Capítulo I

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Llegué al colegio, un colegio nuevo, mi padre me quiso cambiar porque este quedaba más cerca de nuestro edificio.

El colegio era enorme, me encantaba, lleno de arboles, flores -a las cuales soy alérgica.- Tenía muchos bancos donde habían personas sentadas, estaba impresionada de como era. Si así es por fuera, ¿cómo será por dentro? Sonreí para mis adentros y fui al interior de la escuela.

Por suerte había una chica en la entrada de la puerta con una lista donde me indicó mi aula, quedaba en el segundo piso. Mientras iba a el lugar indicado me dedicaba a observar el colegio, en definitiva, era tan hermoso como por fuera.

Encontré mi salón, fue sorprenderte al ver lo vacío que estaba, no había ni un alma y en aproximadamente 20 minutos tendríamos clases, me senté en un puesto pegado a la pared que iba a la ventana. Se que lo malo de estar en la ventana es que en los días que hace mucho calor me voy a tostar, pero me gusta la vista.

Bien, han pasado 10 minutos y nadie llega, ¿acaso tengo hora libre y no lo sabía? Me iba a levantar hasta que vi a un chico entrar, apenas lo vi entrar sabía que tenía millones de chicas tras el, tenía novia y posiblemente un creído.

No lo digo porque tenía ese aspecto de chico malo, bueno, si lo digo por eso pero no solamente por eso, sino que era rubio, ojos verdes, pecas, tenía una cara de no me importa nadie y bueno, irradiaba eso.

El también se sorprendió cuando no vio a nadie, creo que no me notó, ya que ni cruzamos miradas, wao, soy así de invisible.

Se sentó unos puestos atrás, casi de último en la fila del medio, no supe que más hizo porque preferí no seguirlo con la mirada, sólo pude escuchar que dejó su bolso en la mesa y ya.

-Hey.

Ese sonido me sorprendió, andaba en mis pensamientos, y no sabía si alguien me llamaba o aquel chico andaba hablando por teléfono.

Pero al parecer si hablaba conmigo porque se me acercó y se sentó en la silla de al frente, mirándome fijamente.

Estaba con la cabeza baja, solo levanté la vista y el seguía mirándome fijamente.

Daba miedo.

-¿No sabes dónde están los otros? -me preguntó aquel rubio, tenía una voz fuerte y algo grave.

Negué con la cabeza.

-Esto es raro. -murmuró aquel chico, tenía el ceño fruncido y luego miró a la ventana, como buscando a alguien. -Eres nueva, ¿verdad? -dijo mientras seguía mirando por la ventana.

Yo asentí, el me miró como esperando una respuesta, volví a asentir. -Me llamó Parker y me dicen Park, ¿cómo te llamas tu?

Saqué de mi bolso mi pizarra que me regaló mi papá y un marcador negro, escribí mi nombre y luego se lo mostré.

Michelle.

El me miraba con el ceño fruncido cuando le mostré la pizarra con mi nombre, ¿tan raro es?

-¿Por qué no hablas? ¿Acaso tienes una hermosa voz que la cuidas para cuando cantas? -dijo con una sonrisa.

Negué, ojalá fuera así, borré lo que había escrito y escribí para luego mostrarle.

Nací muda.

Quisiera hablarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora