Capitulo 4

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-Ven aquí- Golpeó con delicadeza sus rodillas y yo caminé a través del largo pasillo, sabía que las ondas azul cielo del vestido se movían con el caminar y por aquello era el favorito de él.

Coloqué mis brazos alrededor de su cuello y su rostro quedó a la altura de mis costillas por el hecho de estar sentado, él rodeó mi cintura con sus suaves manos hasta hacer un poco de fuerza y me hiciese caer sobre la cama bajo su cuerpo.
-No sabes cuanto te amo- Besó la punta de mi nariz y yo sonreí
-Por supuesto que lo- Acaricié su mejilla -Por que te amo de la misma forma que tu a mi- Mis ojos no podían dejar de recorrer cada facción de su rostro y amaba estar entre las sabanas de aquella manera con él.
-Mi maravillosa Bee- Sus manos se deslizarón sobre mi cintura y entre mis dedos sus rubios cabellos se encontraban
-Mi dulce Thommy- Él rodó sus ojos y yo reí por que sabía que él odiaba el diminutivo de su nombre
-¿Estas vengandote por el helado?- Rió y yo asentí
-Me quedé con esas profundas ganas de un helado de cereza, mi amore-
Él cerró sus ojos y mantuvo su cuerpo tan cerca del mio con sus brazos aún rodeandome
-Lo siento cariño- Colocó su barbilla sobre mi cabeza -Mañana a primera hora ahí estaremos- Me quedé quieta inhalando la profunda fragancia de mandarina y arándanos que Thomas solía usar en su ropa.
-El helado no importa ahora- Mi rostro se hundió en su pecho -Solo no dejes de abrazarme esta noche-
-No lo haré- Susurró cerca de mi oído para verme después.

Sus ojos, su nariz, sus mejillas que siempre se encontraban ruborizadas por el frío de la oscuridad, mis lagrimas comenzarón a salir y él colocó sus labios sobre los míos, moviéndonos con lentitud y podía sentir sus manos tras mi espalda, quería mantenernos así para siempre.

Así que porfavor dejame tener este recuerdo para siempre. Solo este.

×××

La marea era bastante alta, mis pies colgaban de un acantilado sin poder alcanzar el agua, sostuve entre mis dedos un pequeño barco de papel y el sol se ocultaba tras los frondosos árboles haciendo que la sombra se reflejara un color dorado en la superficie.

Miré el barquito que seguramente al soltarlo se iría lejos de mi, miré la forma en que lo hacía, miré los rayos del sol ocultarse, como las manzanas caían de los árboles aterrizando en el pasto, los niños correr con el delgado listón de sus cometas enredado en

The Ghost of You (Gerard Way)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora