Capítulo II

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Park

Bien, sí, me sorprendió mucho que ella fuese muda, no es normal ver a alguien mudo en una escuela, no digo que ellos no estudien, pensaba que ellos iban a otro tipo de escuela y no uno "normal".

El año escolar será muy interesante con ella. Espero estar hasta que nos graduemos juntos.

El que ella fuese muda explica el por qué de la pizarra. ¿Cómo sería cuando le tocara hacer exposiciones, dramatizaciones?

Volviendo a el tema principal... Michelle, ahora que me doy cuenta sonó muy estúpido lo que dije respecto a que tenía una hermosa voz, pero oye, yo no sabía.

—Oh, pues, perdona, no sabía esa parte de la historia. -no la quise mirar a los ojos, miraba fijamente a la pizarra.

Ella suspiró y negó sonriente, hey, tiene linda sonrisa. Le correspondí la sonrisa y ella miró hacia los otros pupitres.

—Ya han comenzado clases y aún no ha llegado gente, ¿quieres ir a buscarlos? ahora no hay clases y nosotros aquí como los mimos idiotas esperando. —sonreí de lado y me levanté para buscar mis cosas, ella hizo los mismo y me esperó.

Fui donde ella y salimos del aula, Michelle es muy pequeña, no tanto como para llamarla pulga, pero sí lo suficiente como para usarla de apoya brazos o mueble, me llegaba por los hombros, oh Michelle, prepárate para el fastidio intenso.

En definitiva no había casi gente en los salones, de a mucho habían unas ocho o más personas, era gente que no conocía, gente extra, por así decirlo.

Michelle y yo salimos del colegio y escuchamos una bulla, la miré y corrí a donde provenía el ruido, cuando me acerqué lo suficiente, pude notar como muchas personas de nuestro año andaban en círculo y gritando, oh, una pelea.

Sonreí para mis adentros, quería entrar.

Me acerqué más para ver quienes peleaban y sin darme cuenta, ya estaba dentro de toda aquel alboroto.

Sonreí y cuando iba a dar un golpe a uno de los chicos que andaba provocándome se escuchó un grito de una señora mayor.

Mierda. La dueña del colegio.

El colegio tenía unos 47 años y la dueña era dura de sacar, ni enferma dejaba de faltar. Tenía un aspecto de esas viejitas dulces que se ven en las series estadounidenses; solo que no tenía nada de dulce. Era muy firme y cuando regañaba, huir no servía.

Estaba echa furia, tenía las mejillas coloradas, la mirada fulminante y una pose rígida, un poco más y echaba humo.

-¿Qué les sucede a todos ustedes? ¿Acaso viven en un rancho? ¿Son animales? No, son estudiantes, personas, no unos salvajes, unos animales. Todos ustedes, los que están peleando, los que están viendo, todos. -Hizo una pausa, pensando en algún regaño malévolo. -Se vayan de mi colegio, están suspendidos por dos semanas o hasta mas, yo llamaré a sus padres. -dijo con su voz firme, sin en ningún momento gritar, se veía tan calmada.

Apenas terminó de decir eso, todos, incluyéndome, reclamamos. Maldición, apenas y vi quienes estaban en el círculo de la pelea.

La directora solo nos miró seria, esperando a que nos calláramos. Nadie lo hizo hasta que ella alzó la mano en señal de silencio.

-No me importa. La decisión ya está tomada, nos vemos en dos semanas y si siguen reclamando, nos vemos en 3. -Se fue con orgullo.

Más de uno maldijo o dijo alguna otra cosa no apta para todo público. Recordé que estaba con alguien, y ese alguien era Michelle. Estaba con una cara de niña perdida y apenas sabía lo que había sucedido. Le toqué el hombro. -¿Nos vamos? -le dije a Michelle para que saliera de su mundo, asintió y caminamos.

Alguien no va a poder salir de la casa por un muy largo tiempo.

Quisiera hablarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora