Al fin sonó la campana del patio en aquel primer día de tortura. Me puse la sudadera más por placer que por frío y salí de clase junto a Kelly y Evelyn. Nos dirigimos a nuestra esquina del patio, donde nos sentábamos desde que estábamos en primero.
- Parece que vas a robar un banco- dijo Evelyn, lo mismo que me decía cada vez que me veía vestir entera de negro, lo que era bastante a menudo.
- Me da igual- contesté y las tres nos sentamos en el suelo.
- Bueno, ¿qué opináis del chico nuevo?- preguntó Kelly, la cual, estoy segura llevaba las tres últimas clases muriendo por hacer esa pregunta.
No la culpé, ese chico era lo más parecido a algo interesante que había ocurrido en nuestro curso desde que en primero de la ESO cuando Paola y Martina habían discutido en medio del pasillo y Paola, la más bruja de las dos, había sacado todas las cosas de la mochila de deporte de Martina, incluyendo un tanga rosa, tres condones y mucho relleno para el sujetador; y se lo había tirado a la cara después de mostrárselo a todo el mundo y de todo eso había un video.
- ¿Es que no sabes hablar de algo que no sean chicos?- pregunté de todos modos.
- Es que es la novedad- contestó ella- te contaría mis vacaciones como cuando éramos pequeñas, pero te vi ayer.
- Ya, pero...- mi frase se vio interrumpida por un balón que me golpeó la cabeza.
Cogí el balón y busqué de donde venía, si el curso ya empezaba así iba a tener que comenzar a asistir a clase con un casco. Como no, mis compañeros de clase eran los dueños del balón. Ian se acercó corriendo a buscar el balón y durante unos segundos disfruté pensando en lo capullos y cobardes que eran mis compañeros para enviar al nuevo a por el balón, seguro, sin avisarle de mi dulce carácter.
- Lo siento- dijo según llegó- ¿estás bien?
- Sí, estoy bien y dejar de tirar el balón hacia aquí porque a la próxima te juro que os lo hago tragar- contesté en mi habitual nube de simpatía.
- Bueno, somos unos cuantos y solo tienes un balón....- puse mala cara y él sonrió- Ahora en serio, lo siento...- hizo una pausa esperando a que yo dijera mi nombre.
- Yara.
- Bueno, pues lo siento Yara, pero Javier lo ha tirado el balón aquí a posta.
- Eres un ingenuo, si conocieras a Javier sabrías que no ha sido sin querer, por eso te ha mandado a ti a por el balón- dije riéndome del pobre chaval, y él que parecía inteligente....
Lo más probable es que si hubiera venido Javier le hubiera tirado el balón a la cara.
- Bueno, es que no conozco a nadie- dijo y sonrió mostrando unos dientes perfectamente blancos que casi podrían haberme deslumbrado.
- Pues ellas son Kelly y Evelyn- presenté a mis amigas.
Le devolví el balón y miré a mis amigas que parecían haber sido abducidas por un alienígena.
- Gracias Yara- dijo y sonrió a lo que yo le devolví la sonrisa como una estúpida.
- Ian vamos- le grita Javier desde donde le esperaban el resto de chicos, bueno, más bien esperaban el balón que él portaba.
- Bueno, adiós Yara, luego te veo- dijo y se fue corriendo.
- Mira ya has ligado- dijo Evelyn a lo que yo reaccioné golpeándome la frente con la palma de la mano para mostrar mi infinita frustración.
- No seas tonta, no le conozco y no se va a molestar en volver a verme, solo lo ha dicho para quedar bien.
- Pues solo se ha despedido de ti- añadió Kelly casi un poquito celosa.
- Porque estaba hablando conmigo- contesté como si fuera lo más obvio del planeta.
- Deberías molestarte en hablar con él- dijo Evelyn- parece simpático.
- A mí más que simpático me ha parecido ingenuo y si acaso educado- respondí algo harta de la actitud de mis amigas.
- Pues ha pedido perdón- dijo ella.
- Vas a flipar con lo siguiente que voy a decir, eso debería ser lo normal, que tú vas a pedirle el balón a alguien a quien acabas de golpear y le pides perdón- contesté ya a punto de gritarlas que ese chico probablemente era tan estúpido como todos los demás.
- Ya pero él no te ha golpeado- dijo Kelly.
- Pero quería que yo le diera el balón- respondí mordiéndome el labio para no gritar.
- Eres horriblemente negativa- dijo Evelyn.
- Soy realista no negativa.
Entonces llegó Pablo y se sentó con nosotras. Él era el único chico al que yo soportaba y probablemente mi mejor amigo ya que tenía la costumbre de contarle tooooodos mis secretos.
- ¿Cómo es que estas aquí?- preguntó Kelly.
- Os echaba de menos- dijo y yo no pude evitar reír.
- A tu equipo no le toca jugar ¿verdad?- respondí.
- Exacto- contestó.
En mi curso acostumbraban a crear tres equipos para jugar al fútbol y jugaban partidos a un solo punto el que ganaba seguía jugando y el que perdía se cambiaba con el otro equipo.
Entonces sonó aquel estruendoso ruido que indicaba que debíamos volver a clase.
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El día a día de una chica "rara"
Ficção AdolescenteLa historia de Yara es la de una chica de 15 años cuya vida estudiantil nunca ha sido sencilla, pero mejora en el curso de cuarto de la ESO con la llega de un nuevo compañero de clase que mejorará su situación, pero eso no dura eternamente y las cos...