ME INCENDIO... LITERALMENTE

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POV ______:

Las películas son unas malditas mentirosas... es en serio.

Siempre cuando ves al héroe entrando a una casa en llamas, el maldito puede respirar más o menos bien por los próximos tres minutos antes de toser, en mi caso no. Yo ya pasaba por un cuadro de crisis respiratoria o como se llame.

Luego de que la entrada se viniera abajo, tosiendo como loca me levante a duras penas y me abstuve de respirar del humo con la manga de mi camiseta. No iba a aguantar mucho eso quedaba claro, así que no me quedo más que encenderme. Otra vez. Aun cabía la remota posibilidad de que esta acción me de unos minutos más de vida, para encontrar a Abigail.

"Por favor, no sé cómo funcione esto.-Hable en mi memoria pensando en la niña que luego se volvió mujer dentro de mis sueños. Ella podía ser la clave de mis poderes aunque no la conociera.- Pero si el fuego está en mí -Pensé imaginando sus ojos, esos que producían una sensación cálida.- Por favor. Solo esta vez enciéndete a mi voluntad."

Y como por arte de magia, respondiendo a mi llamado, el fuego se produjo envolviéndome. Además que las otras llamas no me tocaban, camine subiendo las escaleras que estaban incinerándose y ese fuego... el que no era mío, se abrió dándome paso.

Cuando hube subido las escaleras se vinieron abajo. Y casi me llevan consigo si no saltaba. Rodee sobre el suelo ganándome unos buenos golpes en la espalda, asegurando la futura incomodidad del sueño de esta noche.

Claro, solo si sobrevivo.

Me encontraba en el segundo piso, el cual estaba cubierto de flamas junto con los departamentos que le correspondían. Me puse en pie y vi ambas entradas.

-¡¡ABIGAIL!! -Grité y nadie respondió. Decidí patear la puerta humeante de uno de los recintos, a ver si conseguía abrirla, no perdí tiempo en la otra vivienda pues su puerta estaba abierta y supuse que al iniciarse el incendio, su habitante debió salir aterrado.

"¿Cuántos seguros tiene la bendita entrada? -Pensé. Entonces vi mis manos luego el cerrojo.- Tal vez ocasionando más fuego podría entrar"

Pero ¿Qué tal si este no era el apartamento donde estaba la niña? ¿Qué tal si estoy perdiendo el tiempo y arriesgándome para nada? Ignorando las dudas y mi creciente miedo, decidí actuar.

Al momento de tocar el cerrojo el escenario cambio, atontándome un poco por la sorpresa.

Como si estuviera en otro lugar, vi la estancia sin estar repleta de fuego, toda pulcra, con dos plantas decorando la entrada. Una mano surgió de la nada y abrió la puerta, una niña pequeña de cabellos castaños entro dando brincos al departamento y lo que parecía ser mi sombra, la siguió.

Colgué las llaves en la percha donde después puse lo que debía ser mi abrigo, giré a la derecha y lo que se reflejó en el espejo me dejo sin aliento, en lugar de verme a mí misma solo encontré a una mujer madura... Era la mujer de traje que gritaba fuera del edificio por su hija hace unos momentos.

Al parecer veía a través de ella.

De repente se escuchó el sonido del cristal romperse y la mujer corrió mostrándome con sus recuerdos a una niña pequeña, que miraba al suelo con una expresión de pánico.

-¡Abigail! -Me sentí gritar pero lo único que salió era la voz molesta de la señora.- Ya te dije que me avisaras si querías algo. - Hable acercándome e poniéndome de cuclillas a recoger los pedazos de vidrio.- Aun eres muy pequeña no puedes estar en la cocina, es peligroso para ti.

FUEGO EN EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora