CAPÍTULO 4

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Último capítulo de esta mini historia, espero que os haya gustado. Pronto volveré con más.

-¿Cuándo podré irme, doctor? -le preguntó Rick cuando este terminó de revisarlo.

-Por lo pronto un par de días más para ver cómo evolucionas. El golpe que sufriste en la cabeza fue muy grave.

Bufó.

-Me han dicho que quieres hacer una llamada -Asintió. El médico le tendió su móvil.

-Gracias.

-Pasaré a recogerlo en unos minutos.

-Ok, gracias doctor. -Repitió.

Dando vueltas al aparato entre sus manos, pensaba las opciones que tenía. Eran pocas, muy pocas. Con la agenda en el móvil, ¿quién se sabía los números de sus contactos? Estaban su madre, Kate; a esta no podía llamarla. A su madre tampoco. No estaba en el país. Por más que intentó recodar, no se sabía ningún otro número. ¿Cómo podía tener tanta mala suerte?

Con la ayuda de uno de los enfermeros logró averiguar el número del bufete de su abogado. Gracias a su web en Internet.

Al principio, lo había regañado por desaparecer así, pero cuando le explicó el motivo, se preocupó por él.

-¿Qué pasó con la vista?

-Se canceló.

-Ah -dijo solamente.

-Katherine se veía preocupada.

-Claro, no iba a poder divorciarse de mí.

-No, me refiero a que estaba preocupada por ti. Hasta ha venido varias veces a verme para saber si yo sabía algo. Me dijo que la avisase. Me dio su número.

-No le digas nada de esta llamada si vuelve a ir.

-Pero... Ok, está bien. Así será. Eres mi cliente

-Necesito que me mandes dinero y algunas cosas.

-Espera que cojo papel y boli.

XXX

Cuatro días. Cuatro días más tuvo que estar ingresado. En esos cuatro días se las había ingeniado para que su abogado, gracias a algunos contactos, lograse que la vista fuera al día siguiente. Dos horas después de la hora de llegada de su tren a Nueva York.

Las últimas imágenes de Kate con Demming no paraban de rondarle en la cabeza, haciendo que su enfadado aumentase. Además, lo que lo había distraído de la carretera había sido su llamada, precisamente.

XXX

Entró acompañado de su abogado. Kate, que ya estaba allí, caminó hacia él nada más verlo entrar.

-Oh, Rick, ¿qué te ha pasado? -preguntó, preocupada. Cuando vio los moratones en su cara, la venda que cubría su ceja y su mano inmovilizada. Fue a tocarlo pero el escritor se apartó.

Beckett notó cómo sus ojos se aguaban ante esa reacción y la mirada fría de él.

-Rick... -su voz denotaba tristeza.

-Creo que hemos venido aquí para divorciarnos, no para hablar de lo que me ha pasado. -No le dio tiempo a contestar. Caminó hasta la sala dónde firmarían su apta de divorcio.

XXX

-Aquí pone que su cliente no quiere nada. -se dirigió a la abogada de Kate.

Te echo de menosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora