Perros y café

Uno

Te encuentras acostad@ junto a un gran árbol en el parque, el cual se posiciona algo alejado de las demás personas, pues se haya "escondido" entre ciertos arbustos.

Estás feliz y tranquil@ escuchando música con tus auriculares, cuando sientes algo húmedo y caliente que toca tu mejilla.

—¿Pero qué...?— Dices sorprendid@.

Abres los ojos y ves a un perro sin raza específica que lame tu cara.

—¡Aisha! ¡Aisha!— Escuchas una voz femenina que se acerca y de entre los matorrales sale una chica que se aproxima hacia ti.—¡Aisha!—Dice la muchacha una vez que te ve.—¡Aquí estás! Disculpa, ¿mi perra te está molestando?—Pregunta, a la par que toma entre sus brazos al animal.

—Oh, no—. Contestas y observas más detenidamente a la joven frente a ti: es bajita, pero muy, muy bonita. A primera vista se podría decir que posee un aspecto "Adorable"

—Gracias por atraparla. La muy traviesa se zafó de su correa de algún modo y comenzó a correr como loca. Me llamo Sunny, es un gusto.

—Igualmente, Sunny. Mi nombre es TN y no hay problema.

—¡"TN" qué lindo!

—Gracias—. Sonríes.

—Sé que puede parecer precipitado, pero, trabajo en un café que acaba de abrir y la gerente nos pidió que le lleváramos clientela; no conozco a mucha gente por estos rumbos, así que...—Ella saca un tarjeta de su bolsillo y te la ofrece con una mano, mientras sigue cargando a su perra con la otra. —Sería un gusto que nos visitaras y será un gusto aún mayor atenderte.

Tomas la tarjeta, un poco extrañad@ por la repentina invitación.

—Gracias—. Dices.

—¡Sunny!— Oyes la voz de un chico que grita desde el otro lado de los arbustos.

—¡Ya voy!—Grita la susodicha.—Fue un gusto, nos vemos—. Finaliza y se aproxima al muchacho que la observa de forma impaciente.

—¿Por qué tardaste tanto? ¡Te he dicho lo mucho que me molesta que traigas a tus perros a nuestras citas!—Escuchas cómo le grita el muchacho en un nivel bajo, debido a la distancia.

—Lo sé, pero es parte de mi labor, debo sacarlos a pasear mínimo 4 veces por semana.

—¡Pues debiste escoger otro día! Vámonos ya—. Ordena molesto el joven y camina rápidamente, sin esperar a la nueva chica que acabas de conocer.

La muchacha voltea hacia ti y te dedica una última y cálida sonrisa, mientras agita una de sus manos; luego camina rápido para alcanzar a su acompañante...

2

Al día siguiente te encuentras aburrid@ en el sofá de tu casa, tratando de pensar en algo qué hacer, cuando recuerdas la tarjeta que recibiste ayer de esa joven con el perro...¿Cómo se llamaba?...¡Ah, Sunny!

Te diriges al cuarto de lavado y, de entre la ropa sucia, agarras los Jeans que usabas ayer para sacar la tarjeta que te habían regalado.

Miras la dirección que ahí indica y te alegras de saber que no está demasiado lejos de tu hogar.

Te arreglas y emprendes el camino al local.

Es un establecimiento rústico con un color verde que predomina la decoración, la fachada está compuesta por grandes ventanales que dan una vista panorámica del interior.

¡El lugar está abarrotado! Tal parece que los empleados no perdieron el tiempo con lo de buscar clientela.

Es un sitio amplio así que, a pesar de que hay mucha gente, la cual se arremolina principalmente en el mostrador; hay espacio suficiente para caminar libremente, mas andar con cuidado nunca está de más.