Capítulo 4

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Una figura, delgada con dos coletas castañas entró en mi habitación, era Katherine, mi hermana de trece años.

- Tu móvil está sonando- dijo tirándolo sobre mi cama.

- ¿Y por qué lo tenías tú?- pregunté mientras contestaba a Kelly.

Katherine se encogió de hombros y salió de la habitación.

- ¿Sabes quién me ha llamado? – preguntó Kelly entusiasmada a través del teléfono.

- ¿Theo James?- pregunté de broma.

- No, ojalá- respondió Kelly.

- Entonces no entiendo tanto entusiasmo- suspiré exasperada-. A ver, sorpréndeme, ¿quién te ha llamado?

- Ian- contestó y, sin verla, hubiera apostado por que le brillaron los ojos.

- ¿Y cómo es que tiene tu número?- pregunté algo alertada.

Ese chico era toda una caja de sorpresas, lo cual no me agradaba en absoluto.

- No lo sé- contestó como si nada- no se lo he preguntado.

- ¿Y cómo es qué no se lo has preguntado?

- Porque me ha llamado más la atención el tema por el que me ha llamado- dijo.

- Y, ¿por qué te ha llamado?- pregunté sin interés, el motivo por el que él la hubiera llamado me daba igual, pero ella me había llamado solo para contármelo, así que lo iba a hacer se lo preguntara o no.

- Me ha llamado para pedirme tu número- respondió y yo me quedé en absoluto silencio.

- Mira que idiota- dije intentando no reírme.

Sabía dónde vivía y había estado en mi puerta apenas un par de horas y su mejor idea para conseguir mi número de teléfono es llamar a mi amiga, desde luego, no tenía remedio.

De fondo en la llamada escuché como gritaban el nombre de mi amiga.

- Bueno me voy- dijo Kelly con su voz dulce de siempre- me llama mi madre.

Colgué el móvil y con él aún entre las manos me pregunte si finalmente Kelly le habría dado mi número al chico de ojos verdes. La intriga me invadía lentamente, pero sabía que si no quería que mis amigas comenzaran a formular teorías sobre mi interés hacia ese chico debía dejarlo pasar, pero no pude.

Abrí el WhatsApp, busqué una conversación en la que ponía Kelly y escribí:

"Oye Kelly, ¿al final le has dado mi número a Ian?"

Quité la música y cogí el libro que estaba leyendo: Cazadores de Sombras, las crónicas de Magnus Bane, de Cassandra Clare. Como no, Magnus era mi personaje de ficción favorito sin ningún tipo de duda, mi jusbano, como decía Evelyn.

Mi móvil interrumpió mi lectura y decidí ver quien osaba perturbar mi momento Magnus, era Evelyn.

"¿Estas haciendo algo? Me aburro, ¿puedes venir al parque?"

Decidí contestar:

"Nos vemos allí en quince minutos"

"Ok"

Metí el marcapáginas en el libro y lo dejé encima de la mesa. Cogí la pequeña mochila que solía llevar conmigo cuando salía, metí el móvil y las llaves y fui a la habitación de mi hermana.

- Me voy con Evelyn, llámame si pasa algo- dijo- y si papá y mamá vuelven antes que yo ponme un mensaje cuando estén en casa.

- Vale- contestó ella sin prestarme atención.

Cuando llegué al parque, a unos pocos metros de mi vi a una chica alta de pelo castaño, supuse que era Evelyn. Grité su nombre y ella se giró. Se acercó corriendo a mí y me saludó como si lleváramos una eternidad sin vernos. Nos sentamos bajo la sombra de un enorme árbol y empezamos a hablar. Mi móvil pitó y lo saqué para leer el mensaje de Kelly:

"Pues claro es un tío bueno que está interesado en ti"

Le conté a Evelyn todo lo de la llamada y que Kelly le había dado mi número al nuevo, pero me salté la parte de su visita a mi casa ya que me pareció del todo irrelevante.

- Que guay, tía, ese chico es muy mono.

- No lo conocemos de nada, podría ser un psicópata.

- Bueno, si es un psicópata como poco será interesante- rio Evelyn y yo puse mala cara-. Venga tía, el chaval está más que decente y como mínimo parece que quiere conocerte.

- No os habéis parado a pensar que tal vez solo quiera hacer amigos porque es nuevo y que cuando le de por preguntarle a alguien que no seáis vosotras por mi, pasará lo de siempre.

Evelyn se quedó en silencio, no se atrevía a negarme lo que yo ya sabía.

No volvimos a hablar de Ian ni del instituto en toda la tarde, como de costumbre. Cuando comenzó a anochecer nos despedimos y cada una tomo el camino a su casa. Estaba a punto de llegar cuando me escribió Kat:

"Ya ha legado mamá"

No contesté y después de dos minutos ya estaba entrando por la puerta de mi casa.

- Hola Yara- me saludó mi madre.

- Hola- contesté mientras subía las escaleras.

Me metí en mi habitación con la puerta cerrada y me tumbé en la cama en completo silencio, escuchando tan solo los murmullos de la gente que pasaba por la calle.

El día a día de una chica "rara"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora