c i n c o

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Cinco

Eran los últimos días, del primer trimestre y a un chico nuevo se le ocurrió cambiarse de instituto por una razón que realmente no sé.

Parecía distinto, no un estúpido como todos lo que se hacían llamar mis amigos.

Miro hacía alrededor, buscando un asiento vacío, y habían muchos por toda el aula, y hasta bancos dobles sin compañero –como el mío- pero el de todas formas decidió sentarse junto a Kira. Escuche que conversaban sobre videojuegos, anime y música. Yo también quisiera hablarle a ese chico.

Era rellenito, ni moreno ni pálido, ni alto –como yo- ni bajo –como ella- . Parecía común, un chico que no llama la atención ni quiere meterse en problemas.

No me gustaba como le miraba, más que asustada como cuando a mí me miraba, parecía asombrada cuando le miraba.

Y entonces lo vi, lo que jamás había visto.

Ella sonrío.

Ella le sonrió.

Y a mí me hipnotizó.

También lo noto, y rápidamente aparte la mirada. No quería que me viesen observando a la chica rara.


Al otro lado de la calleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora