- ¿Qué estás haciendo ahora? - me apoyé contra el mostrador, tratando de ver hacia el otro lado.
El día de hoy fue calmado, como era viernes no había demasiadas personas, así que la mayoría del tiempo nos lo pasamos descansado. Además Chloe, nuestra compañera de trabajo, no se había presentado hoy y a Skyler le cayó de maravilla. No le cae muy bien, me dijo que la pelirroja gustaba de mí - ya lo sabía perfectamente - cosa que no le agradaba lo suficiente. También remarcó que solo era de ella y no iba a permitir que ninguna perra -como la solía llamar- se me acerque nunca. Eso encendía un poco de esperanza en mí corazón.
Skyler estaba de rodillas en un rincón, hace ya un largo tiempo. Estaba tratando de ocultar algo. Cualquiera hubiera adivinado si la ven así de misteriosa.
- Nada, solo - se escuchaban los nervios en su voz y de repente el sonido de algo quebrarse me alarmó.
Mierda. Había roto otro plato en esta misma semana. Si no estoy mal, con éste era el tercero.
Rodee el gran mostrador, sin antes dejar mi libreta encima de el. Me agache a su lado apoyando mi mano en su espalda, haciendo que levante su cabeza. Pude notar que estaba aguantando la risa.
- Otra vez lo hice Brooklyn - comentó junto con una risa silenciosa, dejó caer su cabeza en mi hombro, no pude evitar sonreír - acabo de romper el tercer plato de esta semana, es un récord.
Negué con mi cabeza divertido. A veces pensaba que lo hacía a propósito, pero recordaba que se trataba de Sky y sabia muy bien, que no era buena con las cosas frágiles. Ni siquiera recuerdo porque la contrataron, ella misma le había dicho al jefe sobre que le era inevitable romper las cosas.
- De éste me encargo yo - murmuré juntando los restos del pobre plato que cayó en manos de Sky y terminó en mil pedazos - sabías muy bien que si rompias uno más te despedían - me puse de pie yendo hasta el tacho de basura, con los restos de porcelana blanca en mis manos.
- Lo se, pero es inevitable - dijo sentándose en el pequeño banco frente a la caja registradora - me distraigo con lo que sea y pierdo el control de mis manos - sopló un mechón de su cabello que caía sobre sus ojos - no soy buena en nada - apoyó su codo en el mostrador de madera y dejo caer su cabeza en su mano.
- No digas eso Sky, muchas personas son buenas en otras cosas diferentes a las que practican - me senté a su lado - por ejemplo, soy bueno en el deporte pero si me das un problema de matemáticas, probablemente mi cerebro estalle de tanto pensar - dije divertido, haciendo que riera, también lo hice - no te subestimes, recuerda en lo que eres buena y piensan que muy pocas personas pueden con eso, y que tu eres una de ellas - besé su mejilla.
- Deberían darte un premio por hacer sentir bien a las personas - me rodeó con sus blancos y frágiles brazos por el cuello - eres el mejor Brook - sentí un cálido beso en la parte de atrás de mi oreja.
La rodé con mi brazo y mordi mi labio inferior, conteniendo las inmensas ganas de probar sus delicados labios de una buena vez. Se separó de mi a una velocidad reducida.
- Muy hermosa su escena, pero podrían cobrar mi café y tal vez ahorrarme una multa, sólo digo - un señor mayor nos miraba con su ceño fruncido y algunos billetes en su mano.
- Lo sentimos - hablé sonriendole algo avergonzado. Nos levantamos de los bancos y agarré a Sky de su cintura corriendola a mi otro extremo - son vein...
- Ya lo se, mientras tu dabas un discurso emotivo me tomé el tiempo de leer el costo en la pancarta - dijo burlón a lo que reí, me entregó el billete y se acerco a mí - deberías invitarla a salir, señoritas como ella no se ven todos los días de tu vida, no pierdas el tiempo - volteamos a ver a Sky que escribía algo en su libreta tan distraída de lo demás, sonreí asintiendo lentamente - te lo aconsejo, de hombre a hombre - sin mas, salió de la cafetería dejandome con algunas dudas.
Después de un largo rato, oí el sonido del móvil en mi bolsillo. Lo saqué y apagué la alarma que indicaba las siete treinta pm, hora de irnos.
El último cliente se había marchado cinco minutos antes. Me acerqué a la puerta y volteé el cartel de abierto, que ahora decía cerrado. Sky seguía limpiando las mesas y acomodando las cosas. Fui a la parte trasera del local, donde se encontraban nuestras cosas y el baño. Me quité la camiseta que usaba cada vez que cumplía mi turno. Era gris y tenia un logo negro remarcando las palabras "Coffee Amazon". Dejé mi torso desnudo, mientras buscaba la remera que tenia cuando vine antes de trabajar.
- Ahora se porque a la muy perra le gustas - la voz de Sky sonó a mis espaldas, haciendo que me de vuelta - Brooklyn dime que cuando esta ella aquí no andas de striper frente a sus ojos - dijo algo enojada, se notaba por las arrugas en su frente.
- ¿No? - dije en voz baja, algunas veces lo hacía y no faltaban algunos besos desprevenidos de su parte. Guardé eso para mí, sabía que si se lo mencionaba, probablemente Chloe estaría muerta en este instante.
- ¿Que hay de malo? - dije restándole importancia - si un chico se te acerca dejaría que le hables - ¡mentira! Soy muy celoso si se trata de ella.
- ¡Cuentame otro! - dijo con una sonrisa sarcástica - los dos sabemos que no es cierto - se volteó y también se quitó la camiseta dejando al descubierto su espalda junto al sostén negro que tenia puesto.
Mente sana Brooklyn, no la veas, solo piensa en la modelo canadiense del otro día... No eso lo empeora. Me volteé y me cambié.
- Ya... Ya vámonos a la fiesta - me puse nervioso, ¡mierda! Skyler me tenia comiendo de la palma de su mano.
- ¡Vamos a divertirnos! - salió hacia la parte principal al igual que yo, cerramos la cafetería y caminamos hasta mi auto.
Si, auto. Media hora antes de venir aquí, Scott el mecánico me llamó diciéndome que ya estaba como nuevo.
Nos subimos, me puse el cinturón de seguridad y olbigue a Sky a ponérselo también. Conduje hasta el club "Harrison", tenia conocidos allí así que no habría problemas para entrar. Aparque el coche cerca de ahí y bajamos silenciosamente mientras caminábamos hasta la entrada. Pasamos dentro y el calor me invadió por completo. Entrelace mis dedos con los de ella, para no perderla, la tironee hasta la barra donde nos sentamos segundos después.
- Una cerveza y una coca cola - pedí por los dos, apoyó su mano sobre la mía captando mi atención.
- Hoy no, solo quiero divertirme - me sonrió y dirigió su mirada al chico de la barra - vodka - eleve una ceja sin poder creerlo.
Esta noche va a ser muy larga.
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Prohibido enamorarse de Sky.
RomansaSkyler Peyton, una chica de dieciséis años, nada fuera de lo común. Vive una vida algo normal. Después de la escuela, trabaja en un café junto a su mejor amigo Brooklyn. Quien está al pendiente de Sky, como los mejores amigos que son. Pero el no lo...