea. Siento como las mejillas me arden ¿me he sonrojado? ¿desde cuando yo me sonrojo? Agito la cabeza, me lo habré imaginado.

---

Entro en el comedor parece que todo el mundo ha decidido levantarse pronto hoy, Katniss, Peeta, Evan... incluso Haymitch esta sentado en la mesa con una taza de café probablemente con algún tipo de licor y una tostada a medio camino de su boca. Sin decir una sola palabra me siento en mi sitio habitual y cojo mi desayuno habitual. Siento la mirada de todos clavada en mi, esperando una reacción de mi parte y si lo pienso detenidamente la conversación con Cuatro ayer a la noche y la de esta mañana han hecho que me olvide de los verdaderos problemas, de que nuestra vida esta en peligro, que lucharemos contra otros 22 tributos en unos días y que en nuestras manos esta el sobrevivir a todo ello, en que las cosas se vuelvan a encauzar como hace años, antes del cambio de presidente, que Evan es el menor de mis problemas, y me sorprende darme cuenta de que ya no estoy molesta.

Miro de reojo a Evan evaluando los daños visibles que le haya podido causar apenas tiene una leve marca rojiza en el cuello, asique no veo problema alguno, vuelvo a mirar mi plato y continuo comiendo en silencio, un silencio incomodo y tenso pero que a mi personalmente no me molesta.

-¿No tienes nada que decir, Li?- alzo la mirada a Peeta que es el que ha realizado tan estúpida pregunta.

-No.-digo encogiéndome de hombros. Me fulmina con la mirada, Katniss me suplica con la mirada y Haymitch me mira serio, evaluándome.-No tengo nada que decir porque esta todo dicho, el sabrá lo que hace a partir de ahora, apenas quedan unos días para luchar a muerte, es él el que decidirá de que lado va a estar.-termino mi vaso de chocolate y me levanto para después adentrarme en el ascensor aunque queden 15 minutos para el entrenamiento.

El regreso {Los juegos del hambre ♡}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora