Luego de dos meses de discusiones y desacuerdos, al fin el grupo selecto de amigos está listo para emprender el viaje a la mítica isla de Pascua. Irreverentes, alocados y en busca de diversión y aventura, no les atraía la idea de viajar con sus demás compañeros a un tour por Europa.
Llegar a la isla no sería fácil. Requeriría tres aviones y dos escalas. Alaska-Los Ángeles-Chile-Isla de Pascua, lo que les tomaría casi veinticuatro horas de vuelo.
—Chicos, por favor. Estoy tratando de verificar que tengamos todo lo necesario. Si dejan de gritar por un segundo. Gracias.
Katherine fue la encargada de organizar los aspectos técnicos del viaje, ella odia los aviones, el sol, la arena y el desorden. Él único motivo que la impulsa es un hermoso chico de cabello negro con los ojos azules más impactantes que ha visto en su vida. Su enamoramiento por Matt se remota a tres años antes, cuando él tuvo la desfachatez de saludarla en los pasillos del colegio. Nótese el sarcasmo.
—Kathe. Por tercera vez, T.o.d.o. v.a. b.i.e.n., excepto el hecho de que el vuelo a Chile está retrasado por dos horas —bramó Matt un poco irritado por la intensidad de Kathe. Ella guardó silencio y se sintió devastada por la severidad de sus palabras.
—Genial, me arrastran a un viaje al otro lado del mundo solo para quedarnos varados en el aeropuerto —se quejó Sig, el hermano pequeño de Sam.
Sig, es diminutivo Sigmund. Sí, por Sigmund Freud. Su mamá lo obligó a ir al viaje con dos propósitos, uno cuidar a su hermana y el otro sacarlo de su habitación. Su idea de diversión es pasar el día jugando Xbox y montar patineta una que otra noche. Es quisquilloso. Su cabello es rubio y sus ojos son una réplica exacta de los característicos ojos miel de Sam.
—No estamos varados —replicó Sam.
—¿Y cómo le llamas a esto? ¿"Retraso calculado"?
Sam no quería que él viniera, pero era la única manera de que su madre le permitiría ir. Por lo general, ella es pacifica y alegre. Cuando se trata de Sig, toda cambia.
—Osita. Déjalo, solo busca molestarte —apuntó Carter abrazando a su novia contra su pecho.
Sam y Carter llevan un año juntos y son inseparables. Sus personalidades no podrían ser más opuestas. Ella es alocada, graciosa, ama el dulce y le encanta la moda hippie. Carter es tierno y maleable. Busca la armonía y la conciliación entre todos. Su único defecto, preocuparse en exceso.
—No es justo que tú puedas acurrucarte con Sam mientras mi novio está de gira. Lo odio.
—No digas tonterías Alex, tú no odias a Aaron. Y deja de ser tan asquerosa, ¿Coca-Cola y Nutella al mismo tiempo? Caerás en un coma diabético, nena.
Alexa le lanzó una mirada asesina a Sam antes de sentarse de nuevo. Aunque quiera enojarse, sabe que Sam tiene razón. Su novio es Aaron Marshal, el roquero más popular de Alaska, que casualmente comenzaría a grabar su nuevo disco este verano y, aunque tenía muchos deseos de acompañarla, estaría metido en el estudio por mucho más tiempo del que había planeado.
Luego de tres horas de retraso, los siete amigos estaban sentados en el avión rumbo a Chile, donde debían tomar un segundo vuelo hasta la Isla de Pascua. Britanny, la hermana gemela de Kathe, estaba muy inquieta. En días pasados, le advirtió a su hermana que esa isla escondía grandes misterios y tenía un mal presentimiento. Nadie escuchó a Britanny, ninguno de su extraño grupo de amigos quiso hacerlo.
—Kathe. Aun estamos a tiempo. Por favor —susurró a su hermana.
—Deja eso Brit, no va a pasar nada en Pascua.
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¡No de nuevo!
Science FictionUn grupo de amigos, siete para ser exactos, llevan meses planificando lo que han llamado el viaje de sus vidas. Cansados del frío invernal de Alaska, escogen una isla que les ofrece playa y diversión. Todo está preparado, pero nadie les advirtió que...