-¿Que harás hoy?- pregunta Zack, mientras comemos en la mesa.
-Nada, ¿Que harás tu?- doy un mordisco a mi manzana y la mastico por unos momentos antes de pasarla por mi garganta.
-Iré a una fiesta con unos amigos.- contesta encogiéndose de hombros.- ¿Quieres ir?- pregunta con un poco de desconfianza.
-Uhmm
-Antes de que digas que no, considera que hace mucho que no vas a una fiesta y tenemos que recobrar el tiempo perdido.
-No lo se.- paso mi mano por mi cabello y me giro a mirar por la ventana.
-Por favor, solo es una reunión.
-Lo pensare.
-¿Podrías mandarme un mensaje si te decides por ir?- pregunta.
-Claro.
Comenzamos a platicar acerca de otras cosas cuando suena el timbre y tenemos que partir hacia nuestras respectivas clases de un día de viernes. Hace 2 semanas que comenzamos a salir y hablar y frecuentarnos. Ha comenzado a ir casi a diario a mi casa y su compañía es bien agradecida ya que por el trabajo de mi tía Sam en el hospital, siempre me encuentro sola.
Al final de la jornada de clases, me voy directo a mi casa sin encontrar a Zack en el camino. Al llegar a casa, me encuentro con mi tía en la cocina.
Trae su uniforme de enfermera, y en su mano lleva una taza de té.- Hola linda,¿Que tal tu día?- pregunta.
-Muy bien- sonrío un poco. -¿Ya te vas?- le pregunto y ella asiente mientras toma un sorbo de té.- Zack me ha invitado a una fiesta, ¿Puedo ir?
—¡Claro que si!—Me sonríe mas animada. —Me alegra mucho que vuelvan a ser amigos.
—A mi también.—confieso. Desde junio que no lo miraba, y después de mudarme, no hice ninguna amiga aquí. Siempre me encerraba en mi habitación, dormida, leyendo o pintando. Me aleje completamente de mis amigos y de mi familia.
Unos minutos después, mi tía ya se ha ido. Decido enviarle un mensaje a Zack informándole que he decidido ir, aunque aun no este muy convencida. Pero siento que este es un nuevo inicio, una nueva oportunidad para ser feliz, de ser como antes, libre, feliz, sonriente.
Después de todo, creo que ya tengo que superarlo. Solo que no puedo aun, no puedo dejar de pensar en mi mamá, en lo que perdí.
*
Estoy sentada en medio de un mundo de gente, pero estoy sola. Todos dicen palabras reconfortantes pero no ayuda en nada. Ya no siento nada.
—Paula, mi amor, siento mucho todo esto.— llega Deborah a abrazarme. Trae puesto un vestido negro y los ojos rojos. Asiento, mientras paso mi mano por la falda de mi vestido negro. Escucho que sigue diciéndome cosas pero no oigo. De repente, tengo que salir de aquí. Me levanto de la silla en la que me encuentro, y sin decir nada salgo del funeral. Corro por el pasto afuera de la casa, tirando mis tacones ahí. Llego a la acera y corro aun mas fuerte, sin dirección alguna. Al darme cuenta que llego al pequeño puerto del pueblo, voy hacia el malecón. Inhalo el aire del mar salado y comienzo a llorar. Y así, duro horas caminando por la orilla de la playa hasta que oscurece y me obligo a ir a casa de nuevo.
*
Despierto de golpe de mi siesta de toda la tarde, cuando mi celular vibra escandalosamente en la mesa de cafe.—¿Hola?
—¡Paula! ¿Donde estabas? ¡Te llame y envíe muchos mensajes!— es Zack y suena completamente alterado.
—Lo siento, me quede dormida— me rió un poco por su reacción.
Escucho su risa.—Esta bien, ¿Iras a la fiesta?— pregunta.
—Si, ya le he avisado a mi tía que iré— escucho su sonrisa mientras me cuenta los detalles de a que hora pasara por mi y lo genial que es que vaya.
Miro el reloj y me sorprendo que sean las 7 de la tarde. Decido cambiarme por algo un poco mas alegre, que es un pantalón, un suéter y botas, ya que hace un poco de frío. Me pongo un labial rosa pálido en los labios y me siento en el sillón a esperar a Zack que llegara a las 8.
Cuando por fin llega Zack, me encuentro con ganas de echarme a dormir.
La fiesta es en una casa en el centro, hay demasiada gente y Zack me guía entre todos hacia lo que parece la sala.
—¿Tomaras algo?— pregunta. Niego y el se ríe un poco. El pide algo para tomar y de repente llega una rubia con él. Se besan y sonrío incómodamente. –Ella es Paula.– me presenta y la rubia me mira de pies a cabeza. —Y ella es mi novia, Rosie.
—Hola— le sonreí y ella asintió sonriendo. La música esta tan alta que ya me duelen los oídos, ademas de que estoy vestida inapropiadamente, ya que todas llevan vestidos o faldas. Rosie trae puesto una falta pegada y un top que deja a la vista su abdomen con unas zapatillas.
—¿Bailamos?—preguntó Rosie. Zack se giro a verme y yo negué.
—Estaré bien, diviértanse ustedes.– asintieron y fueron a la improvisada pista de baile en medio de la sala. Hay una silla atrás de mi, así que decido sentarme un rato.
–¿No bailas?– alguien grita a mi lado. Miro a una chica de cabello negro y vestido blanco.
–No es mi tipo de música.– sonrío sin mostrar los dientes.
–El mío tampoco.– arruga su nariz y toma algo de un vaso rojo. —¿Como te llamas?–pregunta y se sienta a mi lado.
—Paula– Contesto. –¿Y tu?
–Sophia– me sonríe y se acerca mas a mi. –¿Con quien vienes?–pregunta.
–Con un amigo– miro hacia la dirección donde estaba Zack pero ya no lo miro.–Pero esta con su novia, ahora mismo.
—¿Vas en la universidad?– pregunta. Es molesto que pregunte tantas cosas pero ahora mismo es agradable hablar con alguien en este lugar donde no conozco a nadie.
–Si, ¿Tu también?– hace una mueca graciosa que me hace saber que si.– ¿Con quien vienes?
–Con unas amigas, pero ahora mismo no se donde están.–contesta y noto que esta un poco ebria. Se ríe un poco y dice.–De hecho, te confundí con una de mis amigas.
Me rió un poco solo por cortesía, para después mirar el panorama. Ya me quiero ir.
–Esta bien, Paula, me iré a buscar a mis amigas.– Se levanta y se baja un poco el vestido.
—¿Quieres que te acompañe?– le digo, después de ver que se tambalea.
–No te preocupes, estaré bien.- me guiña y sigue caminando.
—Cuídate,Sophia– le digo.
–Tu también, Paula– dice y se va.