Andy

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-Que dices nena, no es una belleza –le digo a Mari, es la tercera chica con la que salgo en estos dos meses, pero ella es diferente, es graciosa y... y creo que me gusta.

-¿Cuánto dinero le invertiste a este auto? –Me pregunta mientras lo mira con detenimiento-. Nada más este interior. Los parlantes de atrás –me doy la vuelta para mirar pero ella me volteo la cara de nuevo a la carretera. Es tan linda-. No despejes los ojos de la carretera mientras conduces Andy, puede ser peligroso.

-¿Sabes nena? Este auto me ha dado más dinero del que yo le he invertido –eso no es verdad, pero en un par de carreras más lo será.

-He estado pensando. Ya no es necesario que vallamos Andy.

No puedo evitar molestarme por su comentario, ¿acaso cree que no puedo con él?

-Si no lo hacemos, tu exnovio seguirá molestándote –freno el carro. ¿Porque me dice eso ya cuando estamos frente a la casa del tipo?-. Vamos.

Ella me sigue algo nerviosa, si supiera a lo que me he enfrentado, estaría tan despreocupada como yo. Todo esto comenzó cuando dijo que me quería, pero que no quería continuar saliendo conmigo, me pareció la típica escusa de las mujeres, pero luego comenzó a llorar, además, de verdad me gusta esta chica, así que le pregunté qué pasaba y me dijo que su exnovio la amenazaba. Le pregunté que si sabía dónde vivía y ahora henos aquí.

-Tal vez si no está.

-Claro que está, los malditos que amenazan a las mujeres siempre están en sus ratoneras. ¡Sal bastardo!

De pronto se abrió la puerta y me acojoné, por un segundo me acojoné. Era por lo menos de dos metros y lleno de músculos.

-¿Porque las chicas bonitas siempre tienen un exnovio así? deberían decirlo cuando te conocen.

-Qué haces aquí Mari, y con este niñito.

-Tengo 27 años, los cumplí hace dos meses –digo anchando mi pecho.

Un muchacho algo bajo, de pelo rubio y pecas en las mejillas no causaba mucha imponencia. Charlie si la hubiese causado, no tenía grandes músculos pero... su mirada firme, su determinación y su valentía. Como desearía saber de Charlie, en ocasiones me hablo con Olson, pero es una vez cada dos meses.

-Pero me dijiste que tenías 21.

-Tranquila nena, agradecería que no me ayudaras. Ahora escúchame bien cerdo, dejarás de molestar a Mari, ¿entendido?

-¿Tú me obligarás? –me pregunta con una carcajada. Pero antes de que pueda terminar de reír ya estoy frente a él-. Qué día...

Escupe saliva. En las películas o dibujos animados siempre escupen sangre, pero este escupió saliva, creo que no lo golpeé tan fuerte.

-Dejaras de molestarla, ¿de acuerdo? –Parece que no me ha escuchado así que le cojo de la camisa y lo levanto del suelo-. ¿De acuerdo?

-De acuerdo - logra balbucear.

Me dirijo al carro y Mari va tras de mi con una ancha sonrisa y saltando de alegría.

-Eso fue increíble Andy, no sabía que eras tan fuerte.

-Es el poder del amor –le digo y le doy un largo beso. Luego enciendo mi auto y nos vamos.

Al llegar a la calle 23 noto que la calle está muy desierta, aun para ser casi las 3 de la mañana.

-Esto está demasiado solo, ¿no lo crees Mari?

-Es cierto. Es raro teniendo en cuenta que está cerca de la avenida principal.

Acelero para salir rápido de ahí, todos los chicos, Max, Han, Charlie y sobretodo Olson decían que yo presentía las cosas, que tenía un don para detectar los malos momentos, y en este momento siento eso justamente.

-Tal vez...

Alguien se tira hacia el carro y es arrollado, yo me detengo y bajo del carro rápidamente. Es un Ponsber. Ahí está. Si tan solo el augurio hubiese llegado antes.

-¿Se encuentra bien señor? –Pregunta Mari.

Es una de las cosas que siempre odié, que nadie aparte de nosotros pudiesen verlos tal como eran, una masa de tumores de color azul oscuro, con unas manchas negras.

-Mari, ¿Sabes conducir? –sé que huir sería inútil.

-Si pero que...

-Vete, te llamare luego –Mari se quedó inmóvil unos minutos-. ¡Vete! Vete por Dios vete –de verdad que me gusta.

Se mete en el auto y arranca.

-Así que ¿cuántos son? –le pregunto a la oscuridad.

-No muchos querido –esa voz tan molesta solo podía ser una persona.

-Rayos, porque tú. Porque no Desgadh o Albert, o cualquiera de los suyos.

-Porque quería verte. Quería volver a besarte.

-¿Acaso no te bastó con besarme mientras yo agonizaba por culpa de tu daga?

De las sombras aparece ella, esta vez tiene el cuerpo de una mujer pelirroja y cabello cortó, es un poco baja pero igual de sexy a todos los cuerpos que ella escoge.

-Así que mataste a otra chica. Creí que habías muerto Vicky, creí que no soportabas la vida sin Codicia.

-Pues te equivocaste cariño, amaba a Codicia, pero también te amo.

-Solo eres una asesina. Solo matas por vanidad.

Ella me sonríe como si le hubiese dicho un cumplido. Miro a mí alrededor y logro divisar a cinco cazadores, respiro hondo y trato de tranquilizarme, si Charlie estuviese aquí...

-Ahora hay un nuevo Codicia, y no quiere que sus ex compañeros sigan molestando a sus nuevos amigos. Qué ironía no. Así que te patearemos el trasero como tú se lo pateaste a ese humano.

-¿Max? –De inmediato se me vino a la cabeza la última vez que vi a mi hermano. Había pedido tiempo para asimilar todo, y dijo que tal vez no volvería, luego supimos que se encontraba en un monasterio y luego... luego todos nos dispersamos.

-Cuando hayas muerto te daré un beso por ser un buen chico, solo déjanos hacer nuestro trabajo.

Dos de los cazadores se me acercan a gran velocidad, Siempre dije que parecían chimpancés pintados de azul, solo con una diferencia, de que los chimpancés tienen ojos, los cazadores no. Recuerdo que papá nos dijo una vez que eran una especie de quirópteros, pero la verdad es que a mí me parecen chimpancés.

Salto y uno pasa por debajo de mí, el otro llega frente a mí y lo recibo con un gran puño que lo manda a unos tres metros de donde estoy.

-Vamos amor, terminemos con esto de una vez –dice ella, pero no sé de donde proviene su voz, ha desaparecido en las penumbras.

Un cazador se me tira encima y esta vez no lo puedo alejar, intenta morder mi cara y pongo mi brazo. Siento la mordida y la sangre que baja hasta mi axila, se siente tan asqueroso. Con mi otra mano cojo el hocico del cazador y lo aprieto, me duele, pero sé que a él también, escucho algo parecido a un chicheo y luego el cazador cae a un lado.

Lo golpeo en el estómago y se queda tendido ahí, una vez que mueren se vuelven invisible para los demás, y en cuestión de una hora se deshacen.

Se acercan los otros tres. Esquivo uno y lo cojo de sus patas traseras en el momento preciso, luego doy unas cuantas vueltas y lanzo al cazador contra los otros dos. No tardan en levantarse, pero en vez de atacarme comienzan a correr, pasando por el lado de Vicky.

-Creo que solo quedamos tú y yo Vicky, es mejor que salgas.

-El chico se ha vuelto fuerte he, me alegro por ti, pero solo es cuestión de tiempo para que recuperemos todas nuestras fuerzas, entonces acabar contigo será solo otro aburrido trabajo.

Escucho que la voz se va alejando al igual que sus pasos, me quedo sentado en el asfalto y llamo a Mari para que me recoja, espero que no me convierta en un hombre cazador o algo por el estilo. Rio y me duele. Tendré que avisar de esto a Olson.


Un regreso inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora