Una sombra del ayer

Se mira pero no se toca

Eran las 5:30 y podía ver la imagen de mi madre una y otra vez, rondando por mi cabeza. Ella estaba llorando y me pedía que perdonara a papá. Siempre había tenido esa capacidad de hacer parecer que las cosas eran tan fáciles..

Abro los ojos de golpe y me inclino hacia delante en la cama, estoy empapado en sudor y sin darme cuenta, me he dado un cabezazo.
Jamie, me observa desde su cama, donde ríe a carcajadas.

Buenos días, bello durmiente. Hoy empieza tu nueva vida. -comenta con su aire de rebeldía, muy natural en él.-

He de decir, que de aquella mañana sólo se me quedaron tres cosas metidas en la cabeza, y yo, como un idiota, me encargué de olvidar la primera y la más importante.

Esta, es Diana, mi preciosa novia.
-estabamos los tres en el porche del internado, donde la lluvia del día anterior habia dejado paso a un sol brillante y cálido. Mi compañero me había llevado a conocer a su novia y mi reacción había sido pésima.-
Eh..esto..Hola, Diana.
-la chica tenía unos 17, metro setenta de altura, curvas de escándalo, cara redonda y delicada enmarcada en un bonito y largo pelo castaño claro. Sus ojos eran tan azules y profundos como el mismo océano y su sonrisa..-
Lo sé, lo sé. Es la más guapa que hay en 200 kilómetros, y es mía. Se mira pero no se toca.
-el tono en que lo dijo, y la forma en la que la agarró por la cintura me dió náuseas, aún así, era demasiado pronto para juzgar a aquel chico que la vida no había tratado bien, como mal novio. Ella parecía encantada y cuando me saludó, intenté fingir una sonrisa. Esa era la primera, y la más importante.-