Ya era lunes nuevamente, odio los lunes, por si no sabían. Me levanté de la cama con mis ojos entre abiertos y arrastré mis pies hasta llegar al baño. Me duché y también lave mis dientes mientras lo hacía.
Rodee mi cintura con una toalla y salí del baño directo a mi habitación. Me fijé la hora, el reloj marcaba las siete y cinco, tenía tiempo ya que en mi escuela se ingresa a las ocho.Me vestí con mi muy característico pantalón negro ajustado, una remera gris el doble mas grande que mi verdadera talla y mis vans negras. Arreglé mi cabello. Cargué mi mochila en uno de mis hombros y me subí a la baranda de las escaleras deslizándome hasta llegar al living.
- Brooklyn cuantas veces debo decirte que no hagas eso - se quejó mi mamá mientras me mirada con el ceño frucido.
Abrí mi boca para contestarle, pero su mirada me decía que me quede callado si no quería recibir un castigo. Debo decir que tiene una leve obsesión con los castigos. Rompes algo: castigo, le contestas: castigo, respiras: castigo. Su segundo nombre debió haber sido "castigo" de hecho. Aun así la quiero igual.
- Ve a tomar el desayuno - dijo mientras guardaba sus cosas dentro de su brillante bolso Gucci.
No somos ricos, pero de cuando en cuando algo de dinero hay y esta vez le tocó a mi mama, la cual eligió su bolso de ensueño.
Tiré mi mochila al piso en el medio de la puerta de la cocina. Agarré mi tazón de cereal con leche y me senté arriba de la mesa a comerlo.
- ¿Y papá? - le pregunté con la boca llena, antes de entrar corrió la mochila con su pie a un lado.
- Se fue temprano a trabajar y me dijo que volvería muy tarde hoy - respondió mirando su móvil - si quieres ordena pizza, no tengo ganas de cocinar - sonrió.
- Bien, ¿no te dijo nada acerca de mi auto? - pregunté nuevamente. Se había enterado de que al auto se le pincho una rueda, entonces el me dijo que lo llevaría a arreglar y me diría si hay novedades.
- No cariño - arregló su cabello y beso mi frente - ya debo irme, nos vemos a las dos - salió de la cocina y después escuché la puerta principal cerrarse.
Deje todo en el lavavajillas, me puse la mochila en la espalda y agarre mi móvil entrando a Whatsapp.
- ¡Rubia! Nos vemos en la parada del bus, estoy saliendo para allá - le envíe un audio.
Salí fuera de la casa y cerré la puerta con llave. Bajé los pequeños escalones, pisando después el césped recién podado y camine por la acera dos cuadras más adelante se encontraba la parada. Mi móvil sonó, era un audio.
- Inútil ya estoy en la parada, apurate el bus no tarda en llegar - lo escuché e inconscientemente sonreí.
Ya casi llegando la pude ver sentada en el borde de la vereda. Corrí hasta ella, cuando estaba por la calle la bocina de un auto me sobresaltó.
- ¡Perdón! - le grite al conductor con una sonrisa, dirigí la mirada a mi rubia y me miraba divertida.
Llegue hasta detrás de ella e hizo que levantara su cabeza mirándome desde abajo, me agache besando su frente y después me senté a su lado.
- ¿Tu padre dijo algo sobre el auto? - preguntó mirándome con una sonrisa.
- No de hecho, se fue temprano y no va a llegar hasta media noche - rodé los ojos - ya sabes - hice una mueca mirando la calle.
Si todavía no se dieron cuenta, cuando mi padre llega tarde del trabajo, es porque se queda con su secretaria. Desde que me enteré, soy algo distante con el. No lo soporté así que le conté a Skyler. Me jode demasiado ver a mi madre haciéndole cariños o sus comidas favoritas, cuando de verdad no se lo merece. Incontables son las veces en las que estuve a punto de contarle la verdad a mi madre, pero se ve tan feliz y no quiero que esa sonrisa desaparezca.
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Prohibido enamorarse de Sky.
Storie d'amoreSkyler Peyton, una chica de dieciséis años, nada fuera de lo común. Vive una vida algo normal. Después de la escuela, trabaja en un café junto a su mejor amigo Brooklyn. Quien está al pendiente de Sky, como los mejores amigos que son. Pero el no lo...