La ola por fin se reunió
A la mañana siguiente, Abigail se paró muy temprano, su mamá ya estaba bañada y ya estaba lista para que la empezaran a maquillar y a peinar. Contrataron a un estilista y a una maquilladora para que fueran a su casa y las ayudaran a arreglar. Ha sido la mejor idea que pudo haber tenido Bibi y se lo agradecía ya que ella se encargo de contratarlos.
Mientras las damas estaban en sus puestos de belleza, Rodrigo se encargó de preparar un desayuno sencillo, jugo, fruta y unos sándwiches. El no estaba tan apurado como ellas, su arreglo era sumamente más sencillo y ya casi tenía todo preparado, por supuesto que la cámara era una de las cosas que ya tenía lista y a la mano.
Se tardaron aproximadamente 2 horas en terminar de arreglar a Carmen y a Abigail, pero la espera valió la pena, ambas quedaron espectaculares, Carmen se veía como toda dama de sociedad y Abigail estaba sumamente bella, con su cabello largó peinado en una linda melena y con un maquillaje sumamente natural, pero enfatizando sus grandes ojos cafés. Ambas mujeres salieron a vestirse inmediatamente, ya que Max, la pareja de Abigail, había quedado de pasar por ellos a más tardar a las 10:30 de la mañana.
Abigail tomó la bolsa de protección en donde se encontraba su vestido, era largo y rojo con escote en forma de corazón, de corte sencillo, con una abertura a uno de los lados y a la altura de la cintura un ligero drapeado, adornado por un serpiente enroscada, realizada en plata con incrustaciones de cristal. Se veía realmente despampánate.
A las 10:20 llegó un coche a la puerta de su casa. Un hombre alto, rubio, vestido con un traje impecable, y un rostro sumamente atractivo, tocó a la puerta de la casa de Abigail.
-Hola Abigail, buenos días. ¿Ya se encuentran listos?
-Max, hola si ya estamos listos, voy por mi bolsa y en un momento nos vamos.
Carmen y Rodrigo, quienes no conocían a Max, quedaron completamente impresionados de conocer a ese hombre tan elegante y tan guapo y Rodrigo quedó aun más impresionado cuando vió el BMW que conducía el aludido.
-Rodrigo, mamá, les presentó a Max.-Dijo Abigail
-Señora, un placer conocer a tan bella dama –dijo Max mientras tomaba la mano de Carmen – Rodrigo, un placer.
-Que caballero tan amable- dijo la mamá de Abigail, notoriamente halagada.
-Bueno, pues creo que mejor nos vamos, porque si no vamos a llegar tarde- Dijo Abigail, tomando a su mamá y conduciéndola al auto.
Max acomodó dos maletas pequeñas de Abigail, su mamá y Rodrigo en la cajuela. Hunter le había avisado a Abigail que la fiesta se iba a extender hasta el otro día, así que le pidió que fuera con un cambio de muda.
Adentro del vehículo, Max, ambiento el trayecto con música clásica, a leguas se veía que era un hombre sumamente culto.
-Max y tú ¿A que te dedicas?-preguntó Rodrigo.
-Trabajo en el Instituto Nacional de Bellas Artes, soy coreógrafo principal de la Compañía Nacional de Ballet.
Rodrigo se quedó como si le hubieran hablado en chino.
-Me imagino que ha de viajar bastante ¿no es así?- preguntó Carmen.
-Por favor señora, no me hable de usted, dígame Max y si le parece yo le diré Carmen.
-Jajaja ay claro Max como usted, perdón como tú gustes-Dijo Carmen sonrojada
-Y bueno contestándole a su pregunta anterior, si he viajado bastante, he conocido muchísimos países, la danza me ha dado grandes satisfacciones y enseñanzas.
ESTÁS LEYENDO
En la travesía de la ola
RomanceA veces el destino juega sus cartas de manera caprichosa. Eso lo supo Abigail cuando por simple suerte llegó a laborar con un grupo de Rock pesado. Una ardua laboral, una amistad sincera y el golpe del amor imprevisto, llenará la vida de esta protag...