El

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Hola Ally:

No se si te guste oír (bueno leer) que estuve pensando en ti toda la tarde. Creo que a mi me comienza a molestar el hecho de que siempre estés mis pensamientos. No es que no te quiera en ellos, pero siento que a estas alturas ya no deberías de estar en cada uno de ellos. En estos momentos hay cosas que requieren mas de mi atención como la escuela, mis partidos de fútbol, Mikey que se ha vuelto a enfermar (una historia de la que después te escribiré), y por supuesto mi novia. Sin embargo tu eres alguien que nunca carece de importancia en mi vida. Así que como a eso de las ocho de la noche fui a dejarte mis apuntes de matemáticas. No te miento, tenia miedo de volver a ir a tu casa, tenía miedo de quien me fuera a abrir la puerta, tenia miedo de tu reacción al verme después de lo sucedido, simplemente tenia miedo de todo. Conforme mas me acercaba a tu casa, mas podía sentir mi pulso en las sienes, y en algún momento creí que mi cuaderno se me resbalaría de las manos de tanto que estaban sudando. Ya estando en la entrada de tu casa, no hubo vuelta atrás y toque el timbre. Transcurrió menos de un minuto y una pequeña niña de cabello negro rizado con ojos iguales a los tuyos me abrió la puerta con entusiasmo. Era tu hermana menor Andy.
- Hola Nath.
- Hola Andy.
Unos microsegundos antes de que le entregara el cuaderno, se escuchó un grito diciéndole a Andy que no debía abrir la puerta. Eras tu. Tu pequeña hermana se encogió de hombros y se alejó hacia la televisión de la sala de estar. Tarde en darme cuenta de que me estabas mirando fijamente. Tus ojos reflejaban tristeza y enfadado. Me sentí mal.
- Vine a dejarte mis apuntes de mate.-te dije.
- Gracias, pero ya te había dicho que no los necesitaba.- respondiste.
Me quedé callado sin saber qué decir. Sabía que los necesitabas pero no sabía qué hacer para que tú lo admitieras y tomaras los malditos apuntes. Supuse que sí tal vez me disculpaba los aceptarías, así que eso hice.
- Lo siento por lo que pasó en la mañana.
- No pasó nada en la mañana. Solo besaste a tu novia, eso es normal. La que te debe una disculpa por haber actuado así soy yo.
Me quedé impactado, no esperaba eso de ti.
- Entonces acepta mis apuntes, por favor.
Hiciste ese gesto tan tuyo de morderte el labio y aceptaste. Creí que me costaría más trabajo convencerte, pero algo en ti ha cambiado. Supongo que has crecido, porque aunque suene feo, tú nunca has actuado con madurez.
Volviendo a lo sucedido, después de que aceptaras te entregue mi cuaderno y antes de poder decir algo más dijiste gracias y me cerraste la puerta. No me sorprendió, así que solo me dispuse a volver a casa y heme aquí escribiéndote.
Después de todo estoy bien, porque sé que dado que ahora tienes mi cuaderno nos volveremos a ver y a hablar.
Te dejo, Mikey ha vuelto a tener otro ataque.
Te quiere Nathan.

Extraño esos díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora