Primer día de clases

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Y se acabaron las maravillosas vacaciones, en las que Adam no me organiza fiestas o citas con sus amigos y amigas, de regreso a la escuela, donde deberé soportar la insistencia de mi amigo por que consiga más amigos.

Me recibieron en el colegio como de costumbre, miras raras y rumores de mi extraña apariencia, lo consideraba normal, así habían sido los últimos 5 años de mi vida, bueno, cuatro y empezaba el quinto, me resigne a sujetar mi mochila con fuerza.

-¡Jacob! Ahí estabas, te estuve buscando

Era Adam que me hablaba desde un tumulto de fanáticas que lo rodeaban, las cuales se alejaron apenas me vieron, con disgusto, supongo que porque Adam dejó de prestarles atención en cuanto aparecí. Fue que cuando se alejaron vi a una chica al final del pasillo, de polo claro, mejillas sonrojadas, cabello marrón y largo, y unos ojos, verdes, que brillaban a la luz del sol, me quede mirándola, no se porque, hasta que se fue con otras dos muchachas.

- Tierra llamando a Jacob - me interrumpió Adam - ¿Qué miras que no me haces caso? Hola...

- Nada, el perfume de una de esas chicas que estaban contigo me confundió.

- Ajá, perfume, tu siempre te muestras indiferente con ellas, porque...

Adam fue interrumpido por un maestro que se nos acercó, el profesor Arturo de matemáticas.

- Señores, es mejor que vayan a sus salones pronto, su primera clase es conmigo y no quiero a nadie llegando tarde - dijo mientras me miraba con extrañeza.

- Claro profesor - respondí y fui corriendo al aula dejando a Adam hablando con una chica que se le acercó.

Llegué al aula y me deslumbró la luz de las ventanas, todas estaban abiertas, era un día soleado, y en los pasillos, no se notaba mucho, fue que cuando se me aclaró la vista, pude ver a aquella misma chica que vi a lo lejos en el pasillo, sentada, sola, en frente de la clase, pero mientras la observaba desde el marco de la puerta creo que fui muy obvio, porque ella comenzó a observarme con curiosidad.

- Hola - escuche una voz dulce y armoniosa que obviamente venia de aquella chica.

- Ho...ho...hola - mi nerviosismo era obvio, no pude ocultarlo.

Una risita provino de aquella chica, la cual se puso muy colorada, nos mirábamos, y yo sentí como si todo desaparecía a mi alrededor, de pronto ella se paró y comenzó a caminar hacia mí, *Haz algo* escuche una voz que me hablaba, estaba por presentarme cuando el profesor me asustó con su tono de voz.

- Sr. Jacob, ¿Puede darme el paso por favor?

- Claro profesor - me entregó sus libros e indirectamente me dijo que los llevara a su pupitre de maestro, o como muchos en el salón le llaman, el trono del dictador.

Aquella chica se apegó al profesor, y este sacó unos papeles de su maletín. Me senté al final de la clase y me puse a observar por la ventana mientras el resto del aula hacían de animales de zoológico.

- Alumnos, atención por favor, les quiero presentar a una nueva compañera que los acompañara desde este año escolar, puede que sea el ultimo, pero traten de recibirla con cariño.

- Hola, mi nombre es Alice, tengo 16 años, me gusta leer, los animales, la natación, y pues, espero que me puedan considerar su amiga.

Leer y natación, esas son cosas que a mi me encanta hacer, no pude evitar la emoción y mi boca hizo un gesto curvo, pero no para abajo como de costumbre, sino para arriba, hace tiempo que no lo hacia, creo que se llamaba sonrisa, fue extraño. Tengo suerte de que Adam no llegara porque hace rato que me hubiera estado fastidiando con aquella chica, es común de él insistirme en que consiga una novia, sobre todo si me miraba sonreír a ella.

Adam llegó y se sentó al frente, el único sitio restante estaba a mi lado, ya que suelen ignorarme.

Me puse cual tomate al que *Alice* se sentaba a mi lado, comenzó a rebuscar en su mochila y luego me miró.

- ¿Lo siento puedes darme un beso?

Me quedé atónito al oír eso y decidí preguntar.

- ¿Perdón, qué dijiste?

- Que si me podías prestar un lápiz olvidé el mío.

- Ah claro, toma - le di el mejor lápiz que tenia, uno al que casi nunca se le  rompía la punta.

Pasé el día mirándola de reojo, estaba a mi lado todo el día, y evite las mira de Adam para que no insistiera con sus boberías.

Salí del colegio y me dirigía a mi casa, entonces Adam se me acercó de vuelta.

- Oye te noté callado hoy, casi ni hablaste en clase, es mas te obligaron a participar y no dijiste nada - no puedo negar, que por estaría mirando a Alice me desconcentre demasiado

Creí que se habría dado cuenta de que estaba mirando a Alice, me estaba preparando por si lo mencionaba, para evitar la incomodidad del momento. por suerte llego la hermana de Adam, Alejandra.

- Adam, mamá me acaba de llamar, necesita que vayamos rápido - creí que no me había notado - Oh, hola Jacob, no te había visto.

- Estoy acostumbrado a que no me vean Alejandra, no te preocupes.

Me despedí de ambos y fui calle abajo.

Al llegar a mi casa hice las tareas y me puse a dibujar, un hobbie privado, ya que dibujo (no muy bien, lo admito), cosas al azar, la gran mayoría de mis dibujos estaban en las paredes de mi cuarto, representaban mis pensamientos filosóficos, como el porque vivir, o que pasa tras la muerte. Pero esta vez dibuje un corazón, que estaba negro y encadenado, y al lado, un hada morena de ojos verdes que trataba de liberarlo, era muy obvio lo que significaba.

Quizá es muy rápido, pero ella me gusta, no se casi nada de ella, pero creo que es porque me recuerda a Verónica supongo...

Se que decidí antes no hacerlo pero creo que este diario si será muy útil después de todo.

Todos se pueden enamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora