Los dulces del conejo

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¡Hey, tienen que ver esto! - dijo Greg moviendo sus brazos hacia todos lados como es de costumbre cuando habla.

¡Espérenme! No me dejen sola, no parece muy seguro andar en lugares como este un día de Halloween... - murmura Maia de mal humor, aunque preocupada también.

Todos entraron en bola en aquella tétrica casa victoriana adosada, era muy vieja pero tenía aspecto de estar frecuentada...

Terrorífico, ¿no? - dijo Greg con una sonrisa de "soy genial, lo sé".

¿Es seguro?... Digo, ¿no hay nadie aquí?- pregunta Coley jalando las mangas de su vieja chaqueta para cubrirse las manos... Era una noche muy fría de Halloween.

Es cierto, ¡este no parece exactamente un sitio abandonado! - recalcó Danika en regañadientes. - miren... dulces... Creo que no somos la única visita de hoy.

¡No no no! El lugar está solo, ya había venido antes hoy, los dulces son míos - Informó Greg, otra vez con su exagerada manera de mover los brazos.

No te voy a dar los dulces... - dijo Danika con una sonrisa traviesa - me encantan lo bombones cubiertos de chocolate.

Pero Greg, ¿qué demonios hacías tú en un lugar como este? - pregunta Coley con su famoso ceño fruncido.

Es cierto, eso es extraño incluso para ti - añadió Matt junto con una pequeña risa.

Oh, pues - iba a empezar Greg cuando de repente...

¡AAAHHH!!!

Es Maia - rápido aviso Danika a todos.

Entonces como si un fantasma los persiguiera, todos corriendo y chocando por los pequeños pasillos de la casa, fueron a dirección en donde provenía el grito. Volteaban hacia la derecha (una estancia vacia) y nada, volteaban hacia la izquierda (un baño bastante descuidado) y nada.

¡En la cocina bola de idiotas! - gritó Maia más tranquila.

Ella no estaba en problemas, lo cual tranquilizo a los chicos, entonces desapareció la necesidad de correr, aún era demasiado tarda ya que, todos llegaron con respiraciones agitadas y un corazón bastante palpitante.

Maia, ¿qué sucede? - Matt llegó por último muy preocupado - nos espantaste.

Yo también estoy espantada... No son los únicos... - dijo Maia triste apuntando con la luz de su celular hacia lo que parecía un conejo.

Pero no un hermoso y peludito conejo que abrazarías, te aseguro que no lo abrazarías... en realidad... el conejo estaba muerto, era muy grande y básicamente en putrefacción y no solo eso... Le habían arrancado el pelaje de varía partes del cuerpo, moscas estaban rodeando su barriga, la cual estaba abierta como si la hubieran cortado desesperadamente, uno que otro órgano asomándose (desintegrados e inservibles), pero eso no era lo peor, también habían dulces ahí, como si hubieran tratado de rellenar al conejo como una piñata, este aún tenía los ojos y la boca abierta, como si estuviera gritando.

¿Quién demonios haría algo así? Te preguntarás...

Mejor quédate con la duda.

¡Dios mío! ¡Huele de la puta madre! - gritó Matt, otra vez siendo el último en ver. - ¡madres! ¿Qué pedo?!

¡Matt! - reclamo Maia.

Esto es repugnante, ¿quién haría algo así? - preguntó Coley con una mirada de sufrimiento, lo que presenciaban todos era tan triste y escalofriante que hasta ellos podían sentirse culpables de no haber podido hacer nada por ese conejo.

Esto no es justo, tenemos que saber quién hizo esto - Maia empezó a llorar en los brazos de Matt - ¿por qué existe gente tan cruel? ¡No lo entiendo!

¡Cuando los encuentre les voy a dar unos putasos! - dijo Greg enojado, más para los demás que para él y sus principios, solo quedar "bien".

Greg, no. - dijo Coley bajo, ella sabía cuando era y no era necesario hablar y en este caso, no era necesario haber actuado como Greg, en realidad fue un poco irrespetuoso.

Chicos, no creo que haya algo que podamos hacer - dijo Danika.

Pero, mírenlo, lo torturaron, no podemos irnos y hacer como si no hubiéramos visto nada - reclamo de nuevo Maia - llamen a al policía, hagan algo.

Ellos no harán nada - dijo Coley - nunca hacen nada.

Qué tal si vamos a investigar, vayamos arriba, si nos encontramos con alguien... yo y Greg somos fuertes, le daremos una paliza al responsable, y ustedes chicas podrían llamar a al policía al instante. - dijo Matt serio y decidido, como si fuera la mejor idea.

No lo sé - murmuro Danika, Coley solo permaneció seria y con una mirada de inseguridad.

Me haría sentir más segura si revisamos el lugar - dijo Maia limpiándose las lágrimas.

Todos se dirigieron con sigilo hacia las escaleras, estas resonaban con pequeños chillidos, cuando finalmente subieron se encontraron con un pasillo, el ambiente era muy pesado, te hacía sentir que estabas en un espacio pequeño, la oscuridad invadía el lugar.

¿Quién primero? - preguntó Danika seria, esperando la respuesta de un valiente.

Oigan, yo me quiero ir, mejor llamemos a alguien con más experiencia - propone Coley.

Chicos, no, son unos gallinas - murmura malhumorada Maia.

Maia, espera, no vayas sola - dice Matt tras ella.

Entonces todos siguen a Maia, asomándose puerta por puerta, aunque eso no sirve de nada ya que los cuartos se encuentran en plena oscuridad, cada uno tiene su celular con flash para guiarse, pero estos no alumbran ni un 1/4 de la habitación, y entonces como si fuera imaginación de ellos...
Y ojalá lo fuera...
Se escucha un pequeño gemido de una habitación que acaban de pasar adelante, todos voltean con la boca abierta y temblorosos.

¿Qué es eso? - pregunta Maia pero nadie contesta.

Avanzan..
Avanzan..
Otro paso..
Otro más..
Jalan la perilla..
Empujan la puerta..
Asoman la mirada..


Horror.

La noche del rencorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora