Capitulo 2

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Capítulo 2


Tras la visita de mi padre los agentes de la paz me sacaron de la sala en la que me encontraba y junto con Evan me llevaron al tren que estaba esperándonos en la estación. El tren es enorme, los únicos que yo había visto hasta ahora eran los de mercancía que no se parecen en nada a este. La estación está llena de agentes de la paz, no hay nadie más, hay mucha seguridad, se ve que se toman esto muy en serio, ¿creen que vamos a escapar? seguramente alguien lo ha intentado.

Una vez dentro del tren la puerta se cierra detras nuestro los agentes de la paz se quedan fuera por lo que ahora estoy sola con Evan y puesto que no le quiero conocer empiezo a caminar por el tren mientras este me sigue. Después de recorrer un vagón llegamos a una especie de sala con cinco sillones individuales unos enfrente de otros y una mesa en el centro, a pocos metros se encuentra una mesa de caoba con unas velas y un par de platos además de seis sillas que la rodean. Junto a la mesa de caoba hay un bar con varias botellas, sería el paraíso de mi padre...

Me siento en uno de los sillones circulares y miro por la ventana, ya nos hemos puesto en marcha, no han perdido el tiempo. No sé cuánto tiempo estoy así ni cuánto tiempo Evan me observa pero de pronto escucho como una de las puertas del vagón se abren, al alzar la vista me encuentro con Katniss que viene con paso frenético directa a mí, yo me levanto del sillón en cuanto me percato de las lágrimas que resbalan por su rostro, nunca la había visto así, nunca se deja ver débil. Cuando Katniss y yo estamos frente a frente ella me abraza ¿qué narices pasa hoy que todo el mundo me abraza? y además Katniss, solo en su casa y con su familia se muestra "cariñosa". Me he quedado en shock o algo porque no es hasta que la oigo sollozar que reacciono apretandola fuerte contra mí y enterrando la cabeza en la curva de su cuello.

Escucho la puerta volver a abrirse y noto poco después como otros brazos más fuertes nos rodean a ambas y como me dan un beso en la cabeza, Peeta. Cuando noto que Katniss deja de temblar alzo la cabeza, aun no me permito comparecerme de mi, ni lo permitiré mientras este metida en esto, ha sido mi decisión y debo asumir sus consecuencias, no puedo permitirme el lujo de sentirme débil ni de hacérselo ver a los demás. Me separo de Katniss y Peeta y veo a Haymitch que me mira con una sonrisa como la que he visto en la plaza hace apenas una hora.

-Bien hecho, preciosa.- sonrió con suficiencia y le guiño un ojo.

-¿Que esperabas de mí? Soy perfecta.- ahora hago como si mis uñas fueran lo más importante del mundo y le oigo soltar una pequeña carcajada.

-Katniss ¿no será tu hija perdida por casualidad?- ella que se ha recompuesto le sonríe divertida.

-Espero que no.- dice Peeta con un tono bastante serio pero con otra sonrisa divertida en la cara, y agarra a Katniss y le abraza.

Como no puedo con más sentimentalismos le hago un gesto a Haymitch con la mano y salgo a ver el resto del tren. Llego al último vagón que resulta ser una enorme cristalera y una sofá pegado a ella, allí es donde me siento y me abrazo las rodillas y observo mi reflejo en el cristal más limpio que he visto en mi vida, es casi como un espejo; mi pelo negro atado en un moño desordenado dejando algunos pelos sueltos y aquellos que no llegan atrás descansando sobre mi frente y pasando por el lado de mi cara como enmarcándola; mis ojos negros quizá algo más claros que mi pelo pero con el delineador que me ha obligado a ponerme Susan parecen tan negros como el carbón; los labios pintados con un pintalabios rojo, también cosa de Susan; mi camisola verde bosque de seda, prestada por Susan; mis pantalones cortos negros; mis botines con tacón bajo, también negros y por ultimo pero no menos importante un colgante con forma de hoja verde y plata rodeando mi cuello, es un regalo de mis abuelos, apenas dos semanas antes de que murieran, por eso significa mucho para mí, nunca me lo quito, le he tenido que cambiar la cadena en varias ocasiones pero aun así sigue ahí y no tengo pensado quitármelo nunca, me lo dieron con un significado "por mucho que te pueda pasar tu no debes cambiar, mira los arboles cada otoño cambian de color y el invierno les quita su refugio, su vida, su color pero ellos vuelven a alzarse en primavera como si eso nunca hubiera pasado, a pesar de todo lo que la naturaleza misma les hace ellos siguen sin cambiar, siguen siendo ellos mismos" dijo mi abuela cuando me lo dio, yo no entendía, no entendía sus palabras hasta que los perdí.

No pasan ni quince minutos cuando escucho la puerta abrirse. Alzo la vista y me encuentro a Evan que camina hasta mí, observándome en todo momento, y se sienta frente a mí, ya que estoy mirando al costado, y sigue observándome con esos preciosos ojos color castaño sin decir una sola palabra y aunque trato de hacer como si no estuviera, mirando el paisaje por el cristal, siento sus ojos clavados en mí, me siento demasiado incomoda como para poder ignorarle por mas tiempo.

-¿Tengo algo en la cara? Deja de observarme, me veras suficiente durante las próximas semanas, hasta que uno de los dos muera.- digo sin mirarle siquiera, cuanta menos relación tengamos mejor para mí, no he venido a hacer amigos precisamente, por una vez mi bordería servirá para algo realmente importante.

-Uff, menudos humos, guapa.- ahora sí, clavo mi mirada en él, la mirada amenazadora, la que dice “cuidadito colega, o te quedaras sin descendencia”.-Tranquilízate, solo me das curiosidad eso es todo.

-¿Y?- digo cortante, ¿Por qué narices no se larga?

-¿Sabes que eres un poquito intimidante?- dice con una sonrisa de lado, trata de ocultar el miedo, es como cuando cazo, la mirada de los animales en el instante que ven que les apuntas con un arma. No le contesto solo alzo una ceja y le miro de arriba abajo, ahora que lo pienso es uno de los “populares” le he visto alguna que otra vez rodeado de chicas hablando o haciendo cosas menos decentes, y con sus amigotes “liándola” como dice Chuck. ¡Dios! Chuck y Susan están solos, bueno Chuck tiene más amigos y este es uno de ellos, creo… no lo sé, de todas formas para ellos tampoco será divertido, aunque saben que a mí me gusta pelear, nunca le hago ascos a una pelea en el instituto cuando me viene algún listo o lista metiéndose en mi vida, diciendo cualquier cosa sobre mi familia, pero esto es diferente. Más me vale sobrevivir o me asesinaran ellos otra vez.

-¿Y?- digo otra vez.

-¿Tu eres la amiga de Susan y Chuck?- no contesto, solo le miro.- La que no se relaciona con nadie que no sean ellos, excepto para pegar a alguien…

-Mira, Evan- escupo su nombre como si me diera asco.- Te voy a dar un consejo, no intentes acercarte a mí, porque créeme que yo no dudaré un instante en la arena para matarte, ahórratelo.- digo y empiezo a alejarme.- Y… la curiosidad mató al gato.- digo esto último antes de salir del vagón.

Voy directa a lo que será mi cuarto, una triste cama con un par de mesillas de noche y un armario, además de un baño. Me lanzo directa a la cama, mañana empezaré a pensar en esto con la cabeza fría, sé que me he pasado con el pobre chaval pero lo he dicho en serio, no soy un monstruo sin corazón pero paso de morir frente a todo Panem, y creo que si le dejo acercarse el chaval me caerá bien y como soy así de tonta trataré de protegerle. Con esos pensamientos caigo en los brazos de Morfeo.

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Bueno pequeños adictos a Los juegos del hambre que hayáis decidido leer esta fan-fic, espero que os esté gustando, trataré de ser fiel a los libros, si veis algún fallo o algo que no concuerde con ellos ya sabéis comentar y lo solucionaré.

Disfrutar de la lectura queridos sinsajos y nos leemos en el próximo cap.

 También os dejo el colgante de Li.

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El regreso {Los juegos del hambre ♡}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora