Esta mañana era nublada, apenas veía por donde caminaba, y no podía ver si ella estaba en la calle que parecía aún más apartada.
En otras palabras, estaba nublado y los días como este no terminaban e agradarme. No podía ver absolutamente nada más que las tenues luces de los faroles, y no tenía la más pálida idea de si la chica estaba al otro lado de la calle.
Sentí como un cuerpo choco con el mío. Gire bruscamente para responder por el contacto, pero vi a una niña con una mueca graciosa. Respiraba agitada mientras sus dos colitas rubias se tambaleaban con el viento.
Suspire, justo a mi debía sucederme esto.
-¿Qué pasa?
-Perdona, es que no veía por donde caminaba. –Susurro para luego salir corriendo.
Seguí caminando pero antes de perderla de vista le grite. -¿Estas bien?
-¡Solo me escapo de mi hermana! –Grito la niña rubia de dos colitas.
Entonces la vi correr, en mi misma calle.
-¡Pau ben aquí! ¡Mama dijo que te quedes en casa!
Pasó por mi lado y sentí unas ganas inmensas de tomarle la mano para que pare de correr y caminase a mi lado. En este arriesgado día nublado.
Era tan jodidamente cursi que me resigne a seguir caminando como si nada.
Ese día, ella no vino a clases.
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Al otro lado de la calle
Fiksi RemajaDonde una chica escucha música pesada y piensa sin compartir su opinión; Y a un chico desinteresado en la vida, ella le llama la atención.