Acariciaba despacio su pelo, enredando sus dedos en los mechones castaños de su hija mientras sentía su suave respiración sobre su cuello. El aire que expulsaba por la nariz chocaba contra su piel.
No sabía exactamente, cuánto tiempo llevaban en esa misma posición. Tal vez, más de una hora o, tal vez, solo un par de minutos. Qué importaba el tiempo. Lo que sí sabía era que necesitaban tiempos para recomponerse, para volver a cicatrizar las heridas que se habían abierto después de esa charla.
Notó que el cuerpo que estaba entre sus brazos se removió, sacando su rostro de su escondite, dejándole ver sus grandes ojos verdes, todavía brillantes por las lágrimas.
-Cuéntame más de ella.
-¿Quieres saber más sobre mamá? -le preguntó a su hija, que respondió con un movimiento de cabeza, acomodándose otra vez sobre su pecho. -¿Qué es lo que quieres saber? -inquirió, besando su cabeza.
-¿Cómo os conocisteis?
Suspiró. Una media sonrisa apareció en su cara al recordar.
Colocó la mano con la que no acariciaba su pelo encima de la suya, en la que la niña tenía puesta sobre el corazón de su padre.
-Empecé a seguirla para documentarme. Era la mejor detective de Nueva York y me las ingenié para poder hacerlo. Me acuerdo que a tu madre no le hizo nada de gracia.
Escuchó la risa de su hija.
-Tenías que haber visto su cara cuando su jefe le informó de que la seguiría y de que no podía hacer nada por evitarlo. Si las miradas matasen, me hubiese fulminado en ese mismo momento.
La niña rió más fuerte.
-Pero, al final, se dio cuenta de que era útil y se acostumbró a que la persiguiese por todos lados. No es fácil no ceder a mis encantos.
-¡Oh! -exclamó divertida su hija para luego volver a ponerse seria. -Me hubiese gustado poder pasar más tiempo con ella. -Quiso decir algo más, pero el nudo que se le había formado en la garganta, se lo impidió. Y, cuando hizo el esfuerzo de hablar, su labio inferior tembló.
Rodeó el pequeño cuerpo de su hija con sus dos brazos, luchando por aguantar las lágrimas cuando esta sollozó un "la echo mucho de menos, papá". Él también la echaba de menos, terriblemente de menos. Inspiró, llenando sus pulmones de aire, intentando disipar ese dolor en su pecho. Esa punzada que se había instalado ahí desde hacía más de un año y al que ya se había acostumbrado a sentir, para su desgracia.
Sentía que una parte de él había muerto el mismo día que ella lo había hecho. El día que recibió esa llamada. Cuando escuchó esa voz que se le quedaría grabada para siempre. Ésa que le anunció que su mujer había fallecido antes de, ni siquiera, poder hacer algo por su vida. Había sufrido tres disparos en una redada contra unos mafiosos.
Le costó, pero tuvo que hacerlo. Tuvo que seguir adelante. Por su hija. Era demasiado pequeña cuando su madre murió, apenas tenía 5 años cuando ese fatídico día tuvo lugar.
El día más negro de su vida. El día que dejó de vivir para él, para hacerlo por su hija.
Perder al amor de tu vida de aquella manera, es algo que te cambia la vida, tanto, que, a veces, dudas de que, eso, sea vida.
Fin.
XXX
Releyó las últimas líneas antes de retirar sus dedos del teclado de su ordenador. Se quedó pensativo por unos segundos, mirando un punto fijo en su despacho. Ponderando la idea de cambiar algo o no. No era exactamente lo que tenía pensado para la saga de Nikki Heat. Es más, hacía solo dos meses no se imaginó que el final estaría tan cerca, pero los últimos acontecimientos de su vida lo habían llevado a querer acabar la saga lo más pronto posible. Lo que hizo que borrarse la mayoría de los capítulos que llevaba escritos. Necesitaba cambiar la trama para escribir el final definitivo de los libros inspirados en Katherine Beckett. Tenía que darle un fin a esa etapa de su vida. Escribir algo que no le doliese.
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Te echo de menos
FanfictionNueva historia, tendrá solo 4 capítulos, escrita por Caskett23A misma autora de "Que bonita la vida" espero que os guste y os entretenga mientras término de preparar los capítulos del resto de historias. Y ahora el resumen de esta. -Castle -dijo, en...