Parte I. Un sol mordaza
Y es que ha nacido muerto; tras la Tercera Guerra Mundial el mundo se volvió una pequeña flor silvestre, protegida por un joven capullo; se gestó su renacer con miel traída por las más dulces abejas, pero es que una avispa coló néctar caduco y vil en la planta que ansiaba despertar, viendo un campo que tenía plantadas calaveras y quemados libros. Por ello, la tierra que pisamos hoy es un feto abortado, el cual desde el Limbo lloriquea montado en la barca de Caronte e intenta con todas sus fuerzas lograr el perdón de Satán, convenciéndole de que merece vivir y no perecer en medio de la vigente batalla.
En arias y yermas dunas -donde las personas no se podían perdonar ni dejar de herirse-, la última lluvia había sido reciente y el verano tornó en un símbolo de oro azul; en medio del desierto un oasis cuidaba esa frágil flor, que era nuestra emergente nueva sociedad y, entonces, en soledad la semilla de nuestra humanidad tembló frente a un vehículo híbrido -modelo Spider-003- besando su pico de esquelético buitre, la pasó por encima y, sumiendo en sedimentados cristales de prejuicios nuestro ser, siguió su camino. Marchito, al igual que sus símiles. No podía pensar, con hojas incapaces de hablar y un inmenso amor al hombre, que no podría transmitir en forma de nuestra salvación; había nacido muerta.
-Señor, hemos localizado al sujeto doscientos setenta y tres, ¿cuál será el protocolo a llevar a cabo? -interrogó un Gusano del Imperio Censor, dictadura opresora y global que abarcaba todas las naciones por igual.
En aquel anodino reino de las arenas, bajo un sol cubierto por sucias nubes de CO2, vientos de cambio huían del gran predador lleno de científicos y un mercenario listo para prender fuego a la raíz de esta diminuta secuoya, progenitora de la piedad.
-Activad el módulo Vulcan. No quiero mancharme las manos de sangre esta vez -ordenó el Capitán Gladius con un tono amable y de voz dulce, abriéndose la gabardina gris a juego con sus cabellos cortos y meridionales, entre la negrura y la porte albina, acompañada de sus ojos de caramelo, hechos con mucho azúcar y sangre de inocentes.
La brisa besó con dulzura a la flora y se acariciaron con simpatía, provocando que aquel diente de león volase magullado hacia el tren Hawk, que era perseguido por el malevolente vehículo puesto que un criminal, llamado Over, se hallaba a bordo disfrazado. Sylph pactó en un sopló con el último simiente de la madre Gaia, y éste levitó en busca de esos vientos de cambio que se olían con un inaudito sexto sentido. Y, yo, canto esta novela como prueba de que un mundo bueno vivió, colapsado e infectado por el escéptico hielo de nuestro egoísmo, visto el planeta con ojos que no llegaban más allá de nuestro propio ombligo.
-Pero, señor, eso no solo acabará con el sujeto que buscamos, ¡sino con todos los pasajeros! -puntualizó desesperado uno de los doce Gusanos, enfundados en sus blancas armaduras imitadoras de batas, que eran a prueba de balas.
Entre pantallas holográficas que mostraban brutalidad por parte de los Censores -pateando la cabeza de inocentes con hijos antes de dispararles-, todos tragaron saliva atragantándose con su absurda existencia e impotencia, cuando un silencio atroz invadió la sala. Sembrada la rabia, un mero tic en los rasgados ojos de Gladius, la hoz de la locura segó el fruto de los que no tienen nombre y estalló como un volcán.
-Número cuarenta y siete -nombró, aunque era el sesenta y cuatro a quien se refería, mientras se quitaba las translúcidas lentes-, ¿Sabes cuál es la única debilidad de Over?
-Bu-bueno... -pausó, intentando no mirarle a su terroríficamente alegre rostro- en la novela-documental Vaticano Óseo se hace referencia a que sus armas son hechas a partir de fragmentos de sus increíblemente resistentes huesos, ergo posiblemente repuso los huecos que dejó al arrancarse trozos de su ser con algún metal y...
Antes de poder responder, su cabeza fue estampada contra una pantalla que se rompió por el tremendo impacto, dándole una descarga que abrió ampliamente sus fauces; diez Gusanos salieron de la sala, uno de ellos había colocado forzadamente unas esposas al rebelde antes de huir, y el que se quedó hizo fuerza de palanca con sus manos para mantener abierta esa bocaza.
-Exacto, algún metal y, ¿acaso no puedo derretirlo con un disparo desintegrador del Vulcan? Para luego bajarme de este vehículo de mierda que comparto con escorias como vosotros -cogió aire, posiblemente todo el de la sala, y preparó un grito atómico- ¡Y aprovechar los huecos dejados por el metal derretido para romper en mil pedazos a Over de una puta estocada! ¡¿Lo pillas?! -dijo tornando su mano izquierda en unas tijeras con su habilidad de metamorfosis y, a continuación, la introdujo entre mandíbula y mandíbula para sacar, entre cuantiosos hilos de sangre, una lengua cortada en seco por una tajada.
Entre secos gemidos de dolor y lágrimas carmesíes, el revólver militar de Gladius se desnudó librándose de su cartuchera de cuero marrón; sin tumba, y es que ni siquiera habría un nombre que colocar en ella, el cuerpo se desplomó sufriendo convulsiones y, con espuma en la boca por la descarga de la pantalla sobre la que se desplomó, agujereado entre las sienes por una impura bala mordió el polvo.
-Él gana, vamos a entrar ahí dentro y ejecutar a todos los pasajeros uno por uno, ¡y cuánto más lento y agonioso les sea mejor! -exclamó entre carcajadas con sus asiáticos ojos abiertos de manera antinatural, próximos a salirse de sus órbitas- ¡Coged vuestras armas más calientes y secuestremos como piratas ese jodido tren!
Las puertas mecánicas de la censura se abrieron como si hubiese salido un nuevo juego de Rockstar Games -creadores de GTA o Manhunt- en Australia y los censores corriesen a ponerle pegas. Ahora, censurados todos los libros, series y películas sin ni el más mínimo atisbo -explícito o sugerido- de violencia, sexo o relaciones homosexuales, era una nueva era en la que iba más allá de la cultura; una lengua cortada era una sutil mordaza, unas flechas en los ojos un cinturón de castidad visual y, la ablación del clítoris o unos testículos cortados, una mera rutina en los hospitales con cada nacimiento para evitar la proliferación de la lujuria.
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Croma
FantasiaHacía ya veintidos años desde el asesinato de Kim Jon-un que desató la Tercera Guerra Mundial y solamente siete desde que terminó; tras el llamado Tratado de Seúl, realizado en el 2037, ambas Coreas -Norte y Sur- se unificaron en una única nación de...